Los hallazgos fueron sorprendentes. Los hombres de fe realizan las tareas del hogar, como cocinar y hacer las compras, a un índice mucho mayor que los hombres progresistas que no tienen una afiliación religiosa.
Eso es según el estudio de la investigadora de la Universidad de Utah Claudia Geist, profesora asociada de sociología y candidata al doctorado Bethany Gull que se publicó recientemente en la revista internacional Social Compass.
Esto no causó sorpresa en algunos líderes, entre los cuales estuvo el rabino Shlomo Slatkin de Baltimore y Rich Schaus, quien dirige la Misión de Rescate del Evangelio en Muskogee, Oklahoma. Son hombres de fe que dicen que realizan muchas tareas domésticas.
“Como un líder cristiano, la primera persona a la que sirvo es a Dios, pero en segundo lugar está mi familia. Como resultado, debo dar el ejemplo y ayudar en la casa”, compartió Schaus.
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Así que Schaus hace la cena, lava los platos de manera rutinaria, cuida de sus hijos y limpia lo que ensucia. Si ve algo que debe hacerse, lo hace. Y a menudo le pregunta a su esposa qué necesita hacer porque no quiere que se sienta abrumada cuando ella llega a casa del trabajo, generalmente un poco más tarde que él todos los días.
Mantener la casa limpia por el bien de la familia también es un terreno familiar para el rabino Slatkin.
“Si bien en ocasiones [las tareas del hogar] me han causado molestia, he desarrollado el hábito de enfocarme en lo que Dios desea de mí en ese momento, independientemente de lo que prefiera estar haciendo”, dijo el rabino Slatkin, un rabino judío ortodoxo y consejero médico profesional que fundó “The Marriage Restoration Project” junto con su esposa, con sede en Maryland.
“Como un hombre de familia, hay mucho trabajo por hacer en la casa. Es algo que tiene que hacerse, alguien tiene que hacerlo y es muy probable que se necesite de más de una persona. Por esa razón me he vuelto una persona más orientada a la acción, más atento a las necesidades de mi familia”.
Todo parece indicar que encontrar hombres que afirman tener una fe fuerte y habilidades desarrolladas para los quehaceres del hogar es una tarea fácil de alcanzar.
“¿Y por qué no? No me parece absurdo en absoluto que los hombres de fe sean hombres de familia. La suposición de que ser un hombre de fe significa que ellos no mueven un dedo y que solo dictan estudios del evangelio y disciplinan a los niños me parece una idea un poco inquietante”, dijo Laurie DeRose, la profesora auxiliar de teología en la Universidad Católica de América, a Deseret News.
DeRose y su colega Anna Barren dividieron las posibles explicaciones detrás de la idea de que los hombres de fe no realizan las tareas del hogar en dos puntos.
“La primera es la creencia de que los hombres que pertenecen a una religión son misóginos, narcisistas y controladores; la segunda es que muchas personas entienden que la igualdad pone altas expectativas sobre los esposos y en los padres, sin reconocer que la fe hace lo mismo”.
El estudio
Claudia Geist estudió la división de las tareas domésticas y señaló que la religión con frecuencia se ha dejado de lado debido a aspectos económicos, de género y de otro tipo al examinar quién realiza ciertos quehaceres.
El enfoque de Gull ha sido la religión, incluidas las personas que pierden o abandonan su fe. Las dos investigadoras fueron las primeras en analizar cómo la fe de estas personas han afectado su participación en las tareas del hogar, dijo DeRose.
Los hombres que realizan tareas domésticas tienden a pertenecer a uno de los dos grupo establecidos, siendo el primer grupo hombres sin una afiliación religiosa e igualitarios, mientras que el segundo son hombres de fe centrados en la familia, dijeron Geist y Gull.
Eso no significa que todos los hombres de fe realizan tareas en el hogar, dijo DeRose, que no participó en la investigación.
