El élder Dean M. Davies fue elogiado el sábado por sus hijos y líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como un discípulo devoto de Cristo, un colega competente y hábil, y un esposo y padre amable y amoroso.
El élder Davies, Setenta Autoridad General y ex miembro del Obispado Presidente, falleció el martes 31 de agosto a la edad de 69 años.
Como un “discípulo de Dios”, el élder Dean M. Davies sirvió con “inusualidad inagotable” y “habilidad, paciencia y persistencia sin igual”, dijo el presidente Russell M. Nelson.
“Las contribuciones de Dean a la Iglesia y a los pueblos de todo el mundo no se pueden sobrestimar. Fue incansable en su ministerio, incluso mientras luchaba contra el cáncer”.
El presidente Nelson y sus consejeros en la Primera Presidencia, el presidente Dallin H. Oaks y el presidente Henry B. Eyring, hablaron durante el funeral del élder Davies en el North Salt Lake Utah Stake Center.
Esta fue la primera aparición pública del presidente Nelson desde el inicio de la pandemia por COVID-19.
“Queridos hijos y nietos y los que están por venir”, dijo el presidente Nelson, “al enfrentar su futuro, pueden confiar en el sólido testimonio de este gran patriarca, este hombre ejemplar, noble y humilde: el élder Dean Myron Davies”.
El presidente Oaks dijo que los miembros de la Primera Presidencia tienen una experiencia combinada de 100 años de trabajo en estrecha colaboración y conocimiento del élder Davies.
“Era un hombre de gran fe en el Señor Jesucristo. Era un hombre de inmensa sabiduría y acción inspiradora que llevó a cabo en su servicio al Señor… Encomendamos su modelo, su ejemplo a su familia, a sus amigos y a sus asociados, y testificamos de Jesucristo, a quien sirvió tan valiente y tan agradecida”, dijo el presidente Oaks.
El presidente Eyring agregó:
“Fue ministro del Salvador en todo lo que lo vi hacer. Les doy mi testimonio de que sé que el Señor lo amó y él amó al Señor… Siempre hizo las cosas difíciles y las hizo bien”.
El Obispo Presidente Gérald Caussé recordó haber conocido al élder Davies por primera vez en 2002. El obispo Caussé estaba sirviendo como presidente de estaca y el élder Davies fue asignado por el presidente Gordon B. Hinckley para localizar un sitio para un templo en París, Francia. Se habían reunido con un alcalde de Saint-Cloud, una ciudad a las afueras de París, y conducían a su próxima cita cuando el élder Davies le pidió al obispo Caussé que se detuviese.
“Y luego lo vi inclinar la cabeza”, dijo el obispo Caussé. “En medio del tráfico, con todo el ruido a nuestro alrededor, de la manera más sagrada, ofreció la oración más sincera y emocional. Pude escucharlo expresar su gratitud por el Señor, por su ayuda en la reunión que acababa de terminar. El élder Davies era este tipo de hombre. Nunca olvidó a quién servía. Nunca”.
Fuente: The Church News
