Creo que muchos de nosotros, en un momento de nuestra vida, hemos sentido cierta inquietud cuando escuchamos cosas como:
“No podemos darnos el lujo de ser indiferentes. Vivimos en tiempos peligrosos; las señales están a todo nuestro alrededor”. –Presidente Thomas S. Monson
“Los que confían en sí mismos y piensan que estas calamidades no sucederán, que de alguna manera serán alejadas a causa de la rectitud de los Santos, se están engañados y lamentarán el día en que se sometieron a ese engaño”. –Presidente Ezra Taft Benson
“El tiempo se está acabando”. –Presidente Russell M. Nelson
Nos preparamos espiritualmente y temporalmente en sabiduría y prudencia. Fuente: Journey with Jesus Ministry
Cuando era adolescente, escuché una frase de parte de una misionera que servía en mi barrio. Estábamos conversando sobre los últimos días y el regreso del Hijo de Dios cuando ella dijo:
“Espero morir antes de la Segunda Venida. No quiero estar aquí para eso. Me asusta.”
Me sorprendió mucho.
Si ahondamos en esto, entendemos que ella estaba más asustada por los últimos días que preceden al regreso del Salvador que por Su venida en sí. No obstante, esta joven tenía miedo.
¿Cómo abordamos ese temor?
El élder Jeffrey R. Holland ha visto que ese miedo se manifiesta en los jóvenes que sienten temor o incertidumbre con respecto a su futuro.
El apóstol se reunió con algunos que le preguntaron si debían tomarse la molestia de casarse, tener hijos o aguardar un futuro brillante. Él respondió de esta manera:
nunca debemos, en ningún momento o circunstancia, permitir que el temor y el padre del miedo, Satanás mismo, nos desvíen de nuestra fe y vida recta. Imagen: Canva
“Solo tengo dos cosas que decirles a cualquiera que esté preocupado por el futuro, lo digo con amor y de corazón.
Primero, nunca debemos, en ningún momento o circunstancia, permitir que el temor y el padre del miedo, Satanás mismo, nos desvíen de nuestra fe y vida recta.
Siempre ha habido incertidumbre con respecto al futuro. Cada joven o cada pareja joven en cada época ha tenido que caminar por la fe en lo que siempre ha sido cierta incertidumbre, comenzando con Adán y Eva en sus primeros pasos fuera del Jardín del Edén…
Ese es el plan, todo va a estar bien, sólo sean fiel. Dios está a la cabeza. Él conoce sus nombres y sus necesidades”.
En aquella ocasiones, el élder Holland brindó consejos para preparar a los Santos para el “día de Jehová, grande y terrible” (Malaquías 4:5).
“Debemos estar atentos a las señales y entender el significado de cada estación, debemos vivir tan fielmente como podamos y debemos compartir el Evangelio con todos para que las bendiciones y su protección estén disponibles para todos”.
Si estamos preparados, no temeremos (DyC 38:30). Imagen: Canva
Las Escrituras también nos prometen que si estamos preparados, no temeremos (DyC 38:30). Para ser claros, no creo que la promesa de la preparación sea que no enfrentaremos tribulación.
Es para prepararnos con el deseo de querer prestar atención al consejo del Señor a fin de fortalecer nuestra fe ante lo que pueda surgir.
El presidente Gordon B. Hinckley reconoció que los últimos días antes de la venida del Señor estarán llenos de peligros y desafíos y, sin embargo, se mostró apacible y sin temor cuando declaró:
“Sabemos, por supuesto, que la lluvia cae sobre justos e injustos (Mateo 5:45), pero aunque los justos mueran, no se pierden, sino que son salvos mediante la Expiación del Redentor. Pablo escribió a los romanos: “Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos” (Romanos 14:8).”
La paz viene, a pesar de las realidades de los días venideros, a causa de nuestra preparación espiritual, al saber cuál es nuestra posición con el Señor.
Cuando el rey Noé amenazó con quitarle la vida a Abinadí, él respondió con calma:
“Mas doy fin a mi mensaje; y entonces no importa a dónde vaya, con tal de que yo sea salvo”. – Mosíah 13:9
No importaba lo que le sucediera a Abinadí después de que hizo lo que Dios le ordenó porque sabía que era inocente ante Dios (Mosíah 17:10).
Tengamos confianza en que nuestros días se prolongarán para cumplir con todo lo que se requiere de nosotros. Imagen: iStockPhoto
Nos preparamos espiritualmente y temporalmente en sabiduría y prudencia. El presidente Ezra Taft Benson nos enseñó lo siguiente para esta preparación hace más de cuarenta años.
“Tengan como proyecto aumentar su provisión de víveres tal como lo harían con una cuenta de ahorros. Cada vez que reciban su pago, ahorren un poco para el almacenamiento.
Envasen o conserven las frutas y verduras de sus jardines y huertos. Aprendan a conservar sus alimentos deshidratándolos y congelándolos. Hagan que su almacenamiento sea parte de su presupuesto. Guarden las semillas y tengan las herramientas suficientes a la mano para ello.
Si están ahorrando y planeando comprar un segundo automóvil, un televisor o algún artículo que aumente su comodidad o placer, es posible que deban cambiar sus prioridades. Le instamos a que hagan esto en oración y que lo hagan ahora”.
El Señor no nos ha prometido total seguridad temporal en los últimos días. Es posible que enfrentemos tiempos de incertidumbre y es razonable sentir cierta ansiedad al respecto.
“Every Knee Shall Bow” por J. Kirk Richards
No obstante, si nos preparamos física y espiritualmente, podemos confiar, como Abinadí, en que nuestros días se prolongarán para cumplir con todo lo que se requiere de nosotros.
Ya sea que Jesucristo venga a nosotros durante nuestra vida, o que vengamos a Él al final de ella, cada uno de nosotros necesita pasar su vida preparándose para reunirse con Él nuevamente.
Espero que tengamos la fe y la perspectiva de Éter (15:34) para decir:
“Si el Señor quiere que yo sea trasladado, o que sufra la voluntad del Señor en la carne, no importa, con tal que yo me salve en el reino de Dios”.
Fuente: LdsDaily
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