La fecha real detrás de la celebración del nacimiento de Jesús, nuestro Salvador

nacimiento de jesús

Para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la época de navidad es un tiempo especial para conmemorar el nacimiento de Jesucristo.

Cada año, los Santos de los Últimos Días se reúnen con sus familias y amigos y recuerdan el maravilloso acontecimiento que cambió al mundo, recuerdan “al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre” (Lucas 2:12).

Al igual que otros cristianos, los Santos de los Últimos Días reconocen que sin el sacrificio expiatorio del Salvador y Su victoriosa resurrección, Su nacimiento en Belén no tendría el significado que tiene hoy para todos los que creen en Él.

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Por otro lado, la revelación moderna nos dice que la organización de la Iglesia el 6 de abril de 1830 ocurrió “mil ochocientos treinta años desde la venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo en la carne” (DyC 20:1). No obstante, aun con esa perspectiva, los Santos de los Últimos Días celebran “la venida de nuestro Señor y Salvador” el 25 de diciembre.

Entonces, si el nacimiento de Jesús es tan significativo, ¿por qué se celebra el 25 de diciembre y no el 6 de abril? 

La sencilla respuesta a esta pregunta es que, independientemente de si el 6 de abril es la fecha de nacimiento de Jesús o no, no hay ninguna razón de peso como para que los miembros de la Iglesia vayan en contra de una festividad cristiana firmemente establecida a menos que el Señor lo requiera de nosotros. 

Aquí te compartimos tres buenas razones por las que podemos sentirnos cómodos celebrando el nacimiento de Jesús en esta fecha tradicional.

1. Aparentemente José Smith aprobaba la creciente trascendencia religiosa de la festividad del 25 de diciembre

A pesar de los intentos de prohibir las celebraciones de Navidad por parte de los puritanos en Nueva Inglaterra, el lugar donde se alojaron los primeros colonos británicos en Estados Unidos, la Navidad en los días de José Smith continuó evolucionando pasando a ser una época de “convivencia popular” a una celebración religiosa. 

Aunque los registros de eruditos indican que los niños Santos de los Últimos Días de Nauvoo a principios de la década de 1840 asistían a la escuela el 25 de diciembre, a mediados de ese siglo la Navidad adquirió un significado más profundo en Estados Unidos y Europa.

Por ejemplo, el 25 de diciembre de 1843, el Profeta registró que había sido despertado alrededor de la una de la mañana por personas que cantaban villancicos. La serenata de “música celestial” causó en él “un estremecimiento placentero”, y agradeció a Dios por la visita y “los bendijo en el nombre del Señor” (History of the Church, 6:134). 

Esa misma noche, el Profeta disfrutó también de otras festividades. Su respuesta favorable a las celebraciones de Navidad nos sugieren que no vio nada que pudiera objetarse en cuanto a la festividad y su nueva trascendencia religiosa. 

2. Los Santos de los Últimos Días no tienen la tendencia a tomar posturas extremas en relación a asuntos que no son esenciales en lo que respecta al mensaje de la Restauración

El testimonio que uno tiene del nacimiento y la misión divinos del Salvador, y la decisión que uno toma en el camino del discipulado son de suma importancia. 

Teniendo en cuenta ese énfasis, no es de sorprender que, a medida que la Navidad se iba convirtiendo en una celebración con un enfoque más religioso a finales de la década de 1860, los líderes de la Iglesia no creyeran que fuera necesario oponerse a ella al promover el 6 de abril como la fecha principal.

El propósito era el mismo: celebrar el nacimiento de Jesucristo.

3. No es poco común que ciertos acontecimientos históricos se celebren en un día distinto al día en el que en realidad ocurrieron

Por ejemplo, a pocas personas en Estados Unidos les importa que la firma de la Declaración de Independencia se celebre el 4 de julio, en vez de ser celebrada en la fecha real el 2 de julio. 

El principio rector en tales situaciones es la intención. El espíritu de la celebración es lo más importante, no necesariamente la fecha precisa o los adornos tradicionales que la rodean. 

Encontramos un precedente en DyC 27: 2, donde el Señor nos dice que no importa lo que usemos para administrar la Santa Cena, siempre y cuando “lo [hagamos] con la mira puesta únicamente en [Su] gloria, recordando… [Su] cuerpo… y [Su] sangre”. 

Si esa concesión se nos da en el servicio sacramental, no es del todo sorprendente que suceda lo mismo con el nacimiento del Salvador.

El élder Bruce R. McConkie amplió esa perspectiva: 

corán

“Aparentemente, Cristo nació el día que corresponde al 6 de abril (DyC 20: 1), pero, no obstante, los santos se unen a las partes sanas de la celebración de Navidad.

Para ellos, la Navidad se convierte en una oportunidad ideal para renovar su búsqueda del verdadero Espíritu de Cristo y para volver a centrar su atención en la verdadera doctrina de Su nacimiento como el Hijo de un Padre Inmortal”. -“Mormon Doctrine”, (1966)

Lo que importa en realidad es que celebremos el nacimiento del Salvador y que nuestra devoción hacia Él esté presente.

Si por medio de la revelación se nos indicase que tanto la intención como la fecha correcta deben coincidir, con todo gusto haríamos el cambio; sin embargo, hasta que eso no ocurra, da la impresión de que la celebración en el día de la Navidad cristiana tradicional es aceptable ante el Señor. 

Fuente: Ensign

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