Como a muchas mujeres, me ha sido difícil comprender el matrimonio plural. Le tengo miedo al Milenio debido a que pienso que nos afectará en nuestras relaciones o al menos eso me han dicho, ¿puedes ayudarme?
Respuesta
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Entiendo tu preocupación, una que comparten muchas mujeres Santos de los Últimos Días y algunos cuantos hombres de la Iglesia.
Al final de la primera sesión de la Conferencia General de octubre de 2019, el presidente Oaks de la Primera Presidencia brindó un discurso magistral titulado “Confía en el Señor”, que te animo a revisar.
Para comenzar su discurso, el élder Oaks relató el siguiente incidente:
“Mis queridos hermanos y hermanas, una carta que recibí hace un tiempo presenta el tema de mi discurso. Quien la escribió estaba considerando casarse en el templo con un hombre cuya compañera eterna había muerto.
Ella sería su segunda esposa e hizo esta pregunta: en la vida venidera, ¿podría tener ella su propia casa o tendría que vivir con su esposo y la primera esposa de este? Solo le dije que confiara en el Señor”.
Hay muchas cosas sobre la vida venidera que simplemente no sabemos. ¿Comeremos juntos en una mesa? ¿Viviremos en casas? ¿Dormiremos?
Se nos promete que estaremos sellados eternamente a nuestros cónyuges, padres e hijos. Pero, ¿cuál será exactamente la naturaleza de esas relaciones? Cuando los padres e hijos son igualmente mayores, igualmente sabios e igualmente perfectos, ¿qué significará ser padre e hijo?
Significa algo, ciertamente, algo muy importante, pero también algo que de alguna manera será muy diferente a lo que experimentamos aquí y ahora. ¿Qué tan parecida a esta vida será la venidera?
¿Qué cosas, quizás aún desconocidas para nosotros, encontraremos de mayor preocupación, y qué cosas por las que nos preocupamos hoy veremos que no nos preocuparán allá en absoluto?
Eso no quiere decir que no sepamos nada sobre la vida venidera. Por el contrario, el profeta José Smith enseñó:
“Y la misma sociabilidad que existe entre nosotros aquí, existirá entre nosotros allá; pero la acompañará una gloria eterna que ahora no conocemos.”. –DyC 130: 2
Tu esposo seguirá siendo tu esposo en todos los aspectos buenos, íntimos e importantes, y tú seguirás siendo su esposa de la misma manera.
La gloria eterna que nos espera, sin duda, viene acompañada de conocimiento y comprensión que nos permitirá vivir con plenitud de gozo en un estado que ahora apenas podemos contemplar.
Nada precioso y de valor eterno entre tu esposo y tú (o cualquier otra persona) se perderá. Nada digno se te quitará, solo se te será agregado.
Dios es un Padre amoroso que busca darnos el gozo indescriptible que Él mismo experimenta.
El aspecto que tendrá ese gozo es apenas visible para nosotros aquí en la vida terrenal. Pero la misma epístola en la que el apóstol Pablo advierte que “ahora vemos por espejo, oscuramente” también nos asegura que:
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para aquellos que le aman”.
Una gloria y un gozo literalmente inimaginables nos esperan. Como el Señor mismo nos enseñó tan sabia y bondadosamente, el día de mañana traerá su propio afán.
Dejemos de lado las preocupaciones sobre la vida venidera con respecto a cosas que no conocemos y que ni siquiera nos afectan ahora.
Dios es bueno, al igual que todas Sus obras. Sus promesas son justas y verdaderas, y tienes Su promesa de un gozo más allá de tu comprensión actual.
Independientemente de cómo resulten las cosas en los cielos, serán maravillosas para todos los que habitan allí, incluidas las hijas de Dios. Confía en el Señor.
Fuente: askgramps