Cuando era niña, solía ver a mis padres interactuar de una manera que me llenaba de esperanza y entusiasmo sobre el matrimonio. Su amor y dedicación mutua encendieron en mí el deseo de vivir una vida junto a alguien a quien amara profundamente.
Así que aquí comparto tres cosas simples y sutiles que mis padres hicieron y que tú también puedes hacer para ayudar a tus hijos a emocionarse por el matrimonio.
1. Muestra emoción al ver a tu pareja
Recuerdo cómo mi madre se apresuraba a la puerta cuando mi padre llegaba del trabajo. Su rostro se iluminaba y exclamaba: “¡Papá está en casa!”. Esa simple demostración de alegría al ver a su pareja enseñó a mis hermanos y a mí que el matrimonio es una fuente de felicidad diaria.
Ver a alguien que amas y que te ama a ti puede ser el punto culminante de tu día. Como dijo el presidente Howard W. Hunter, simplemente “te sientes mejor cuando [tu ser amado] está cerca de [ti]”.
2. Normaliza y celebra el contacto físico
El afecto físico entre mis padres siempre fue algo común y maravilloso. Se tomaban de la mano, se abrazaban y se besaban de manera natural y frecuente. Estas pequeñas muestras de cariño nos enseñaron que el contacto físico es una expresión hermosa y necesaria del amor.
Es importante que los niños vean que el afecto físico es una parte normal y saludable de una relación amorosa.
Recuerda: “Las parejas exitosas se aman con total devoción” (Élder L. Whitney Clayton).
3. Disfruten haciendo planes juntos
Mis padres siempre estaban planificando y soñando juntos. Ya fuera redecorar una habitación o planificar unas vacaciones, se entusiasmaban con cada proyecto compartido. Este ejemplo nos mostró que el matrimonio es una aventura continua, llena de oportunidades para crear y construir juntos.
Hacer planes en pareja no solo fortalece la relación, sino que también inspira a los hijos a ver el matrimonio como una emocionante colaboración.
El matrimonio: Un regalo divino
El matrimonio es un regalo de Dios, diseñado para brindarnos felicidad y crecimiento. Como dijo el presidente Russell M. Nelson:
“El anhelo más noble del corazón humano es por un matrimonio que pueda durar más allá de la muerte”.
Al vivir de manera auténtica y amorosa con tu pareja, estás enseñando a tus hijos y nietos que el matrimonio es algo por lo que vale la pena emocionarse. Mostrarles con tu ejemplo que el matrimonio es una fuente de alegría, afecto y colaboración, les ayudará a desear ese mismo tipo de relación en sus propias vidas.
El presidente Nelson también ha enseñado:
“El matrimonio trae mayores posibilidades de felicidad que cualquier otra relación humana. Sin embargo, algunas parejas casadas no están a su máximo potencial. Dejan que su romance se oxide, se dan por sentado y permiten que otros intereses o nubes de negligencia oscurezcan la visión de lo que realmente podría ser su matrimonio. Los matrimonios serían más felices si se nutriran con más cuidado”.
Ahora que estoy casada, puedo afirmar alegremente que sí, es tan emocionante y fantástico como soñé. Los mejores momentos que compartimos implican una emoción intencional y sincera, para cada uno. Tal como enseñó el élder L. Whitney Clayton:
“El matrimonio es un regalo de Dios para nosotros; la calidad de nuestros matrimonios es un regalo de nosotros para Él”.
Así que, si quieres que tus hijos vean el matrimonio como una meta emocionante y valiosa, simplemente vive tu propio matrimonio con amor, alegría y dedicación. El ejemplo habla más fuerte que las palabras.