La llegada de mi nieta con síndrome de Down trajo milagros inesperados

Cuando mi única hija tuvo su primer bebé, mi esposo y yo nos encontrábamos sirviendo como líderes de misión en República Dominicana. 

Tuve la bendición de volver a Estados Unidos para acompañar a mi hija y su esposo, Jason, y presenciar el nacimiento de mi primera nieta. Vi lo felices que estaban por esta nueva etapa de sus vidas.

Aunque fue difícil dejar a esta familia feliz, sabía que harían un gran trabajo como padres y se fortalecerían el uno al otro mientras yo regresaba para fortalecer a los misioneros.

Para el tiempo en que tuvieron a su segunda hija, pensé que ellos ya no me necesitarían. Me equivoqué.

Dos ecografías junto a una prueba de embarazo

Pensé que mi hija y su esposo ya no me necesitarían, pero estaba equivocada. Imagen: Canva

Cuando mi hija Mikan cumplió 4 meses de su segundo embarazo, recibió la noticia de que su bebé podría padecer algún problema del corazón y posiblemente necesitaría una operación poco después de nacer. 

Esta noticia puso muy triste a toda la familia. Con frecuencia, Mikan me llamaba llorando y teníamos largas conversaciones sobre la fe. 

Aunque me encantaba estar junto a los misioneros, deseaba estar allí con mi hija, abrazarla y asegurarle que todo iba a estar bien. 

Mi esposo y yo aún estábamos preocupados por la salud de nuestra segunda nieta mientras nos preparábamos para volver a casa.

Nos sentimos muy bendecidos por poder terminar nuestro llamamiento y regresar a nuestro hogar en la fecha prevista, ya que el COVID-19 había retrasado la fecha de regreso a casa de muchos líderes de misión.

la terminal de un aeropuerto

De regreso a casa. Imagen: Canva

Al regresar a casa, Mikan y Jason, condujeron hasta Orlando para recogernos.

Estábamos muy emocionados por ver a nuestra hija, ayudarla durante el embarazo y cuidar a nuestra nieta mayor. 

Estuvimos ahí en todo momento mientras Mikan recibía más noticias sobre la condición cardiaca de su segunda bebé y le brindábamos el apoyo adecuado.

No imaginamos que la ayuda que mi hija y su esposo iban a necesitar sería mucho más grande de lo que imaginamos.

Una gran sorpresa 

Una familia abrazándose

Mi hija y su esposo nos esperaban. Imagen: Canva

Mientras Mikan y Jason viajaban a Orlando, recibieron una llamada del médico.

La bebé que Mikan llevaba en su vientre no solo padecía de un problema cardiaco y necesitaba ser operada, sino que también tenía síndrome de Down. 

La noticia los tomó por sorpresa. Mikan solo tenía 26 años.

¿Qué significaría esto para su vida? ¿Qué capacidad de aprendizaje tendría la bebé? ¿Cómo sería su educación? ¿Qué otro problemas de salud podría tener? ¿Tendría a su hija en casa hasta una edad avanzada? 

Cuando nos vimos, compartieron la inesperada noticia con nosotros y nos sorprendimos al igual que ellos. Mi esposo y yo los abrazamos muy fuerte mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.

madre e hija llorando y abrazándose

Compartieron la inesperada noticia y estuvimos igual de sorprendidos que ellos. Imagen: Canva

Las lágrimas que secamos de sus ojos eran tanto de alegría como de temor. 

A causa de nuestra fe, sabíamos que el Señor nos iba a ayudar a superar todas las pruebas. 

Al recordar esto con mi hija, ella dijo: 

“El Señor fue mucho más inteligente que yo en este caso.

Recuerdo haberme sentido muy desanimada durante 6 meses mientras esperaba tener una prueba de embarazo positiva. Me sentía muy confundida con respecto a por qué todavía no podía quedar embarazada.

Sin embargo, todo tiene sentido ahora. Necesitaba tener a mi mamá y papá en casa para cuando Brooklyn llegara a nuestra familia.

La respuesta positiva a su diagnóstico fue el catalizador que necesitaba para ver el síndrome de Down como una bendición en nuestra vida”.

La misericordia del Señor 

una mano de apoyo

La misericordia del Señor. Imagen: Canva

Cuando la Iglesia de Jesucristo anunció nuestro reemplazo, se planeó enviar a una pareja de Utah para presidir nuestra misión en República Dominicana. Teníamos muchas cosas en común con esa pareja. 

Estábamos muy emocionados de que ellos se hicieran cargo de nuestra misión.

Debido a lo mencionado, hacíamos videollamadas para poder compartir nuestras experiencias al servir en un país extranjero y demás cosas que facilitarían su adaptación.  

parejas de esposo y esposa mayores en una video llamada

Nos agradaba la pareja de esposos que iban a liderar la misión en Republica Dominicana. Imagen: Canva

Después de varias semanas, recibimos una noticia muy impactante: la pareja no iba a venir a nuestra misión. Ellos servirían en Puerto Rico. En su lugar, la pareja Acosta, de República Dominicana, serían los próximos líderes misionales.  

A pesar del amor y admiración que sentíamos por los Acosta, estábamos un poco desilusionados, ya que habíamos estrechado lazos con la pareja de Utah mientras los preparábamos para su servicio. 

No había necesidad de entrenar a los Acosta. No entendíamos por qué la Iglesia había hecho este cambio, pero aceptamos la voluntad del Señor. 

videollamada entre una hija adulta y su madre

No entendíamos por qué la Iglesia había hecho este cambio, pero aceptamos la voluntad del Señor. Imagen: Shutterstock

Meses después de que cambiaran a nuestros sucesores, se cancelaron todos los vuelos debido al COVID-19.

Entendimos que si la pareja de Utah hubiera seguido asignada a nuestra misión, no habría podido entrar al país y nosotros no hubiéramos podido volver a casa ni mucho menos estar al lado de Mikan y Jason el día que recibieron la noticia de que tendrían una bebé con síndrome de Down. 

Bendición sin límites 

Una niña con síndrome de Down

Brookie, nuestra nieta con síndrome de Down, ha sido la mejor bendición que hemos tenido. Imagen: Canva

Brookie, nuestra nieta con síndrome de Down, ha sido la mayor bendición que hemos tenido.

Nos ama mucho, sonríe como si fuera la niña más bendecida del mundo. Nos da grandes abrazos que me hacen preguntarme de dónde sacó tanta energía. 

Su operación al corazón fue un éxito y su salud ha mejorado mucho más de lo esperado. 

Hace poco, Jason comentó lo siguiente:

“Siento que fuimos bendecidos enormemente con Brookie porque el Señor sabe que hacemos todo lo posible por seguirlo”.

Esta experiencia me recordó que el Señor está en los pequeños detalles.

Él sabía que enviar a una bebé con síndrome de Down a una pareja joven iba a considerarse como una prueba. 

una niña con síndrome de Down soplando burbujas

Él sabía que enviar a un niño con síndrome de Down a una pareja joven iba a ser considerado como una prueba. Imagen: Canva

Él quería que nuestros hijos tuvieran el amor y el apoyo de sus padres para hacer esta prueba más sencilla, como cuando el Señor inspiró a alguien a hacer un cambio que nos permitió volver a casa a tiempo.

Puede que las personas que hicieron este cambio no entendieran que era lo mejor para nosotros, pero siguieron al Espíritu.

Constantemente se nos recuerda que el Señor nos conoce, quiere bendecirnos y que las pruebas pueden convertirse en las bendiciones que necesitamos.

Fuente: Meridian Magazine

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