Misioneros: “No importa en dónde sirvas, sino mas bien cómo sirvas”

Algo por lo que se conoce a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es por sus misioneros.

Los jóvenes hermanos y hermanas dejan sus hogares por un periodo de tiempo, de 2 años para los hombres y 18 meses para mujeres, para servir al Señor en cualquier parte del mundo.

Durante ese periodo de servicio, no es raro que los misioneros se proyecten a tener lo que creen que es un progreso probable que va de compañero menor a compañero mayor y luego a líder de zona, hermana líder capacitadora o asistente del presidente de misión.

misioneros

Fuente: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Esta mentalidad es uno de los desafíos que enfrentan los misioneros. La finalidad de una misión no es alcanzar el “puesto más alto”, sino aprovechar las oportunidades de servicio y liderazgo para ayudar a las personas a venir a Cristo.

La esposa del ex presidente, Scott Taylor, de la Misión Phoenix Arizona compartió:

“No importa dónde sirvas, sino mas bien cómo sirvas”

Aquel impactante mensaje fue compartido por ellos con los misioneros de tiempo completo a lo largo de las asignaciones que han tenido relacionado al campo misional.

La frase “donde sirvas” no hace referencia a una “posición” mas a una ubicación geográfica. Por ejemplo: Servir en una montaña o cerca del mar, en un lugar frío o caluroso, ya sea a pie o en bicicleta. 

Fuente: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Las asignaciones misionales no son un reflejo del tiempo que tenemos como miembro o del talento de una persona, es más bien una oportunidad para servir y aprender. 

Muchas circunstancias influyen en el por qué y en el cuándo se presentan las oportunidades de liderazgo, y el por qué y en el cuándo no son necesarias.

En muchas ocasiones, algunos de los mejores misioneros que podamos encontrar en el campo no son llamados a liderar grupos de misioneros como líderes de distrito o de zona.

En algunas ocasiones son llamados a capacitar a un nuevo misionero o ser el compañero de un élder o hermana en circunstancias especiales.

Lo único que importa en cada una de estas circunstancias es el “cómo servimos”.

Fuente: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Esto también se aplica en la vida después de la misión, donde los llamamientos y las asignaciones no se basan simplemente en la edad, la experiencia, las responsabilidades anteriores o el estatus social, educativo o material.

Una experiencia que refleja esto fue compartida por Scott Taylor en un artículo para Church News. 

En su tiempo como presidente de misión, tuvo el deseo de darle a un misionero que estaba cerca de cumplir su segundo año an la misión la oportunidad de servir como compañero mayor.

Fuente: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Él quería que la experiencia del élder Cava fuera buena y memorable, por lo que llamó a uno de sus líderes de zona y le preguntó: “Élder Brown, ¿confía en mí?”.

“Claro que sí”, le respondió.

El presidente Scott procedió a explicarle lo que tenía pensado para el élder Cava; también le expresó que necesitaría un compañero ejemplar que lo ayudara a fortalecer los dones que tenía y ayudarlo en sus esfuerzos misionales. 

Él quería un misionero que caminara junto al élder Cava, uno que no se quejara ni fuera una carga para él. El presidente le preguntó al élder Brown si es que a él le gustaría ser ese compañero. 

Una vez más el joven misionero respondió: “Claro que sí”.

misionero retornado inactivo

Imagen: Pinterest

Ese día, al leer la lista de los nuevos compañerismos, el presidente anunció que el élder Cava serviría y dirigiría una área con el élder Brown de compañero.

Rápidamente el silencio se apoderó de los misioneros congregados, conteniendo el aliento como si dijeran: “Oooh, de líder de zona a compañero menor, ¿qué hizo el élder Brown para que el presidente Taylor haga eso?”.

El élder Cava y el élder Brown con el tiempo se convirtieron en un ejemplo de compañerismo, enseñando y bautizando.

Scott Taylor compartió que en ese periodo muchos misioneros le enviaron mensajes de texto, recibía llamadas y entrevistas donde muchos se ofrecían a ser compañeros menores para futuras transferencias.

Aquellos misioneros estaban aprendiendo que no importaba en dónde servían sino cómo servían.

Fuente: The Church News

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