Un nuevo comienzo: Las heridas del divorcio y cómo el Salvador ayuda a sanarlas

Divorcio. Una pequeña palabra que siempre va cargada de mucho dolor y tristeza.

Después de todo, aquellos que se casan un día no esperan separarse.

Lamentablemente, esa es una realidad que se ha vuelto común en el mundo. Por ejemplo, en Brasil, según el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística), el número de divorcios aumentó en los últimos años, especialmente en 2021, cuando alcanzó la cifra récord de 387 mil en el año.

Con frecuencia, se enseña sobre santidad del matrimonio y la familia en las Escrituras. Asimismo, los apóstoles y los profetas vivientes la reafirman.

La familia es la pieza central del plan de Dios para Sus hijos y, por lo tanto, tiene mucho sentido que esta sea la institución más atacada por los dardos de fuego del enemigo.

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Los divorcios son cada vez más frecuentes en la actualidad. Fuente: Shutterstock

Satanás no quiere que las familias estén unidas para siempre ni que los matrimonios sean eternos.

No obstante, aun conociendo estas verdades, los divorcios continúan ocurriendo y las razones son diversas.

No estamos aquí para decir quién debe divorciarse o no, ni pretendemos hacer una lista de razones para justificar el divorcio o incluso juzgar.

Estamos seguros de que Dios está al tanto de todo. Sin embargo, debemos entender que cuando ocurre un divorcio, las personas tienen la obligación de perdonar, animar y ayudar en lugar de señalar.

Manual General

Satanás no quiere que las familias estén unidas para siempre ni que los matrimonios sean eternos. Fuente: Shutterstock

El Manual de la Iglesia dice lo siguiente sobre el divorcio:

“Los líderes de la Iglesia no deben aconsejar a una persona en cuanto a con quién debe casarse. Tampoco deben aconsejar a una persona en cuanto a si se debe divorciar o no de su cónyuge.

Aunque el divorcio es una opción apropiada en algunas situaciones, una decisión de ese tipo solo la debe tomar la persona.

Siguiendo la guía del Espíritu, los líderes de la Iglesia a menudo se reúnen con parejas y personas que están en proceso de separación o divorcio.

Los líderes también pueden procurar ayudar a una pareja a fortalecer su matrimonio. Enseñan acerca de la fortaleza y la sanación que provienen de guardar los convenios que han hecho con el Señor y de vivir Sus enseñanzas.

Esas enseñanzas incluyen la fe, el arrepentimiento, el perdón, el amor y la oración”.

El trauma que causa el divorcio

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Si estás pasando por un divorcio, debes saber que el Señor te espera con los brazos abiertos para darte la fortaleza que necesitas. Imagen: Canva

Al hablar sobre las consecuencias del divorcio, el élder James E. Faust enseñó:

“El divorcio destroza la vida de las personas y la felicidad de la familia, y con frecuencia las partes pierden más de lo que ganan.

Nos es difícil comprender la experiencia traumática que vive la persona que se divorcia y tal vez nunca se acepta del todo.

Es indudable que debería mostrarse mucha más comprensión hacia los que han experimentado esta gran tragedia y cuya vida ya no puede volver atrás”.

Aquellos que pasan por esta experiencia pueden encontrar consuelo y esperanza en Cristo.

Él tiene los brazos abiertos para ayudarte y te invita a venir a Él. En momentos de extremo dolor y fragilidad, Jesucristo debe ser la fuente de sanación.

En ese mismo discurso, el élder Faust enseña que:

“Aquellos que están divorciados aún pueden abrigar muchas esperanzas de llevar una vida plena y feliz, sobre todo si se olvidan de sí mismas y brindan servicio a los demás”.

Perdón, comprensión y ayuda

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Que pases por el dolor de un divorcio ahora, no significa que no puedas sanar, a través de Dios eso es posible. Él te promete felicidad. Fuente: Canva

Culpar, guardar rencor o alimentar sentimientos negativos no cambia lo que sucedió. No obstante, encontrar la manera de perdonar a quienes nos lastimaron, esforzarnos por tratar de comprender cómo se siente la otra persona y ofrecer ayuda siempre que sea posible, cambia nuestra mente y corazón.

Nuestra carga se hace más ligera, el dolor tarda menos en pasar y sentimos el poder habilitador de Cristo en cada momento.

Al enseñar sobre el camino de la sanación hacia el perdón, la hermana Kristin M. Yee enseñó:

“No tenemos que enfrentar solos las consecuencias de las acciones de otras personas, sino que también podemos ser sanados y tener la oportunidad de ser salvados del peso de un corazón contencioso y de cualquier acción que podría acarrear”.

Por su parte, al abordar el tema del perdón, el élder Richard G. Scott enseñó:

“No puedes borrar lo pasado, pero puedes perdonar. El perdón sana las heridas más trágicas y terribles, porque permite que el amor de Dios expurgue tu corazón y tu mente del veneno del odio; también te limpia la conciencia del deseo de venganza y da lugar al amor sanador, renovador y purificante del Señor”.

La expiación y la gracia

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El Señor comprende tu dolor y está dispuesto a sanarte. Imagen: Pinterest

Cuando estuvo en Getsemaní, Jesucristo padeció todos nuestros dolores. Por esa razón, nos comprende completa y perfectamente. Él sabe lo difíciles que son las cosas y, al mismo tiempo, sabe exactamente cómo ayudarnos.

Podemos encontrar paz en Cristo y esperar que venga algo mejor. Sobre este tema, el presidente Russell M. Nelson enseñó:

“Por lo general, es fácil perdonar a quien procura el perdón de ustedes con sinceridad y humildad, pero el Salvador les dará la capacidad de perdonar a quienes los hayan maltratado de alguna manera. Entonces sus actos hirientes ya no podrán amargarles el alma”.

El mismo Salvador nos recuerda esto cuando dice:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. (Mateo 11: 28-29)

Esta es una traducción del artículo que fue publicado y escrito originalmente por MaisFe con el título “Divórcio: Como Jesus Cristo pode me ajudar?

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