La modestia: Se trata de algo más que la ropa que vestimos

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En un artículo de la nueva edición de junio de la revista Liahona, se compartió la importancia de la modestia, una cualidad que también se puede desarrollar en nuestro interior.

Mucho se ha dicho sobre como nuestra modestia se refleja en la forma en que nos vestimos, pero, ¿qué hay de la modestia interna?

La modestia que reflejamos en nuestro interior también se relaciona con la castidad, nos acerca a Cristo y nos hace sensibles a los susurros del Espíritu.

Realmente es un principio importante del Evangelio que puede ayudarnos a gobernar nuestros propios pensamientos y acciones, así como la forma en que nos presentamos al mundo

Al aprender a internalizar y vivir este y otros principios relacionados, podemos llegar a ser más como nuestro Salvador y ayudar a otros a encontrar la senda que nos lleva de regreso a nuestro hogar celestial.

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El artículo compartió:

“La modestia se define como “una actitud de humildad y decencia en la vestimenta, el arreglo personal, el lenguaje y el comportamiento. Si eres modesto, no atraes atención indebida. En cambio, buscas ‘glorificar a Dios en tu cuerpo y en tu espíritu’.

Si entendemos y vivimos de acuerdo con esta definición más completa, con una actitud de buscar glorificar a Dios, la modestia se convierte en algo que podemos usar para medir todas nuestras acciones, no solo lo que elegimos usar”.

De esto podemos decir que la modestia es una expresión de lo que significa nuestro compromiso con el Señor y Su Evangelio.

Todo lo que pensamos, las acciones que realizamos y nuestras intenciones tienen una fuente, son motivadas por algo. Es nuestro deber esforzarnos por ser influenciados por lo bueno, para que de esa manera las personas puedan sentir aquello que viene del Señor.

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De cierta manera todo somos, como hijos e hijas del Padre Celestial, representantes de Su Hijo Jesucristo y de Su Iglesia sobre la tierra.

“Podemos considerar cosas como nuestro lenguaje y comportamiento: ‘Podrías hacerte una pregunta […]: ‘¿Diría yo esas palabras o participaría en esas actividades si el Señor estuviera presente?’. Las respuestas honestas a esas preguntas te motivarán a hacer cambios importantes en tu vida’’.

La hermana Carol F. McConkie, que fue Primera Consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes, enseñó:

“Las decisiones diarias que tomamos en cuanto a la ropa que usamos, las palabras que expresamos, los pensamientos que tenemos, las imágenes que vemos, la música que permitimos entrar en nuestro hogar y los medios de comunicación que permitimos entrar en nuestra mente y corazón, y nuestra conducta en público y en privado —todo ello— refleja cuán bien honramos ese convenio”.

Practicar la modestia también significa sacar de nuestras vidas comportamientos que alejan de nosotros al Espíritu y que envenena el corazón de las personas a nuestro alrededor.

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Comportamientos como el chisme, el prejuicio, la exclusión o la crítica, el orgullo, la vanidad, la envidia, el lenguaje soez, ademanes inapropiados, entre otros, hacen que seamos un estandarte pero para las cosas que nos alejan de Cristo, dejamos de ser Santos de los Últimos Días.

El élder Hales enseñó: “El ser modesto es ser humilde, y el ser humilde invita al Espíritu a estar con nosotros”. El Espíritu puede guiarnos para saber qué ropa llevar, qué decir y qué hacer para mantenernos modestos en todos los sentidos.

“Podemos esforzarnos por cambiar nuestra mentalidad y empezar a ver el propósito que hay detrás cuando el Padre Celestial nos pide que seamos modestos en todas las cosas.

Él quiere que nos centremos en las cosas que podemos hacer para crecer espiritualmente, servir a los demás, actuar con bondad y tener pensamientos puros. Él desea que usemos nuestro cuerpo no como adornos, sino como instrumentos en Sus manos”.

Fuente: LdsLiving

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Las escrituras nos enseñan que si tenemos a Jesucristo en nuestra mente y corazón nos comportarnos de la mejor manera para agradaron y estar serca de el
Isabel Sibrian

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