En el año 2019, durante una misión en Jerusalén, el élder Quentin L. Cook, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tuvo una experiencia profundamente espiritual.
Visitó un aposento alto que quizás estuvo cerca del lugar donde el Salvador lavó los pies de Sus apóstoles antes de Su Crucifixión. Este acto de humildad y servicio simboliza la esencia del amor y la unidad que Jesús predicó a lo largo de Su ministerio.
El élder Cook se sintió conmovido espiritualmente al recordar las palabras de Jesús durante la Oración Intercesora. Esta oración, pronunciada en las horas finales de la vida terrenal del Salvador, está registrada en el Evangelio de Juan y se dirige a todos los seguidores de Cristo, incluyéndonos a nosotros hoy.
La oración del Salvador por la unidad
En Su oración, Jesús suplicó a Su Padre celestial:
“Que todos sean uno, como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros”. Continuó diciendo: “Y la gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Juan 17:21-22).
Estas palabras reflejan el profundo deseo de Cristo de que Sus seguidores vivan en unidad. La unidad que Jesús pidió no es simplemente una armonía superficial, sino una unión profunda y espiritual con Él y con nuestro Padre Celestial.
Esta unidad es posible a través de la Expiación del Salvador, que ofrece misericordia y salvación a todos, sin importar nuestro linaje, educación, posición económica o raza.
La expiación: El camino a la unidad
El llamado del Salvador a ser uno es más relevante que nunca en un mundo a menudo dividido por diferencias. La Expiación de Cristo nos proporciona el camino para superar estas divisiones y alcanzar una verdadera unidad. Nos invita a ser uno con Cristo, siguiendo Sus mandamientos y emulando Su amor y servicio a los demás.
La misericordia salvadora del Señor no está condicionada por factores externos, sino por nuestra disposición a ser uno con Él. Al esforzarnos por vivir de acuerdo con Sus enseñanzas, podemos experimentar la paz y la unidad que Cristo oró para que tuviéramos.
Un llamado a la acción
El élder Cook nos recuerda que la unidad es una parte esencial del Evangelio de Jesucristo. Al reflexionar sobre la humildad y el servicio del Salvador, estamos llamados a amar y servir a los demás con el mismo espíritu.
La oración del Salvador por la unidad no es solo una aspiración, sino un mandato divino para todos Sus seguidores.
En nuestras vidas diarias, podemos buscar oportunidades para fortalecer nuestra unidad con Cristo y con nuestros hermanos y hermanas en la fe. A través del servicio, la compasión y la obediencia a los mandamientos del Señor, podemos ser instrumentos de Su paz y amor en el mundo.
Que podamos responder al llamado del Salvador a ser uno, y que Su ejemplo de amor y servicio inspire cada una de nuestras acciones. En la unidad con Cristo y con nuestro Padre Celestial, encontraremos la verdadera paz y gozo que Él desea para todos nosotros.