El Padre Celestial obra de maneras maravillosas e inimaginables. Él transforma vidas cuando creemos que todo está perdido. Dios es la luz en medio de la oscuridad y es la solución a nuestros peores problemas.
Eso fue lo que sintió Melody Collier, una Santo de los Últimos Días que tocó fondo. Sin embargo, fue muy valiente para recurrir al Padre Celestial, después de que muchas veces lo desafió.
Ella nos relata su historia de cómo Dios la ayudó a dejar su vida en las calles y bautizarse para poder recibir la paz que no sabía que necesitaba.
“Mi nombre es Melody Collier. Jesucristo me ha bendecido con felicidad. [Mis hijos y yo] sentimos paz ahora.
Tomé muchas malas decisiones durante los primeros años de mi vida, quedé embarazada y viví en las calles del centro de Seattle.
En mi mente, estaba 100% segura de que Dios me odiaba y hacía todo lo que estuviera en mis manos para hacerlo enojar.
Un día, mientras me encontraba en un comedor comunitario, me desmayé y me desperté dos semanas después en UCI.
Le supliqué a Dios que me permitiera quedarme con mi bebé y tuve un despertar espiritual. Tuve la seguridad de que todo estaría bien.
Las cosas no cambiaron de inmediato. Recuerdo que me sentía muy triste cada vez que pensaba en mis malas decisiones.
Tuve que hacer un esfuerzo consciente para volver a confiar en Jesucristo.
Me arrodillé, oré y decidí bautizarme. Sentí que esa decisión iba a cambiarlo todo.
En el bautismo sentí que Dios me perdonó completamente. Me sentí como una nueva mujer. Sentí algo como, ‘Aquí, puedes empezar de nuevo. Tienes una segunda oportunidad’.
Nunca podría haber imaginado que algún día sentiría tanta paz en mi vida.
Hoy mi peor día es mil veces mejor que mi mejor día durante mi tiempo en las calles”.
Tú, así como Melody, también tienes la oportunidad de volver a comenzar porque en Cristo siempre hay esperanza.
No importa los errores que hayas cometido, si deseas acercarte a Dios nuevamente, lo puedes hacer. No interesa lo que diga el resto, lo único relevante es lo que sienta el Padre por ti.
Como dijo el élder Jeffrey R. Holland en su discurso “Los obreros de la viña”:
“Por más tarde que piensen que hayan llegado, por más oportunidades que hayan perdido, por más errores que piensen que hayan cometido, sean cuales sean los talentos que piensen que no tengan, o por más distancia que piensen que hayan recorrido lejos del hogar, de la familia y de Dios, testifico que no han viajado más allá del alcance del amor divino.
No es posible que se hundan tan profundamente que no los alcance el brillo de la infinita luz de la expiación de Cristo”.
No importa la distancia lejos de Dios que hayas recorrido, la infinita luz de Cristo siempre te alcanzará.
Fuente: Come Unto Christ