Muchos de nosotros hemos crecido sin que la Conferencia General fuera algo muy reconocido o incluso observado en nuestros hogares, optando por asistir a un centro de reuniones de la Iglesia en lugar de verla en casa.
Puede parecer complicado descubrir la manera en que tus hijos participen de la Conferencia y es por eso que aquí te compartimos cinco consejos que pueden ayudarte.
1. Reconocer los nombres y rostros de los profetas y apóstoles
¿Alguna vez has ido a un concierto donde no conocías la letra de las canciones? Imagina que escuchas a otras personas cantando o tarareando, ves cómo se iluminan sus rostros cuando tocan sus canciones favoritas y no puedes evitar sentirte un poco excluido.
Esto es lo que pueden sentir los niños al ver los rostros que no reconocen durante la Conferencia General.
Para ayudarlos a reconocer a los líderes, puedes imprimir este gráfico de las Autoridades y Oficiales Generales de la Iglesia. Puedes hacer imágenes didácticas para ayudar a tus hijos a reconocer los rostros que van con los nombres que aprenden en la Primaria.
Participar de esta actividad hará que la Conferencia sea más significativa para ellos debido a que empiezan a crear una conexión de familiaridad con los discursantes.
2. Prepárate desde ahora
Siempre he creído que las impresoras pueden detectar cuándo las necesitas con urgencia por lo que se apagan justo cuando tratas de imprimir todo el material que tenías preparado minutos antes de que inicia la Conferencia General.
Tener las hojas que vas a imprimir es de gran ayuda y aquí te compartimos algunos recursos:
Para que no te llenes de estrés por tener todo a tiempo, te recomendamos prepararte para la Conferencia desde ahora, de esta manera, podrás disfrutar en familia y aprovechar al máximo todas las sesiones. Esto también incluye avanzar con las tareas pendientes del trabajo o del hogar.
3. Prepárate espiritualmente
Además de aprender los nombres y rostros de las autoridades generales de la Iglesia, comparte con tus hijos citas de tus discursantes favoritos. Cuéntales historias sobre las cosas que has aprendido de la Conferencia General.
Si tú o tu cónyuge fueron a la misión, cuéntales cómo eran los fines de semana de la Conferencia en tu misión, permíteles ver y sentir tu testimonio de los profetas vivientes y líderes inspirados.
Otro consejo es que puedas dejar que tus hijos te vean leyendo discursos de las conferencias anteriores y, dependiendo de su edad, aliéntalos a leerlos como preparación.
4. Crea tradiciones que vayan con la Conferencia General
Ya sea que se trate de cocinar tus bocadillos favoritos, compartir tus citas favoritas entre sesiones, encuentra la manera de hacer que el fin de semana de la Conferencia General sea único y especial para tu familia.
No necesitas hacer cosas muy elaboradas y que esto se vuelva una carga para ti, el punto es hacer que el tiempo de la Conferencia sea memorable y diferente a cualquier otro fin de semana del año.
5. Mira la conferencia con una pregunta en mente
Esta es una estrategia súper importante, le damos significado a cada sesión de la Conferencia General. Esto hace que trates de buscar la respuesta, que estés atento a cada mensaje en lugar de solo leer los discursos.
De manera similar, podemos pedirles a los niños (especialmente a los mayores) que reflexionen y escriban una pregunta que tengan durante la semana antes de que comience la conferencia.
Puede ser una pregunta doctrinal o simplemente una pregunta que busca la guía del Señor. Si meditan sobre esta pregunta en sus corazones mientras escuchan la conferencia, recibirán las respuestas que necesitan a través del Espíritu.
Como suele ser el caso en la enseñanza de los hijos, se aprende más poniendo lo aprendido en práctica.
A medida que experimentemos y compartamos nuestro entusiasmo por escuchar la palabra del Señor a través de Sus profetas y líderes escogidos, nuestros hijos testificarán y aprenderán de nuestro ejemplo.
Más importante que cualquier bocadillo, gráfico, imagen para colorear o otras tradiciones es la tradición de venir con un corazón humilde a escuchar la palabra del Señor.
Fuente: LdsDaily