Los incendios forestales en la Amazonía han devastado vastas extensiones de selva, destruyendo ecosistemas completos y afectando a innumerables especies de flora y fauna. Las imágenes de árboles en llamas y cielos oscurecidos por el humo han despertado una profunda preocupación global sobre el futuro de nuestro planeta.
Amazonía peruana. Imagen: Plataforma 10
Pero este no es solo un problema ambiental; es también una cuestión espiritual que nos invita a reflexionar sobre nuestro papel como mayordomos de la tierra.
Amazonía peruana. Imagen: Ecoturismo.com
Nuestra mayordomía terrenal
El obispo Gérald Caussé, en su mensaje titulado “Nuestra mayordomía terrenal”, nos recuerda que como hijos de Dios, tenemos la responsabilidad sagrada de cuidar de la creación que Él nos ha confiado. La tierra, en toda su belleza y diversidad, es un regalo divino, y nosotros, como sus administradores, estamos llamados a preservarla y protegerla.
Oso perezoso de la selva peruana. Imagen: Treehouse Lodge
La Amazonía no es solo el pulmón del mundo, es un símbolo vivo de la majestuosa creación de Dios. Cada árbol, cada río, cada animal que habita en esa vasta región refleja el poder creador de nuestro Padre Celestial. Cuando la destruimos, no solo estamos dañando el medio ambiente; estamos faltando a nuestra responsabilidad espiritual de ser buenos mayordomos de la tierra.
El obispo Caussé enseña que “la tierra fue dada a la humanidad para que la utilizáramos con gratitud y sabiduría”.
Esta enseñanza nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones afectan al mundo natural que nos rodea. ¿Estamos actuando con gratitud y sabiduría cuando ignoramos la destrucción de la Amazonía? ¿Estamos cumpliendo con nuestra mayordomía cuando permitimos que los incendios y la deforestación continúen sin control?
Deforestación en la Amazonía peruana. Imagen: RAISG
Cuidar de la tierra no es una tarea opcional
Cuidar de la tierra no es una tarea opcional; es una responsabilidad inherente a nuestra fe. Así como nos esforzamos por vivir el evangelio de Jesucristo en nuestras relaciones con los demás, también debemos hacerlo en nuestra relación con la creación. Ser mayordomos de la tierra significa tomar medidas concretas para proteger los recursos naturales, restaurar lo que se ha dañado y crear un futuro sostenible para las generaciones venideras.
Incendios forestales: así daña nuestro cerebro y nuestro cuerpo el humo. Imagen: National Geographic
En momentos de crisis, como los incendios en la Amazonía, se nos presenta una oportunidad única para actuar. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras la creación de Dios es destruida. Debemos educarnos, elevar nuestras voces en defensa del medio ambiente, y hacer todo lo posible para apoyar los esfuerzos de conservación.
Cada pequeño acto de servicio cuenta: desde reducir nuestro consumo de recursos hasta apoyar iniciativas que protejan los bosques y ecosistemas del mundo.
Manos que Ayudan. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
El llamado del obispo Caussé a ser mayordomos terrenales va más allá de la simple conservación; nos insta a vivir con gratitud por la tierra que se nos ha dado y a actuar con responsabilidad para asegurarnos de que siga siendo un lugar donde las futuras generaciones puedan encontrar belleza, paz y sustento.
Manos que Ayudan. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
La Amazonía es un recordatorio de la grandeza de la creación de Dios, pero también de nuestra responsabilidad de protegerla. Al responder a este llamado, podemos cumplir con nuestra misión divina de cuidar de la tierra y, al hacerlo, acercarnos más a nuestro Creador.
Imagen: Canva
Que cada uno de nosotros sienta el peso de esta responsabilidad y el privilegio de ser guardianes de este precioso planeta que Dios nos ha confiado.
