Cada uno de nosotros ha tenido sus propias pruebas de fe y muchos de nosotros conocemos a alguien quien ha pasado o está pasando por eso en estos momentos. Algunas veces estas pruebas parecen como si fueran mucho más de lo que podemos manejar y perdemos la fe. Perder la fe es una herida del espíritu. El primer paso para sanar cualquier herida es identificar la herida, y para hacer esto se requiere observación e identificación de los síntomas.
Si bien esta no es una lista exhaustiva y ninguna de estas cosas por sí solas no te descalifican para todas las bendiciones del Señor, aquí están siete señales que tú, o alguien que conoces, puede estar flaqueando en la fe.
Las Muchas Renuncias
“Y después que hubieron probado del fruto, se avergonzaron a causa de los que se mofaban de ellos; y cayeron en senderos prohibidos y se perdieron”. (1 Nefi 8:28)
Como un niño que tentativamente prueba las aguas de una alberca con su dedo pulgar, muchos de nosotros sondeamos las aguas de la oscuridad para probar si la ira de Nuestro Padre Celestial se volverá o no en contra de nosotros. Usualmente, no vamos a ver relámpagos y tormentas del Señor, pero sentiremos una ausencia de Su espíritu.
Estas pequeñas caídas son manifestación de cuando las personas renuncian
- Asistir a la Iglesia
- Leer las escrituras
- Orar
- Asistir a las actividades
- Asistiendo al templo
- Hacer preguntas
- Hablar con el obispo
- Arrepentirse de nuestros errores y pecados
Cuando nos damos cuenta de que el renunciar está sucediendo, podemos instarnos a nosotros mismos, o a nuestros seres queridos, a probar las aguas del Señor. “Probadme (al Señor) ahora en esto” (Malaquías 3:10), y vean si Él no los bendecirá cuando guardamos Sus mandamientos.
Pérdida Del Conocimiento Espiritual
“Sí, y ¿cómo es que habéis olvidado que el Señor tiene poder de hacer todas las cosas según su voluntad, para los hijos de los hombres, si es que ejercen la fe en el? Por tanto, seámosle fieles”. (1 Nefi 7:12)
El conocimiento espiritual se gana por medio del trabajo duro y la diligencia, y se mantiene por medio de la fe y acciones en nuestras creencias. Mientras que es difícil verlo en los otros, nosotros podemos saber que estamos perdiendo el conocimiento cuando las cosas que alguna vez conocimos se vuelven vagas y distantes. Esta es una señal de que posiblemente hemos comenzado a alejarnos del camino que el Señor nos ha marcado.
Debemos ser constantemente diligentes en mantener nuestros almacenes de conocimiento espiritual dentro de nosotros mismos. Sí notas en ti mismo que estás comenzando a descuidarte, puedes considerar hacer cambios en tu estilo de vida que permita que el Espíritu esté más presente en tu vida. Es como un bibliotecario en tu mente quien te brinda conocimiento en momentos de necesidad.
Expectativas Del Conocimiento Perfecto
“Y ahora bien, como decía concerniente a la fe: La fe no es tener un conocimiento perfecto de las cosas; de modo que si tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas”. (Alma 32:21)
Con tanta doctrina en la Iglesia, es fácil estar desconcertado con todas las cosas que debemos aprender para apreciar completamente la plenitud del plan de Dios. No es infrecuente que en la iglesia, ó al leer las escrituras encontremos algo nuevo que nos asombre. Algo, que si bien probablemente es simple, lo veamos como una nueva y emocionante verdad.
El descubrimiento constante y la necesidad de seguir buscando entendimiento puede ser frustrante para algunas personas. Algunos pueden encontrar que hay muchas preguntas que quedan sin respuesta y se preguntan cuándo sabrán lo que significan. Ellos quieren saber todo desde las oraciones sacramentales hasta la localización exacta de Kolob. Mientras que algunas de estas cosas son buenas preguntas y divertidas para especular, la verdad es que no vamos a saber todas las cosas en nuestro tiempo en la tierra.
Mediante el estudio fiel de las escrituras, literatura avalada por la iglesia, y las palabras de los profetas modernos, seremos capaces de saber cosas y obtener inspiración del Señor, pero cuando moramos en preguntas sin respuesta, acabaremos perdiendo el enfoque en las, verdades simples y pequeñas que son el centro del Evangelio.
Ignorancia Doctrinal
“Abráis vuestros oídos para que podáis oír, y vuestros corazones para que podáis entender, y vuestras mentes para que los misterios de Dios sean desplegados a vuestra vista”. (Mosíah 2:9)
Recitar la doctrina y conocer la doctrina son dos cosas diferentes. Cuando era misionero en Argentina, una recién conversa le dijo a un compañero, “¿por qué debo seguir asistiendo a la iglesia si es tan simple?” ella procedió a decirle a mi compañero que si las lecciones misionales era todo el evangelio, entonces no había suficiente profundidad para sus preguntas y ella no seguiría asistiendo más.
Mi amigo, siendo un misionero sabio, regresó con esta conversa con un libro de “Principios del Evangelio”. El comenzó a mostrarle todas las cosas escritas ahí y le testificó de las profundidades de la sabiduría y el conocimiento que podría tener si ella seguía adelante con la iglesia.
