En diciembre de 2021, el Cirujano General de los Estados Unidos, quien es el jefe operativo del Cuerpo Comisionado del Servicio de Salud Pública, emitió un aviso de recomendación en cuanto a los problemas de salud mental en la juventud de hoy.
Desde el año 2000, se han emitido dieciocho informes de este tipo, catorce de ellos relacionados con problemas de salud física. Pero solo el informe de diciembre de 2021 se titula “Aviso”.
¿Por qué es esto significativo? La oficina del Cirujano General expresó:
“Los avisos del cirujano general son declaraciones públicas que invitan al pueblo estadounidense a actuar sobre un problema de salud pública y brindan recomendaciones sobre cómo se debe abordar ese problema.
Los avisos suelen ser más breves que los informes o los llamados a la acción, y están reservados para desafíos importantes de salud pública que exigen la atención inmediata del pueblo estadounidense”.
También te puede interesar: “6 pasos que debes tomar cuando sientes que la depresión se está apoderando de tu vida“
Este tipo de desafíos importantes requieren una atención inmediata. Es un momento de acción por parte de todos nosotros.
Y al parecer, es una situación que ha ido en aumento durante bastante tiempo. La actual pandemia de COVID-19 ha sido un acelerador que nadie anticipó o quería.
El aviso hace referencia a investigaciones globales que muestran que los problemas de salud mental en los jóvenes se han duplicado desde la pandemia. Hay muchos factores contribuyentes, la gran mayoría de los cuales son por el entorno que los rodea.
Sé del poder que tiene la salud mental para impulsar y frenar este tipo de problemas de salud. Ya no podemos darnos el lujo de ver estos problemas simplemente como la “carencia” de un individuo o “fragilidad”.
Es momento de dejar de lado las comparaciones entre las diferentes generaciones y enfocarnos en lo que más importa: el bienestar mental de las personas.
Tener una perspectiva más actual y real
Creo que las generaciones anteriores podrían beneficiarse de una perspectiva diferente en cuanto a los problemas de salud mental de hoy. Cuando hablo de “las generaciones anteriores”, me incluyo a mí mismo.
Estoy hablando de aquellos que ya no viven con sus hijos, aquellos que tuvieron padres o abuelos que estuvieron en la guerra y aquellos que crecieron en una época en que los problemas de salud mental eran escasos o no se discutían.
Cuando hablo con muchos de mis contemporáneos sobre los crecientes problemas de salud mental en la juventud de hoy, con frecuencia escucho un sentimiento recurrente: “Necesitan hacerse fuertes. Hemos pasado por cosas mucho más desafiantes y no nos quedábamos”.
No estoy aquí para discutir si lo que ellos vivieron fue más difícil o no, lo que digo es que las cosas han cambiado de manera general.
La nueva generación es diferente, enfrenta desafíos únicos y necesita nuevas herramientas para prevalecer. Un libro de jugadas para el éxito de la década de 1970 no será suficiente para aquellos que enfrentan las pruebas que brinda el siglo XXI.
Es totalmente improductivo que los jóvenes que atraviesan problemas de salud mental escuchen a sus padres o líderes decirles que “sean más fuertes” o “que no sean de cristal”.
La mejora de la salud mental sin duda implica una acción por parte de la víctima, pero reducir toda la situación a un acto simplificado de “aguanta no más” es una idea que recae en la ignorancia.
Los desafíos de hoy son simplemente diferentes a los de ayer. El Señor siempre ha permitido que un cierto grado de adversidad entre en nuestras vidas.
A medida que la tecnología avanza, nuestras vidas se hacen cada vez más fáciles. Esta es una bendición de los cielos. Pienso que al Padre Celestial le agrada que tengamos automóviles, aviones, teléfonos inteligentes, Internet entre muchas otras cosas que mejoran nuestras vidas.
Sin embargo, como ya no debemos talar nuestros propios árboles para construir casas o caminar muchos kilómetros para llegar a un lugar, necesitamos nuestra propia versión de tales desafíos para fortalecernos personalmente.
A medida que aumenta la prevalencia de los problemas de salud mental, estos se vuelven parte de los desafíos actuales. Son una carga y para llevarlos se tiene cierta dificultad.
No podemos descartar los desafíos de las generaciones anteriores, así como no podemos hacer lo mismo con los desafíos de esta generación.
Crecimiento espiritual
Los días idílicos en el Jardín del Edén son un escenario tentador. ¿No hubiera sido mejor vivir nuestras vidas sin estrés, ansiedad, depresión u otros desafíos que traen tanto dolor?
Eva y Adán conocían de primera mano la marcada diferencia entre el Edén paradisíaco y la Tierra caída. Y, aun así, en Moisés 5:10–11 leemos que Eva y Adán se regocijaron por las muchas bendiciones que recibieron en su vida mortal.
Vieron su caída como una bendición. A veces, debido a la cultura de la Iglesia, adoptamos la idea de que la vida es mejor y “más bendecida” si no afrontamos ningún tipo de desafío o tribulación.
El élder David A. Bednar enseñó que tener dificultades en la vida puede ayudarnos a progresar espiritualmente. Las cargas, los desafíos y las penas que llevamos pueden convertirse en la fuerza necesaria para mejorar y darnos el poder para avanzar.
El élder Bednar declaró:
“Cada uno de nosotros también lleva una carga. Nuestra carga personal está compuesta de exigencias y oportunidades, obligaciones y privilegios, aflicciones y bendiciones, opciones y limitaciones….
A veces, quizás pensemos erróneamente que la felicidad consiste en no tener cargas; pero llevar una carga es un elemento necesario y esencial del plan de felicidad”.
Para algunos, los problemas de salud mental pueden ser parte de la carga que puede ayudarlos en su viaje de regreso a los cielos.
A pesar del desafío abrumador que esto puede presentar, podemos estar seguros de que el Salvador ha experimentado estas cosas por nosotros, incluidos los desafíos de salud mental, por lo que puede brindarnos asistencia personalizada y útil a medida que la buscamos (Alma 7:12).
Una herramienta útil
El aviso del Cirujano General también reconoció que a algunos jóvenes les ha ido bien durante la pandemia:
“Pudieron dormir más, pasaron más tiempo de calidad con su familia, experimentaron menos estrés académico e intimidación, tuvieron horarios más flexibles y mejoraron sus habilidades para lidiar con la presión.
Muchos jóvenes son resilientes, capaces de recuperarse de experiencias difíciles como el estrés, la adversidad y el trauma”.
Las razones de tales reacciones variadas son innumerables y complejas, pero hay un concepto que parece ser útil en muchas circunstancias para promover una mejor adaptación.
La resiliencia emocional es una herramienta que ha sido estudiada por investigadores de la salud mental durante décadas.
Dichos investigadores han definido este concepto como “la capacidad de las personas para adaptarse y recuperarse de eventos perturbadores” o “la cualidad de una persona que le permite prosperar frente a la adversidad”.
Recientemente se agregó un curso de estudio sobre este tema a la biblioteca de autosuficiencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
El manual describe la resiliencia emocional como “La capacidad de adaptarse a los desafíos emocionales con valor y fe centrada en Jesucristo”.
Tengamos la certeza de que la salud mental es algo que se puede mejorar. Seamos compasivos con los que sufren y tratemos de comprenderlos antes de emitir un juicio erróneo.
Reconozcamos que las dificultades personales son a menudo el camino hacia un mayor desarrollo espiritual.
Y regocijémonos sabiendo que nuestro amoroso y perfecto Salvador siempre está ahí para nosotros, sin importar el desafío o la dificultad.
Fuente: ldsliving