Pregunta
Soy una recién conversa y he estado asistiendo a la Iglesia durante un año. Mi esposo, quien ha estado inactivo por los últimos diez años, comenzó a acompañarme y ahora ha sido ordenado al sacerdocio.
De hecho, él me bautizó y estamos trabajando en lo que necesitamos para entrar al templo el próximo año.
Ha realizado muchos cambios en su vida y está haciendo un gran esfuerzo. Dejar el alcohol ha sido algo difícil para él y me siento muy orgullosa de lo que ha logrado.
Sin embargo, el mes pasado comenzó a beber cerveza sin alcohol.
He visto que la cerveza sin alcohol todavía contiene un porcentaje de 0,5, es mucho menos que el 7-9% de alcohol, pero aún está presente. Él me dijo que no pueden eliminar completamente todo el alcohol y que le gusta mucho su sabor.
Los élderes que vienen a visitarnos saben que él la ha estado bebiendo ese tipo de cerveza, pero no le han dicho nada a favor o en contra sobre el tema.
Si una cerveza dice “sin alcohol” en la botella, ¿consumirla va en contra de la Palabra de Sabiduría y le impedirá obtener una recomendación para el templo?
Respuesta
Que tu esposo consuma cerveza “sin alcohol” y que eso impida o no que ingrese al templo, es una decisión que recae sobre tu obispo y presidente de estaca.
No obstante, es importante considerar tanto la letra de la ley como el espíritu de la ley.
El propósito de esta vida es aprender a superar nuestro lado carnal con lo espiritual, por lo que tener dominio sobre nuestro apetito por cualquier cosa que pueda considerarse contraria a la voluntad de Dios es nuestra tarea diaria.
Permíteme contarte un breve relato para ilustrar este punto.
Hace varios años, me encontraba cenando en el restaurante de un hotel en Mendoza, Argentina, con los élderes Bruce R. McConkie y Howard W. Hunter del Cuórum de los Doce Apóstoles.
Al final de la velada, les pregunté si les gustaría terminar con una infusión de hierbas que servían en el restaurante.
El élder Hunter respondió: “Creo que eso sería agradable, ¿en qué sirven el té?”.
Yo le respondí: “En una taza común y corriente”.
Entonces, el élder Hunter dijo “no, gracias”, y se concluyó el tema.
Aproximadamente cinco minutos después, una persona sentada al otro lado del restaurante se levantó, se acercó a la mesa y dijo: “Élder McConkie, ¿cómo está? No lo había visto desde hace mucho tiempo”.
Si este miembro hubiera visto a los líderes bebiendo de una taza que parecía de café hubiera llegado a una conclusión errónea y tal vez difundido esta idea equivocada de los siervos del Señor.
Todos tenemos la responsabilidad de evitar incluso la apariencia de algo que puede ser contrario a las normas de la Iglesia.
En Tesalonicenses, Pablo nos exhorta a “apartarnos de toda apariencia de mal” (1 Tesalonicenses 5:22).
El élder L. Tom Perry, del Cuórum de los Doce Apóstoles desde 1974 a 2015, compartió el siguiente consejo:
“Aprendemos una gran lección de José. Cuando se le presentó la tentación, se alejó de inmediato hasta de la apariencia de maldad. Todos pasamos por momentos en la vida en que nos hallamos en situaciones difíciles.
Cuando nos enfrentemos a lo malvado y degradante— bien sea un estilo malo de música, un programa televisivo o el Internet— que nos sitúe en un entorno inadecuado, cuán fortalecedor resulta acordarnos del relato de José: “y [él] huyó y salió” (Génesis 39: 12). Se alejó de la tentación”.
En última instancia, la decisión, al igual que en todos los mandamientos y normas de la Iglesia, es algo personal.
Fuente: Askgramps