La religión “podría motivarlos a ser hombres de familia sin que las tareas del hogar sean necesariamente parte esto. Lo que llevaría a las esposas a tener una sobrecarga de labores que luego comprometería su vida familiar. Lo que trato de decir es que [la religión] no hace que la participación de las tareas del hogar sea automática, sin embargo lo contrario no debería sorprendernos”, dijo.
Geist y Gull basaron su investigación en datos de 34 países utilizando la Encuesta Social Internacional de 2012, que tenía el estudio de qué tan creyentes son los hombres (determinado por la frecuencia con la que asisten a los servicios de adoración) así como también los datos sobre las tareas del hogar.
Gull destacó algunos de los hallazgos:
- Los hombres católicos y musulmanes son más tradicionalistas en la mayoría de los indicadores, realizando menos tareas domésticas que los hombres sin afiliación religiosa.
- Los hombres judíos compartieron tres de las cuatro tareas en el hogar de manera más equitativa con sus esposas.
- Los hombres que asisten a los servicios de adoración semanalmente lavan más ropa y realizan más horas de trabajo doméstico que los que nunca asistieron a dichos servicios.
- Los hombres en países calificados como protestantes no occidentales, católicos, cristianos ortodoxos, budistas y sin afiliación religiosa informaron una división más tradicional de las tareas domésticas que los hombres en las naciones protestantes occidentales, la cual incluye a los Estados Unidos.
Todos quieren ser vistos de manera positiva, dijo Geist, pero no hay razón alguna como para creer que los hombres o las mujeres estén propensos a exagerar sus esfuerzos en el hogar.
Entre las compras y los quehaceres del hogar
Derek Gillette, un escritor independiente cerca de Seattle y padre de cinco hijos, se describió a sí mismo como un cristiano que “sirve a su esposa” al ayudar con los quehaceres en parte porque Su Salvador ha perdonado sus pecados.
“Me sacrifico por mi esposa y le sirvo de muchas maneras, todas por un amor impulsado por el perdón. Esto incluye las tareas del hogar, cocinar, limpiar, todo lo necesario para que el hogar funcione bien”, expresó.
Dijo que trabaja de forma remota y ella educa a los niños en casa, por lo que sería fácil para cualquiera de los dos decir que están demasiado ocupados para realizar las tareas de la casa, pero no es así. Por el contrario, hacen lo necesario en agradecimiento a sus muchas bendiciones.
“Esto crea un amor hacia Cristo, que nos lleva a un cambio en nuestra voluntad, que se expande en cada área de nuestras vidas, incluidas las tareas del hogar”, dijo Gillette.
Geoffrey Breedwell y su esposa dividen las tareas en función de sus aptitudes. La pareja, que vive en Nashville, llegó a un acuerdo en esto cuando se casaron hace 11 años.
“Mi fe juega un papel importante en esto. La mayor parte de la razón por la que limpio es para mantener la paz dentro de la casa. Efesios 5 es nuestra referencia para esto, ya que Pablo aconseja a las parejas casadas a someterse el uno al otro en amor. Realizamos los quehaceres necesarios en la casa en amor” , dijo Breedwell.
En ocasiones su esposa y él no sienten mucho agrado por las tareas del hogar y cuando sus hijas se quejan de hacer las tareas del hogar él les dice: “A nadie le gusta los quehaceres del hogar, pero es algo que tenemos que hacer”.
Si bien puede que a él tampoco le gusten las tareas del hogar, Schaus dijo que le gusta lo que sus esfuerzos contribuyen en términos de tiempo en familia.
“Hacer mi parte e invitar a mis dos hijos adolescentes a participar de los quehaceres también ha hecho posible que tengamos noches increíblemente serenas en nuestra casa”, dijo Schaus, el padre de Oklahoma. “Una vez que los platos están limpios, todos pueden relajarse y disfrutar de la compañía de los demás”.
Fuente: Deseret News