Este artículo se basa en el testimonio de João Victor Teófilo.
En 2023, escuché por primera vez sobre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Lo único que sabía de la Iglesia era lo que había oído sobre los misioneros, que hablan del Evangelio a las personas.
Recuerdo que cuando supe más sobre la Iglesia, sentí mucha curiosidad por conocer la fe de una religión que creía en un libro además de la Biblia: El Libro de Mormón.
Conociendo un poco a los “mormones”
Primera entrevista en la Radio Auri Verde Brasil, el 31 de enero. De izquierda a derecha: Lenon Loureiro, 2do consejero; Rafael Victor Luciano, presidente de la Estaca Bauru; Thiago Stefanelli y João Carlos Sales; entonces director asistente de comunicación de la Estaca. Imagen: Maisfe.org
Soy periodista y trabajo en una radio y televisión local de São Paulo, Brasil. A finales de enero, mientras trabajaba en la tarde, se me ocurrió invitar a los “mormones” a dar una entrevista en un programa llamado “Si Dios Quiere”, donde el presentador entrevista a líderes de diferentes religiones.
Me puse en contacto con la presidencia de la estaca y programamos la entrevista. Coincidió que sería mi último día trabajando en ese horario. Algo en mí me decía que tenía que estar presente en la entrevista antes de irme del programa.
Durante la entrevista, aprendí un poco más sobre la religión y todo el equipo de la emisora recibió un ejemplar del Libro de Mormón. Recuerdo que al final de la entrevista, uno de los consejeros dijo:
“Los invitamos a todos a leer el libro y, mediante la oración, preguntarle a Dios si el contenido de este es verdadero. Les garantizo que quien lo haga, recibirá su respuesta”.
Esta frase quedó grabada en mi mente.
El tiempo pasó, pero yo seguí investigando sobre la Iglesia. Investigaba sobre las costumbres, las creencias, la restauración del Evangelio y, por supuesto, decidí empezar a leer el libro.
Una invitación a ir a la Iglesia
De izquierda a derecha: Thiago Stefanelli, 1er consejero; Rafael Luciano, presidente de la Estaca Bauru; y Lenon Loureiro, 2do consejero; en la segunda entrevista realizada el 26 de junio. Imagen: Maisfe.org
Con la universidad, el trabajo y otras responsabilidades, el libro quedó de lado y las investigaciones se pausaron por un buen tiempo.
Hasta entonces, no tenía una religión. Crecí en la Iglesia Católica por influencia de mi abuela paterna, pero me alejé a los 15 años y, desde entonces, no quería saber nada relacionado con Dios.
Las cosas volvieron a cambiar en junio, 6 meses después de aquella primera entrevista. Sentí un deseo muy fuerte de invitarlos nuevamente al programa. Aunque ya no trabajaba en ese programa, se lo sugerí al presentador y él aceptó.
Acompañé todo en persona. La entrevista fue excelente, conversé aún más con la presidencia detrás de cámaras y, a pesar de los 6 meses sin contacto con ellos, me sentí como si estuviera entre amigos.
No tardaron en invitarme a conocer la Iglesia el próximo domingo. Acepté al instante, porque ya esperaba la invitación.
Ese domingo, me sentí muy bien en un lugar tan agradable, lleno de paz y con personas tan acogedoras. Sentí ganas de volver más veces y el bautismo cruzó por mi mente, pero como algo muy sutil.
Pronto acepté recibir la visita de los misioneros durante la semana. En el primer día ya empezamos a conversar sobre algunas dudas que tenía en relación al Libro de Mormón. Durante la visita, toda la presidencia de la Estaca también visitó mi casa.
El Libro de Mormón
Arte “Imagen de Cristo” por Heinrich Hofmann
Tener a los presidentes y a los misioneros en mi casa fue una experiencia muy interesante y me enseñó mucho. La conversación fue larga y me enseñaron cosas nuevas, las cuales me parecieron muy interesantes.
Al final de la conversación, me preguntaron si aceptaría ser bautizado en la Iglesia y, aunque tenía todas las respuestas a mis dudas, todavía dudaba del Libro de Mormón.
