En Doctrina y Convenios 93, aprendemos que, durante su vida terrenal, Jesucristo “no recibió de la plenitud al principio, sino que continuó de gracia en gracia, hasta que recibió la plenitud”.
Se nos promete que podemos crecer de gracia en gracia a medida que sigamos los pasos de Cristo, y eventualmente recibir una plenitud de gloria y verdad en nuestro hogar celestial.
¿Qué significa crecer de gracia en gracia? ¿Cómo podemos avanzar en nuestro progreso eterno con fe en nuestras limitaciones y tropiezos?
Estas seis citas pueden ayudarnos a tener una mejor idea.
“Sed, pues, vosotros perfectos… con el tiempo”, Jeffrey R. Holland
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“Ruego que no dejemos que nuestras imprudencias humanas y las inevitables flaquezas de aun los mejores hombres y mujeres a nuestro alrededor nos vuelvan cínicos sobre las verdades del Evangelio, la veracidad de la Iglesia, nuestra esperanza por el futuro o la posibilidad de la divinidad.
Si perseveramos, en algún momento de la eternidad nuestro refinamiento habrá terminado y será completo, que es lo que en el Nuevo Testamento significa la perfección.
Testifico de ese gran destino, puesto a nuestro alcance mediante la expiación del Señor Jesucristo, que también continuó ‘de gracia en gracia’ hasta que en Su inmortalidad recibió una plenitud perfecta de gloria celestial.
Doy testimonio de que en este y en todo momento Él extiende, con manos heridas por los clavos, esa misma gracia a nosotros, aferrándonos a Él y alentándonos, negándose a soltarnos, hasta que estemos a salvo en casa bajo el amparo de Padres Celestiales.
Para llegar a ese momento perfecto continúo esforzándome, aunque sea torpemente; por ese perfecto don, continúo agradeciendo, aunque sea de forma inadecuada”.
“Nuestra relación con el Salvador”, James E. Faust
“En muchas pruebas de la vida, cuando nos sentimos abandonados, y cuando el pesar, el pecado, la desilusión, el fracaso y la debilidad nos hacen descender a profundidades no imaginadas, podemos obtener el bálsamo de un amor incondicional en la gracia divina.
Éste es el amor que perdona y olvida, el amor que eleva y bendice.
Es un amor que nos da la oportunidad de comenzar de nuevo en un nivel superior, y de ahí continúa elevándonos ‘de gracia en gracia’”.
“La caridad y el aprendizaje”, Aileen H. Clyde
“Al aprender a ejercer ese amor puro, somos capaces de ser bondadosas, de no tener envidia, de no irritarnos fácilmente, de regocijarnos en la verdad, de creer, esperar y soportar todas las cosas.
La caridad va formando parte de nuestro ser a medida que vamos avanzando de gracia en gracia y absorbiendo precepto por precepto.
Ese amor, o caridad, no brota de pronto ni permanece en forma constante en la mayoría de las personas, pero podemos adquirirlo al aprender y progresar, y esforzarnos por conocer el amor de Dios”.
“Creemos en ser honestos”, Mark E. Peterson
“El Señor le dijo al profeta José Smith que todos los que guarden los mandamientos serán bendecidos con la gracia del cielo: el amor de Cristo, la caridad, la compasión, la misericordia, la bondad, la honestidad.
Estas son las características del Salvador y debemos buscarlas por nosotros mismos. El Señor ha prometido que, si le obedecemos, nos guiará de gracia en gracia.
Entonces, ¿no obedeceremos? ¿No lo planearemos? ¿No buscaremos el reino de Dios y su justicia primero, por último y por siempre?
Nunca debemos permitir que nuestra religión pase a un segundo plano en nuestras vidas”.
“Tengo una obra para ti”, John C. Pingree Jr.
“Descubrir y cultivar dones espirituales. El Padre Celestial nos dio estos dones para ayudarnos a determinar, llevar a cabo y disfrutar de la obra que Él tiene para nosotros.
A medida que descubrimos nuestros dones, tenemos la responsabilidad de desarrollarlos. Aun Jesucristo ‘no recibió de la plenitud al principio, sino que continuó de gracia en gracia hasta que recibió la plenitud’”.
“Llamados y preparados desde la fundación del mundo”, Neal A. Maxwell
“En 1833, el Padre revelo que Jesús progresó de gracia en gracia hasta recibir la plenitud.
Esto nos alienta, especialmente debido a que el Padre y el Hijo nos han pedido que nos esforcemos por ser como ellos, desarrollando en nuestra vida las cualidades requeridas.
Jesús le dio gran importancia a lo que enseñó en el Sermón del Monte acerca de lograr esta meta loable.
Nosotros poseemos otra vez estas valiosas verdades y debemos estar impregnados de ellas: Debemos estudiarlas, meditar sobre ellas, sentirlas y vivir de acuerdo con ellas.
Estas no son solo atracciones teológicas o notas filosóficas. Necesitamos familiarizarnos con sus implicaciones además de conocer sus declaraciones en cuanto a la vida diaria y la eterna”.
¿Tienes alguna otra cita favorita que te inspire en tu viaje como discípulo de Jesucristo?
Fuente: LDS Daily