Ofenderse es una elección: No dejes que otros te llenen de resentimiento

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En la vida, todos enfrentamos momentos en los que alguien nos critica, nos lastima o nos malinterpreta.

La pregunta es cómo reaccionamos, ¿nos ofendemos o elegimos responder con comprensión?

Lo cierto es que ofenderse es una decisión personal. Puede parecer extraño, pero tenemos la capacidad de elegir si nos dejamos afectar por las palabras o acciones negativas de los demás.

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Lo cierto es que ofenderse es una decisión personal. Imagen: Shutterstock

Esto no significa que podamos evitar sentirnos mal o enojados, sino que podemos elegir cómo manejamos esas emociones.

Un buen ejemplo es Pahorán, un líder nefita del Libro de Mormón. A pesar de que lo acusaron injustamente, él decidió responder con amor y bondad.

El Libro de Mormón nos presenta un poderoso ejemplo en Pahorán, un líder nefita y uno de los jueces supremos. Su historia nos enseña una valiosa lección: ofenderse es una elección.

La historia de Pahorán y Moroni

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Moroni se sentía frustrado. Arte: Arnold Friberg

En el Libro de Alma, los capítulos 59 al 61 narran un intenso conflicto entre los nefitas y los lamanitas.

Durante este periodo, el capitán Moroni, al frente del ejército nefita, atravesaba una situación desesperada. Sin suficiente ayuda y recursos para sus tropas, Moroni se sentía frustrado.

Creía que el gobierno, bajo la dirección de Pahorán, había abandonado a su ejército en el campo de batalla.

En un acto impulsivo, Moroni envió a Pahorán una carta condenando duramente al gobierno por negligencia y exigiendo una respuesta.

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Lo que Moroni no sabía es que Pahorán también enfrentaba dificultades. Imagen: Canva

En su carta, acusó a Pahorán de haber permitido la muerte de muchos soldados por no haber enviado los refuerzos necesarios.

Incluso amenazó con tomar medidas drásticas, como marchar con su ejército a la capital para enfrentar a Pahorán si no actuaba.

¿Creéis que podéis sentaros sobre vuestros tronos en un estado de insensible estupor, mientras vuestros enemigos están sembrando la muerte alrededor de vosotros? Sí, mientras asesinan a miles de vuestros hermanos…

 

He aquí, ¿os imagináis que podríais sentaros en vuestros tronos y que, debido a la inmensa bondad de Dios, vosotros podríais no hacer nada y él os libraría? He aquí, si habéis supuesto esto, lo habéis hecho en vano…

 

Y he aquí, os digo que mucho temo que los castigos de Dios desciendan sobre este pueblo por razón de su extremada desidia; sí, por la desidia de nuestro gobierno y su extremada negligencia para con sus hermanos, sí, para con los que han perecido…

 

Sabéis que transgredís las leyes de Dios, y sabéis que las holláis con vuestros pies”. Alma 60

Lo que Moroni no sabía es que Pahorán también enfrentaba dificultades. El gobierno nefita estaba en medio de una rebelión encabezada por los hombres del rey, quienes querían derrocar el sistema de gobierno y tomar el poder. Debido a esta insurrección, Pahorán no había podido enviar los refuerzos solicitados.

La respuesta de Pahorán

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Pahorán eligió responder con bondad y comprensión. Imagen: Canva

Pahorán podría haberse ofendido. Podría haber tomado a mal que Moroni dudara de su lealtad y de su interés por el bienestar del ejército.

Podría haber respondido a Moroni de manera igualmente áspera y haber avivado la disputa. Podría haber exigido que se disculpara.

Pero no lo hizo.

Comprendió que la ira de Moroni era impulsada por su fuerte deseo de defender a su pueblo. Pahorán no solo no acusó ni reprendió a Moroni, sino que, por el contrario, lo elogió por “la grandeza de [su] corazón”.

Pahorán eligió responder con bondad y comprensión. Le explicó a Moroni la situación política complicada en Zarahemla, pero en ningún momento mostró resentimiento o ira hacia él.

Al contrario, Pahorán elogió a Moroni y su compromiso con la libertad del pueblo nefita. Este ejemplo de autocontrol y humildad es una poderosa demostración de que ofenderse es, en última instancia, una decisión personal.

El poder de elegir no ofenderse

Al elegir no ofendernos, tomamos el control de nuestras emociones y acciones. Imagen: Canva

La enseñanza de Pahorán siguen vigente hasta la actualidad. En un discurso de 2006, el élder David A. Bednar habló sobre este principio, explicando que, aunque no podemos controlar lo que otros nos dicen o hacen, sí podemos controlar cómo respondemos.

“Cuando creemos o afirmamos que se nos ha ofendido, solemos querer decir que nos hemos sentido insultados, maltratados, desairados o que nos han faltado al respeto.

 

Y, desde luego, al relacionarnos con las demás personas, vamos a ser objeto de expresiones torpes que nos hagan sentir vergüenza, de observaciones carentes de escrúpulos y maliciosas, por las que podríamos sentirnos ofendidos.

 

No obstante, básicamente, es imposible que otra persona los ofenda a ustedes o que me ofenda a mí. De hecho, creer que otra persona nos ha ofendido es fundamentalmente falso, puesto que el sentirnos ofendidos es un sentimiento que escogemos experimentar”.

Este principio tiene un enorme impacto en nuestras vidas. Al elegir no ofendernos, tomamos el control de nuestras emociones y acciones.

Permitimos que nuestro carácter y nuestra comprensión del evangelio guíen nuestras respuestas, en lugar de dejarnos llevar por impulsos momentáneos o emociones negativas.

Aplicando la lección de Pahorán en nuestras vidas

ocurre en el templo

Recuerda que aprender a elegir no ofenderte te da poder sobre tu propia vida. Imagen: Midjourney

La historia de Pahorán nos recuerda que podemos optar por no reaccionar con resentimiento cuando alguien nos critica o nos lastima.

En lugar de alimentar el conflicto, podemos buscar la paz y la comprensión, incluso cuando nos sentimos malentendidos o injustamente acusados.

¿Esto significa quizás que deberíamos permitir que alguien continúe haciéndonos daño para poder perdonar y no ofendernos?

Claro que no. Decidir no ofenderse o no reaccionar a una ofensa no significa permitir que los demás no nos respeten, nos traten mal o abusen de nosotros. Sería como darnos por vencidos y aceptar que siempre seremos víctimas.

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Tenemos el derecho (y debemos hacerlo) de alejarnos de aquello que nos hace mal. Imagen: Canva

Nuestro Padre Celestial se preocupa por nuestra libertad y felicidad, y por eso, aunque nos manda a perdonar y a ofrecer la otra mejilla, también nos manda a amar a nuestro prójimo ‘como a nosotros mismos’.

Amarse a uno mismo implica saberse alejar de aquellas situaciones en las que nuestra libertad y dignidad personal no son respetadas. Tenemos el derecho (y debemos hacerlo) de alejarnos de aquello que nos hace mal.

Finalmente, recuerda que aprender a elegir no ofenderte y optar por seguir adelante te da poder sobre tu propia vida y te ayudará a vivir una vida más feliz y en armonía con los principios del evangelio.

Fuente: Fede in Cristo

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