¿Alguna vez te has encontrado en una situación en la que otros cuestionaron tus creencias? Desafortunadamente, estas situaciones tienden a ser acaloradas y polémicas.
Cuando algo que amamos está siendo atacado, queremos levantarnos en defensa de ello. ¿Cómo podemos defender nuestras creencias sin ponernos a la defensiva y sin enojarnos?
Estas cinco ideas nos ayudarán a compartir nuestro testimonio mientras mantenemos el espíritu de Cristo con nosotros.
Trata de ver a los demás como amigos, no como enemigos
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Aunque tengamos la intención o no, podemos juzgar apresuradamente a aquellos que tienen puntos de vista diferentes e incluso antagónicos.
Los deshumanizamos. Ya no los vemos como seres humanos razonables que se esfuerzan por hacer el bien. Se convierten en enemigos con motivos ocultos.
Si bien habrá casos de oposición absoluta, la mayoría de las personas que conocemos en nuestra vida cotidiana deben ser consideradas como potenciales amigos, en lugar de enemigos.
Al hacer eso, invitamos a un espíritu de caridad y gracia a nuestras conversaciones.
Empieza por escuchar con empatía
A nadie le gusta sentirse despreciado o burlado. Si alguien se siente escuchado, es más probable que se mantenga tranquilo y receptivo.
Podemos salvar muchas divisiones buscando comprender el punto de vista de alguien.
En lugar de pensar en tu respuesta, concéntrate en lo que dice la otra persona.
Haz preguntas para confirmar que comprendes lo que te están diciendo. Cuando sea posible, menciona las cosas que tienen en común.
Cíñete a verdades doctrinales simples
Con frecuencia, en un esfuerzo por respaldar nuestros puntos de vista, deseamos usar argumentos acalorados o emocionales, que probablemente sean más un producto de la ofensiva que de la defensa.
Las declaraciones simples de la verdad y tu testimonio son las más efectivas.
Cuando sea apropiado, las explicaciones breves sobre experiencias personales también pueden ayudar a otros a comprender por lo que has pasado y cómo tu sistema de creencias se relaciona con ello.
Acepta que no tienes una respuesta
Si no te sientes preparado para responder una pregunta, sé humilde y admítelo.
Sin embargo, di que sabes que Dios proporciona respuestas y claridad, y que te encantaría continuar la conversación cuando tengas más información.
Si es así, considera la posibilidad de recomendarle a esa persona un sitio web relevante de la Iglesia o a tus misioneros locales.
Enfócate en la conexión, no en la conversión
Con frecuencia, los argumentos que tenemos en la actualidad se centran en convertir a otras personas a nuestra forma de pensar.
Queremos convencer a la gente de que se sienta como nosotros.
La mayoría de las personas no cambian de opinión después de una conversación.
En lugar de ello, concéntrate en establecer conexiones.
Hazle saber a la otra persona que deseas comprenderla mejor y que ella te comprenda a ti.
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Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Aleah Ingram y fue publicado en ldsdaily.com con el título “5 Ways to Defend Your Beliefs Without Getting Defensive”.