El profeta Mormón era un hombre justo que vivía entre personas inicuas. De hecho, eran personas tan inicuas que Dios le dio el mandamiento a Mormón de no predicarles:
“Intenté predicar a este pueblo, pero me fue cerrada la boca, y se me prohibió que les predicara”. (Mormón 1: 16)
Mormón también registró:
“Mas yo permanecí entre ellos, pero me fue prohibido que les predicara por motivo de la dureza de sus corazones; y debido a la dureza de sus corazones, la tierra fue maldecida por causa de ellos”. (Mormón 1: 17)
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A pesar de sus circunstancias y entorno, Mormón continuó viviendo una vida recta e incentivó a su hijo Moroni a hacer lo mismo.
Al leer su historia y enterarme de la tragedia que vino sobre su pueblo, es fácil ver las similitudes con nuestros tiempos.
La buena noticia es que tenemos más ayuda y recursos que nunca para mantenernos en el camino del convenio. Si te sientes abrumado por la iniquidad del mundo y te preguntas cómo puedes seguir adelante, considera aplicar estos principios en tu vida.
Haz de tu hogar un refugio
Independientemente de las circunstancias de tu familia, necesitas hacer de tu hogar un refugio. Aquí hay dos citas que pueden ayudarte a comprender la importancia de nuestros hogares.
Élder Richard G. Scott:
“Muy dentro de nosotros necesitamos un lugar de refugio donde reine la paz y la tranquilidad, un lugar donde podamos descansar y recobrar las fuerzas con el fin de prepararnos para las presiones de la vida. El lugar ideal para tener paz es dentro de las paredes de nuestro hogar, donde hemos hecho todo lo posible para que el Señor Jesucristo sea su eje principal”.
Presidente Thomas S. Monson:
“Nuestros hogares deben ser mucho más que santuarios. Deben ser lugares donde el Espíritu de Dios pueda morar, donde las tempestades se detengan a sus puertas, donde reine el amor y more la paz”.
Entonces, ¿qué podemos hacer para que nuestros hogares sean un refugio y tengan a Cristo como fundamento? Prueba algunas de estas ideas:
- Asegúrate de que haya alguna imagen de Cristo en las habitaciones de tu hogar.
- Organiza consejos familiares en los que se establezcan metas inspiradas y se hable sinceramente sobre los desafíos.
- Ten cuidado con los medios de comunicación que se ven o escuchan en tu hogar.
- Reserva un lugar en tu casa para orar, estudiar y escribir en sus diarios.
- Invita a otras personas a tu hogar para servirles.
Mantente enfocado en la verdad de Dios
Muchas personas afirman saber o tener acceso a la verdad. Como seguidores de Jesucristo, creemos que recibimos la verdad del cielo.
Esto puede hacer referencia a la verdad de las Escrituras, la verdad de los profetas de nuestros días y, quizás lo más importante, la verdad de la revelación personal.
Cuando nos bombardean con consejos, opiniones y supuestos hechos, debemos tomarnos el tiempo para estudiarlos. ¿Esto se alinea con las enseñanzas de Dios? ¿Nos inspira a servir a los demás y hacer el bien? ¿Cuáles son las opiniones de los líderes y amigos de confianza?
Debemos buscar continuamente la verdad a nuestras preguntas y tomarnos el tiempo para absorber tanta información como podamos de fuentes inspiradas y equilibradas.
Encuentra el equilibrio en tus relaciones
Mientras Mormón seguía viviendo y luchando entre un pueblo inicuo, su hijo Moroni se vio obligado a huir.
Nosotros también enfrentaremos diferentes circunstancias en lo que respecta a las personas con las que nos relacionamos.
Hay momentos en los que las decisiones que toman los demás crearán una necesidad de separación y distancia.
Asimismo, hay momentos en los que podemos abrazar la caridad y vivir en armonía con aquellos que son diferentes a nosotros.
En oración, consulta con Dios y personas de confianza cuando surjan estas circunstancias. Decide qué es lo mejor espiritualmente para ti o tu familia.
En todas las cosas, recuerda la admonición de Cristo de amar a nuestros enemigos y ser una luz para el mundo.
Evita el pánico y el temor durante la preparación
Jesucristo prometió que si estamos preparados, no temeremos. Podemos prepararnos espiritual y físicamente para tiempos difíciles, lo que nos ayudará a controlar el pánico y la ansiedad.
Los hábitos constantes y fieles son un gran lugar para comenzar.
Asimismo, podemos aprender más sobre nuestra salud emocional y mental, y qué nos hace reaccionar de manera contraria a las enseñanzas de Dios.
Cuando estamos tranquilos y seguros, podemos usar nuestro albedrío con más claridad.
¡No pierdas las esperanzas!
El mundo seguirá lleno de maldad. Sin embargo, la luz de Jesucristo seguirá aumentando hasta que Él regrese.
Si bien todavía experimentaremos dolor, podemos mantener la esperanza.
¿De qué manera mantienes firme tu testimonio cuando las cosas parecen desmoronarse a tu alrededor?
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Aleah Ingram y fue publicado en ldsdaily.com con el título “How to Live Righteously in a Wicked World”.