6 de diciembre: Ilumina el Mundo leyendo las Escrituras de tres formas

Escrituras

Seguimos experimentando un cambio en nuestros corazones al realizar las actividades de Ilumina el Mundo que han sido propuestas por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos de Días para todo el mundo. Cada día es una oportunidad para hacer una nueva actividad que llenará de gozo nuestro ser.

Ilumina el Mundo leyendo las escrituras

Jesús también leyó las Escrituras y compartió mucho de las enseñanzas que se contienen ahí. Las Escrituras son una guía constante para nuestra vida. A pesar de que fueron escritas hace muchos años, continúan siendo una respuesta y una verdad para nosotros. A continuación, tres formas de Iluminar al Mundo leyendo las Escrituras.

Determina un tiempo

Crear un hábito para leer las Escrituras será una de las acciones que nos fortalecerá espiritualmente tanto como nuestros hábitos alimenticios. Tal como lo dice el instructivo para hoy de Ilumina el Mundo, podemos despertarnos 15 minutos antes y dedicar ese valioso tiempo para estudiar las Escrituras.

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Cuando sientan que están muy ocupados para hacerlo, recuerden las palabras del élder Richard G. Scott: “Las Escrituras son como partículas de luz que iluminan nuestra mente y dan lugar a la guía e inspiración de lo alto”.

Escudriña

Escudriñar las escrituras es más que darle una simple lectura, escudriñar es entender y analizar el contenido. Tal como lo dijo élder L. Lionel Kendrick: “Lo mismo que les pasa a las naciones, les pasa a las personas en forma individual: si no escudriñan los Escrituras, dejan de conocer al Salvador.”

Escrituras

Cuando escudriñamos las escrituras, encontramos mensajes aplicables para nuestra vida. Vuelvo a citar a  élder L. Lionel Kendrick: “Las Escrituras revelan los deseos divinos que el Señor tiene hacia nosotros. Todos deberíamos sentir el deseo ardiente de escudriñar las Escrituras diligente y diariamente, con el fin de saber cuál es la voluntad del Señor con respecto a nosotros”.

Comparte

Entre los propósitos más sagrados por los que se escribieron las Escrituras fue que todo el género humano conociera a Cristo. Cuando nos deleitamos al escudriñar nuestras Escrituras nace un deseo de querer compartirlo con los demás. Adelante, es una magnífica idea.

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El compartir las Escrituras con otras personas puede ser la ayuda que esas personas necesitan en ese momento. Si tienes temor de compartirlas, recuerda las palabras de élder Richard G. Scott: “Las Escrituras pueden calmar un alma atribulada, brindándole paz, esperanza y restaurándole confianza en su propia capacidad para vencer los desafíos de la vida. Ellas tienen gran poder para sanar los desafíos emocionales, si se tiene fe en el Salvador y pueden acelerar la sanación física”.

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