Hay mucho que aprender del Evangelio. El Evangelio ofrece respuestas asombrosas a muchas diferentes preguntas y si conocemos la doctrina, seremos capaces de tener respuestas también. Si bien puede ser tan simple como: Fe, Arrepentimiento, Bautismo por inmersión, Recibir el don del Espíritu Santo, y Perseverar hasta el fin, podemos tener verdades eternas reveladas a nosotros a medida que observemos las palabras de los antiguos y nuevos profetas.
Prueba o “Evento Catalítico”
“Y ahora yo, Moroni, quisiera hablar algo concerniente a estas cosas. Quisiera mostrar al mundo que la fe es las cosas que se esperan y no se ven; por tanto, no contendáis porque no véis, porque no recibís ningún testimonio sino hasta después de la prueba de vuestra fe”. (Éter 12:6)
Las pruebas siempre están presentes a lo largo de las escrituras y son una constante en nuestras vidas. Constantemente se nos envía pruebas y desafíos y si no somos cuidadosos, pueden convertirse en catalizadores de fe. He leído historias de muchas personas quienes habiendo pasado por pérdidas similares, toman caminos muy diferentes. Donde una persona toma la muerte de un ser querido como un momento de reflexión sobre la familia eterna, otra persona ve la misma situación como una separación eterna, pierde la esperanza en el futuro y se aleja del Señor.
En épocas de pruebas, vuélvanse al Señor y pídanle por fuerza para superar lo que se ha puesto en su camino. Pidan por ayuda para entender porque esa prueba les está sucediendo y vuélvanse a las escrituras como guía para lo que deben hacer en reacción a los problemas.
Si es un ser querido el que está sufriendo, tómalo por la mano y muéstrale que hay una luz al final del túnel. Te sorprenderá lo que unas palabras amables pueden hacer para levantar el espíritu de alguien. Escúchalo, y si el espíritu te lo indica, comparte una experiencia similar y pruebas que te hayan sucedido en el pasado.
Dudar De Si Mismo y Humillación
“Podremos clamar todo talento y habilidad, a quienquiera que se otorgue, haciendo de ese modo la vida aquí más parecida a como es en el cielo”. (Jeffrey R. Holland).
Todos Somos hijos pródigos de Dios. Algunos de nosotros nos alejamos de diferentes maneras que otros, pero todos necesitamos regresar a Dios con “un corazón quebrantado y un espíritu contrito” (3 Nefi 12:19). Puede ser muy difícil regresar al Señor después de pasar un tiempo alejado de Él. Es un largo y doloroso camino, pero todos podemos hacerlo.
Una parte difícil de regresar después de haber ofendido al Padre Celestial y desobedecer Sus mandamientos, es enfrentar a tus amigos y familia a tu alrededor. Es muy difícil admitir que has hecho mal, porque sabemos que debemos hacer lo correcto. Esto es porque se vuelve muy fácil “comparar nuestros puntos débiles con puntos fuertes” (Dieter F. Uchtdorf).
Se nos ha “dado a cada uno [al menos un] don por el Espíritu de Dios” (DyC 46:26). ¡Usando este don y progresando son razones para celebrar! Deberían estar felices con el progreso que están teniendo. Cuando avanzas más adelante, te estarás acercando más al Señor. En vez de mirar alrededor hacia los otros y preguntar “¿Por qué no puedo hacer lo que están haciendo?” En vez de eso puedes decir, “¡Mira lo que he sido capaz de lograr!”
Puede ser beneficioso para ti hacer una lista por ti mismo, o para un ser querido en adversidad, enlistar tus/ sus logros y dones. Pégala en un lugar donde puedas verla cada día, así sabes que estás mejorando hacia una hermoso objetivo.
¿Que Debo Llevarme De Esto?
“Porque sé que quienes pongan su confianza en Dios serán sostenidos en sus tribulaciones, y sus dificultades y aflicciones, y serán enaltecidos en el postrer día” (Alma 36:2).
El primer paso para cambiar, es darse cuenta que necesitas cambiar. Cada uno tiene la habilidad, pero le puede tomar más tiempo a algunas personas. Aquí están algunas ideas principales que he escogido en las que te puedes enfocar para identificar áreas en las que puedes mejorar. A medida que ores y trabajes diligentemente, el Señor te guiará durante tus pruebas de fe para convertirte en un hijo de Dios más fuerte.
- Cuando nos demos cuenta en nosotros u otros estén renunciando, el Señor nos pide que “Probadme ahora en esto” (Malaquías 3:10) y que nos bendecirá cuando guardamos Sus mandamientos.
- El Conocimiento Espiritual se gana por medio del trabajo duro y la diligencia y se mantiene mediante la fe y las acciones de lo que creemos.
- Cuando nos moran preguntas sin respuesta, acabamos perdiendo enfoque en las pequeñas, verdades simples que son el centro del Evangelio.
- En momentos de adversidad, volvamos al Señor y roguemos por fuerza para superar lo que se ha puesto en su camino.
- En vez de mirar alrededor de otros y preguntar “¿Por qué no puedo hacer lo que están haciendo?” En vez de eso puedes decir, “¡Mira lo que he sido capaz de lograr!”.
- Podemos obtener revelaciones de verdades eternas mientras observamos las palabras de los antiguos y nuevos profetas.
Les sugiero fuertemente a aquellos que están buscando consuelo y guía con respecto a seres queridos que se han desviado del camino a leer este discurso de de James E. Faust.
Este artículo fue escrito por Braden Steel para lds.net y traducido al Español por Wendy Vianey Almazán Cano para mormonsud.com