Mi familia se ha enfrentado a mucho dolor en los últimos años a causa de un hombre que engañó a mi hermana varias veces. Ahora están divorciados.
Él es una persona narcisista y piensa que las reglas no se aplican a él. Nunca se ha disculpado por lo que ha hecho y tiene una recomendación para el templo.
Le dijo a mi hermana que se ha arrepentido y que ella necesita seguir con su vida. Mi pregunta es esta: si es que él siguió el proceso de arrepentimiento de la manera correcta (y habló con su obispo), ¿por qué no fue excomulgado?
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Respuesta
Hay muchas cosas que son difíciles en esta vida, y lo que pasó con tu hermana es una de ellas. Lamento mucho lo que ha pasado tu familia, y especialmente tu hermana.
Hay diferentes variables involucradas en la elección de excomulgar o no a alguien de la Iglesia de Jesucristo. Entiendo tu sospecha de que quizás tu excuñado no fue completamente sincero con su obispo.
Como muchas de las cosas que parecen injustas en esta vida, esto también debemos dejarlo en manos del Señor. El Señor lo sabe todo, y si las cosas no se abordan de la manera correcta en esta vida, Él se encargará de ellas tarde o temprano.
Creo que sería mejor para tu excuñado que se arrepintiera apropiadamente ahora en lugar de esperar y enfrentar al Señor más adelante estando en sus pecados. Pero eso queda entre él y el Señor.
Hay una historia del Antiguo Testamento que creo que te ayudaría a ti y a tu hermana.
En 1 Samuel 25 leemos la historia de David. Él y sus hombres fueron contratados por un hombre llamado Nabal para proteger sus rebaños del peligro.
Sin embargo, cuando llegó el momento de pagarles, Nabal mintió y dijo que nunca había hecho tales arreglos y se negó a pagar la cantidad acordada.
David estaba comprensiblemente enojado. Les dijo a sus hombres que “cíñase cada uno su espada” (1 Sam 25: 13). Él y sus 400 hombres se dirigieron hacia la casa de Nabal.
En el camino se encontraron con Abigail, la esposa de Nabal. Abigail había sido advertida de la situación por los criados. Cuando escuchó lo que sucedió, “se apresuró”, reunió todos las provisiones que le habían prometido a David y partió a darles en encuentro.
Abigail, no solo llevó todo lo que Nabal les había prometido, sino que le pidió a David que la perdonara. David consideró esto y decidió aceptar su ofrenda.
En esta historia, se podría decir que Abigail cumple el “rol” del Salvador. David, como tu hermana, fue agraviado. Abigail vino a él, como el Salvador viene a nosotros, y le ofreció todo lo que debía haber recibido.
Debido a la Expiación, el Salvador tiene el poder de restaurar todo lo que nos ha sido arrebatado. El Salvador puede sanar a tu hermana y ayudarla a volverse aún más fuerte que antes.
Abigail le pidió a David que la perdonara, ¿verdad? aunque ella no había hecho nada malo. Esto es algo simbólico porque el problema no fue entre David y Abigail. Ella se encargaría de Nabal. Es lo mismo con nosotros.
El Salvador tiene el poder de restaurarnos a un estado completo y mejorado, y nos pide que le permitamos hacerse cargo de aquellos que nos han herido.
De la historia también sabemos que Nabal tampoco se disculpó con David. ¿Quieres saber qué pasó con él?
Cuando Abigail se fue a casa esa noche, encontró que Nabal estaba borracho. Así que esperó hasta el día siguiente y luego le explicó que había pagado su deuda.
“Desmayó su corazón, y se quedó como una piedra” y, después de diez días, falleció (1 Sam 25 37-38). Un tiempo después, David y Abigail se casaron.
Como ves, Nabal recibió su recompensa a su debido tiempo, y David y Abigail fueron bendecidos. El Salvador puede hacer lo mismo con nosotros. Nuestra tarea es aceptar la ofrenda que nos da y “perdonarle”.
En un artículo, la Iglesia compartió:
“La forma en que tratamos a quienes nos lastiman puede proporcionar algunas de las experiencias más definitorias de nuestras vidas.
En nuestras horas más oscuras, recibimos la oportunidad de volvernos al Señor y, con Su ayuda, moldear nuestro carácter para que sea más como el Suyo.
Al perdonar a quienes nos ofenden y entregar nuestro dolor al Señor, podemos permitir que la paz del perdón nos envuelva así como las olas en la orilla del mar”.
Fuente: Askgramps