Hace algunos años, conocí a una madre que tenía problemas con sus tres hijos adolescentes.
A menudo, solíamos reunirnos para ayudarla a fortalecer su comunicación y cuidado con sus hijos.
Una tarde, ella me comentó que había pasado más de un año desde la muerte de su esposo.
Ella me explicó que su esposo, a pesar de ser un buen hombre, nunca pudo aceptar el evangelio. No sabía si debía hacer la obra vicaria por él o no.
Hace algunos años, conocí a una madre que tenía problemas con sus tres hijos adolescentes. Imagen: Canva
Luego, me contó que uno de los maestros de religión la convenció de no hacerlo. Lo que le dijo fue más o menos esto:
“Bueno, él no aceptó el evangelio aquí, entonces, no lo aceptará en el futuro. Ir al templo en su nombre sería una pérdida de tiempo”.
Entonces, me preguntó lo que pensaba.
“Probablemente, yo tomaría otra perspectiva. Si mi esposo tuviera tiempo esta tarde, le pediría que haga la obra vicaria por él”.
Ella me miró y me preguntó: “¿A qué te refieres?”
Le expliqué que no estamos en la posición de juzgar a los demás. No sabemos lo que esa persona siente, cree o sabe.
No estamos en la posición de juzgar a los demás. Imagen: Canva
No entendemos realmente lo que significa escuchar el evangelio en el mundo de los espíritus para una persona que ha fallecido.
Al final, ella hizo la obra del templo de su esposo poco tiempo después.
No debemos negarle a otra persona la oportunidad de cambiar
Nunca debemos negarle a otra persona la oportunidad de cambiar.
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Amulek enseñó que el mismo espíritu o disposición que tenemos en esta vida estará con nosotros hasta las eternidades (Alma 34:35).
Esta disposición puede hacer que parezca muy difícil que una persona pueda cambiar, pero no imposible. Nunca debemos negarle a otra persona la oportunidad de cambiar.
Si las personas pueden cambiar estando en vida, ¿por qué no podrían cambiar en el futuro o en el mundo de los espíritus?
“Así se predicó el evangelio a los que habían muerto en sus pecados, sin el conocimiento de la verdad, o en transgresión por haber rechazado a los profetas”. (Doctrina y Convenios 138:32)
Este mismo principio se repite en las palabras del presidente Wilford Woodruff:
“Les digo que cuando los profetas y apóstoles vayan a predicar a los encarcelados, miles de ellos allí aceptarán el evangelio. Saben más en ese mundo de lo que ya saben aquí”.
Todos los desafíos, impedimentos que eran difíciles de controlar, se despojaran de ellos inmediatamente. Imagen: Canva
Hay tantas cosas que pueden pasar dentro de la mente de una persona que solo Dios puede entender.
¿Por qué rechazan el evangelio? ¿Estamos en condición de juzgar a los demás y cerrar las puertas de un futuro cambio o reconciliación?
Cuando una persona pasa por el velo de la muerte, todos sus desafíos e impedimentos se despojaran de ellos inmediatamente.
Posiblemente, como sugirió el presidente Woodruff, verán y sentirán cosas que antes no podían ver ni sentir.
La perspectiva eterna
La perspectiva eterna. Imagen: Canva
Desde mi perspectiva, medité sobre cuál es la mejor manera de edificar la fe de todos y traer las almas de regreso a la Iglesia.
Uno de mis amigos me preguntó lo siguiente: “¿Crees que nuestro Padre Celestial camina por los cielos con tristeza por que Sus hijos e hijas que se han alejado de la Iglesia?”
Le respondí: “No, no lo creo. Sé que puede sentir dolor, pero honestamente no lo imagino viviendo en una miseria eterna”.
Después de unos momentos, mi amigo respondió: “Pensar en la razón por la que no lo hace cambiará nuestra vida”.
Nos pusimos a orar para entender el dolo que afronta nuestro Padre Celestial cuando Sus hijos e hijas apartan. Imagen: Canva
Pasé muchas horas meditando sobre esto. Le pedí a mi esposo que se sentará y reflexionara sobre la misma pregunta.
Él tuvo la misma respuesta que la mía y nos pusimos a orar para entender el dolor que afronta nuestro Padre Celestial cuando Sus hijos e hijas se apartan del camino.
Con el tiempo, nos dimos cuenta de que el Señor conoce el principio y el fin de todas las cosas.
Perspectiva. Perspectiva eterna, esa era la respuesta. Dios lidia con su dolor en virtud de Su perspectiva infinita y perfecta.
Perspectiva. Perspectiva eterna, esa era la respuesta. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Todo aquel que haya cumplido con las promesas de Abraham, Isaac y Jacob, se conciliará y reunirá con su familia por este tiempo y la eternidad.
Lo que tenemos que hacer en estos momentos es ayunar, orar y adquirir los atributos de nuestro Padre Celestial para que fortalezca nuestras almas y nos moldee a la imagen y semejanza de nuestro Salvador.
Aún hay esperanza
Aún hay esperanza. Imagen: Shutterstock
Cuando un ser querido se aleja, nos preocupa, nos duele y a veces nos desesperamos. Pero aún existe esperanza entre nosotros, es la esperanza que nos brinda el evangelio.
Podemos orar, ayunar, suplicar e implorar por los que ya no están. Nuestro Padre Celestial nos conoce a todos por nuestro nombre y conoce perfectamente los pesares y anhelos más profundos de nuestra alma.
Jesús, como el Buen Pastor, irá en busca de los que se han perdido.
Jesús, como el Buen Pastor, irá en busca de lo que se han perdido. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
El convenio del evangelio es amplio, profundo y perdurable como la eternidad. Hay fuerzas mayores que actúan más allá de nuestras capacidades de percibir o comprender.
Sé de todo corazón que “la oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16) y que en estos momentos, como también en la eternidad, “Dios enjugará de toda lágrima” (Apocalipsis 21:4).
“Que haya un sentimiento… de seguridad, paz y amor entre sus hijos, preciosos cada uno de ellos, incluso aquellos que puedan haberse desviado. Espero que no pierdan la paciencia con ellos; espero que continúen orando por ellos, y no dudo en prometer que si lo hacen, el Señor tocará sus corazones y los traerá de vuelta a ustedes con amor, respeto y aprecio”. – Gordon B. Hinckley
Fuente: LDS Living
