El martes 5 de noviembre, la hermana Amy A. Wright, primera consejera en la presidencia general de la Primaria, se reunió con los estudiantes de Brigham Young University.
En su discurso, la hermana invitó a los estudiantes a estudiar Hechos, capítulo 27 donde se relata cómo el apóstol Pablo navegó en un peligroso viaje marítimo y además dio 4 valiosas lecciones de este evento.
Lección 1: Elige buenos amigos
Cuando Pablo fue arrestado y enviado a Roma, quedó bajo la custodia de Julio, un jefe militar que permitió que algunos amigos lo acompañaran y le dio libertad para visitar la Iglesia en Sidón.
Esa compañía fortaleció a Pablo para las pruebas que enfrentaría.
Como en Marcos 2, donde cuatro amigos llevaron a un hombre paralítico para que Jesús lo sanara, la hermana Wright exhortó a los oyentes a buscar amigos que los acerquen a Jesucristo:
“Amigos que no se dejen disuadir fácilmente. Amigos que los levanten y los carguen, si es necesario, hasta los pies del Salvador. Amigos que sigan el consejo del profeta viviente”.
Lección 2: Confía en Jesucristo
Mientras Pablo navegaba cerca de Chipre, el capitán del barco cambió de rumbo en busca de protección “porque los vientos eran contrarios” (Hechos 27:4).
La hermana Wright enseñó que, al enfrentar las tormentas de la vida, también debemos buscar protección:
“Jesucristo tiene el poder de darnos la protección que necesitamos. Confía en Él. Accedemos a Su poder en virtud de los convenios que hacemos”.
Lección 3: Sigue al profeta
En el puerto de Buenos Puertos, en Creta, Pablo, como profeta, previó el peligro que amenazaba al barco, pero “el centurión creía más al piloto y al capitán de la nave que a lo que Pablo decía” (Hechos 27:11).
La hermana Wright exhortó a los oyentes a siempre seguir al Profeta, declarando:
“Qué bendecidos somos de tener un Profeta viviente en la tierra, el presidente Russell M. Nelson, una voz profética de advertencia, guía, consejo y amor.”
Lección 4: Cree en Dios
A pesar de la advertencia de Pablo, el barco partió y, poco después de Creta, el viento se volvió peligroso. En un intento por salvar la nave, los marineros arrojaron la carga por la borda y ataron cables alrededor del casco.
Finalmente, un ángel se apareció a Pablo y le dijo:
“Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo” (Hechos 27:24).
Pablo confió en Dios y dijo a la tripulación:
“Tened buen ánimo, porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho”. (Hechos 27:25).
La hermana Wright señaló que Pablo creía en Dios, quien siempre cumple Su palabra.
“Él nos conoce. Nos ama. Y tiene un plan para nosotros”.
Durante la tormenta, los compañeros de Pablo temían chocar con las rocas y echaron anclas para esperar la calma. La hermana Wright reflexionó:
“¿Alguna vez te encuentras durante la lucha de la vida ‘ansiando que amanezca’…? En lugar de ‘ansiar que amanezca’, sería prudente fortalecer y reforzar nuestras anclas.”
Las lecciones del viaje de Pablo llevaron a la hermana Wright al Salvador durante un diagnóstico de cáncer.
“Y debido a esa experiencia, estaré atada a Jesucristo por el resto de mi vida, Jesucristo está listo en nuestra hora de necesidad para asistirnos.”
Fuente: Church News
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