Durante el devocional en la Semana de la Educación de BYU, el élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, destacó la importancia de “educar [nuestros] deseos justos” y ponerla en práctica a lo largo de nuestra vida.
Basándose en el compromiso de la Iglesia con la educación y el papel fundamental de los convenios del templo, el apóstol trazó el camino que lleva al crecimiento espiritual y que va de la mano con alinear nuestra voluntad con la del Padre Celestial.
La Iglesia y su impulso a la educación
El élder Andersen comenzó su discurso reconociendo el inquebrantable compromiso de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días con la educación.
Destacó la extensa red educativa que incluye a Brigham Young University y Ensign College (con más de 75,000 estudiantes inscritos), a BYU–Pathway (con más de 66,000 estudiantes inscritos), Seminario y los programas de Instituto (con más de 700,000 estudiantes inscritos).
La inversión de la Iglesia en la educación, tanto financiera como institucional, demuestra su creencia en el poder transformador del aprendizaje.
“Nuestra educación nos permite pensar más profundamente, comprender mejor el mundo en el que vivimos y mejorar significativamente nuestras oportunidades laborales”, expresó el élder Andersen.
Cómo “educar deseos justos”
La parte más significativa del mensaje del élder Andersen se centró en el concepto de “educar deseos justos”.
Explicó que los deseos son fundamentales para nuestras elecciones y acciones, y que están moldeados por nuestra voluntad y albedrío.
Los deseos justos, como creer en Jesucristo, cuidar de los demás y vivir de acuerdo con las leyes del Señor, son esenciales para una vida plena y eterna.
Para educar los deseos justos, el élder Andersen sugirió un enfoque de dos partes.
Primero, debemos participar activamente en “refinar y purificar nuestros deseos a través de nuestros propios esfuerzos y elecciones”.
Segundo, debemos “confiar en los dones y la gracia proporcionados por el Padre Celestial”. Este proceso requiere tiempo, paciencia y un esfuerzo continuo para alinear nuestros deseos con Su voluntad.
“Cuando la base de nuestros deseos es justa, entonces los educamos de tal manera que los atributos con los que vivimos se alinean con los deseos de nuestro corazón…
Moldeamos nuestras vidas de una manera que permitirá que nuestros deseos se realicen… El camino que recorremos para lograrlo es más que una maratón; es el viaje de toda una vida… y mucho más allá.
Buscamos conocer y comprender mejor los deseos de nuestro Padre Celestial para nosotros. Luego, paso a paso, año tras año, a través de Su gracia y nuestra voluntad, nuestros deseos se vuelven uno con los Suyos”.
El papel fundamental de los convenios del templo
El élder Andersen enfatizó el papel crucial de los convenios del templo en la educación de los deseos justos.
Abordó los cinco convenios que se realizan en la ceremonia de la investidura (la obediencia a las leyes de obediencia, sacrificio, del evangelio de Jesucristo, castidad y consagración), que proporcionan una base para vivir una vida justa.
Al comprender y vivir de acuerdo con estos convenios, las personas pueden fortalecer su compromiso con el evangelio y alinear sus deseos con el plan del Señor.
El apóstol compartió que “en Su casa, el templo, Dios habla y enseña a Sus hijos a través de Su Espíritu” y que “debido a que Él conoce y comprende [nuestras] fortalezas, debilidades, ansiedades, esperanzas, anhelos, miedos, luchas personales y la fe, la revelación del Señor… es Su verdad… Su aliento y consuelo”.
Un viaje de toda la vida
El élder Andersen concluyó su discurso recordándole a la audiencia que el viaje de educar los deseos justos es un esfuerzo de por vida.
“Estudiamos estos deseos en nuestra mente. Razonamos sobre lo que estamos dispuestos a pensar o hacer, cómo estamos dispuestos a usar nuestro albedrío. Consideramos los dones y la gracia que necesitaremos para que nuestros deseos realmente mejoren, realmente sean educados.
Mi promesa para ustedes es que, a medida que se preparen cuidadosamente para entrar en la casa del Señor, con corazones dispuestos, con verdadera intención, esperando la dirección del Señor, recibirán el poder elevador para educar sus deseos y fortalecerlos en su deseo de llegar a ser.
Aunque nuestras luchas no se puedan ser medidas de una manera imaginable con las Suyas, Su incomparable ejemplo de alinear Su voluntad con la voluntad del Padre nos brinda una hermosa visión de nuestro camino a seguir”.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org