Fue entonces que me sugirieron una lectura en el capítulo 32 de Alma. Y me repitieron lo mismo que escuché en la primera entrevista, que era hacer la lectura, orar y preguntar, con mucha fe, a Dios, si ese libro y su contenido eran reales.
Visita de misioneros con la presidencia de Estaca a mi casa el 2 de julio. Imagen: Maisfe.org
Fue exactamente lo que hice. El capítulo que me pidieron leer habla mucho sobre lo que la fe, de hecho, significa. Durante la lectura, aprendí que la fe no es sobre aquello que sabemos y tenemos certeza, sino sobre aquello que no sabemos; de lo contrario, no hay razones para creer en algo de lo que se sabe todo.
Un versículo me llamó mucho la atención y me hizo reflexionar mucho esa noche. Decía lo siguiente:
“Por tanto, benditos son aquellos que se humillan sin verse obligados a ser humildes; o más bien, en otras palabras, bendito es el que cree en la palabra de Dios, y es bautizado sin obstinación de corazón; sí, sin habérsele llevado a conocer la palabra, o siquiera compelido a saber, antes de creer”.
Después de la lectura hice una oración, con mucha fe y mucho deseo de recibir una respuesta sobre la veracidad del Libro y de la Iglesia.
“Tenía la certeza de que debía ser bautizado”
Mi bautismo, el 7 de julio. Junto a mi familia y algunos amigos de la Iglesia. Imagen: Maisfe.org
En la madrugada de esa noche, me desperté con una sensación de felicidad inmensa. Sentí algo tan fuerte, que parecía que mi corazón estaba en llamas y como si estuviera lleno de algo que nunca antes había sentido.
Hasta hoy, no sé describir la emoción exacta que sentí en ese momento. No pude dormir después, ya que la respuesta estaba allí, más clara imposible: tenía la certeza de que debía ser bautizado.
Mi bautismo ocurrió el 7 de julio de 2024, el día más feliz de mi vida. Estuve rodeado de mi familia y de los amigos que hice en la Iglesia. Fue emocionante ver a todos juntos en un momento tan importante y que voy a recordar para siempre.
El apoyo de mi familia, en especial, hizo una gran diferencia. La ceremonia entera fue extraordinaria, con una sensación de paz inmensa. Sentí mucho la presencia del Espíritu Santo.
Es muy gratificante saber que mis pecados quedaron atrás y que una nueva persona nació. Aceptar a Jesucristo como mi Salvador me hizo una persona mucho más feliz, paciente, solidaria y amorosa.
Digo, con toda la certeza del mundo, que nunca fui tan feliz como soy hoy, habiendo aceptado la invitación que Dios me hizo, de volver a seguirlo y poder sentir la gracia que el Evangelio vivo tiene.
Andar en la senda del Señor
“Dense una oportunidad, tengan fe y busquen la palabra del Señor”. Imagen: Maisfe.org
Aún leyendo el Libro de Mormón, una de las muchas partes que me gustan y con las que me identifico está en 1 Nefi 2:16, que dice:
“Y teniendo grandes deseos de conocer los misterios de Dios, clamé por tanto al Señor; y he aquí que él me visitó y enterneció mi corazón, de modo que creí (…)”.
Tengo la certeza de que ninguna de las decisiones que tomé hasta llegar al bautismo fueron en vano. ¡Qué bueno es andar en la senda del Señor!
Me gustaría terminar mi testimonio haciendo una invitación a quienes tienen ganas de creer pero tienen dudas: dense una oportunidad, tengan fe y busquen la palabra del Señor.
No tener todas las respuestas es parte del proceso porque nuestra comprensión es muy limitada comparada con la grandeza que el Padre Celestial tiene.
Así como yo pude, ustedes también pueden elegir a Jesucristo como su Salvador. Finalizo con una escritura en Lucas 12:31:
“Buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Solo busquen. Él se encargará del resto; y pueden confiar.
Fuente: Maisfe.org
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