Ministrando como enseñó el Salvador.
El pasado miércoles 8 de noviembre, el élder Ulisses Soares, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, visitó una parte de España devastada por las inundaciones repentinas de finales de octubre.
El apóstol y el élder Rubén Alliuad, presidente del Área Europa Central, compartieron amor, preocupación y un mensaje alentador de mantener la fe en Jesucristo con los Santos de los Últimos Días en Catarrojas, España.
El élder Soares pronunció unas tiernas palabras entre los presentes:
“Mis queridos hermanos y hermanas, los amamos profundamente y queremos estar cerca de ustedes en este momento. Por eso, estamos aquí. Espero que puedan sentir el amor de nuestro Padre Celestial por ustedes, así como nuestro amor”.
Historias de resiliencia
Helamán Rubío, residente en Catarrojas, perdió a 4 vecinos durante la inundación y vio morir a uno de ellos mientras intentaba rescatar a un enfermo. Le invadió una gran paz al saber que un apóstol de Jesucristo venía a ministrarles.
“Necesitábamos mucho que viniera el élder Soares. Ha sido como un milagro. Sí, ha sido un milagro, porque hemos podido escuchar la voz del Espíritu, y era lo que necesitábamos escuchar”, expresó Rubío.
Cuando las personas están enfermas, señaló el apóstol, buscan un médico que atienda sus necesidades inmediatas.
Luego, agregó:
“Tal vez, en este momento, la necesidad principal que tenemos ahora mismo es una necesidad espiritual. Y nuestro cuidador espiritual es el Salvador Jesucristo. Los invito en este momento a poner su vida en Sus manos, a confiar en Él, a saber que Él está allí, que está esperando por cada uno de nosotros”.
Bendición especial
El élder Soares ofreció una oración con una bendición especial por las víctimas de las inundaciones. Él y su esposa, Rosana, saludaron y abrazaron a todos los presentes.
“Mantengan su fe en Dios y en Jesucristo. Estamos muy comprometidos a hacer todo lo que sea posible para ayudar a cada uno con sus necesidades y ayudarlos a seguir adelante”.
Después de pasar tiempo juntos, el élder Soares visitó un hospital cercano para mostrar su amor a un miembro que se cayó por un pozo cuando regresaba a su casa para ver cómo estaban sus hijos cuando el agua comenzó a subir.
Almudena Gómez sintió el poder del élder Soares ministrando personalmente a su familia.
“Ha sido una gran bendición que él haya venido aquí a darnos todo su amor. Él nos saludó a cada uno de nosotros, nos abrazó a cada uno de nosotros, y realmente nos sentimos [amados] a través de esos abrazos y la bendición que nos dio a todos”.
La sala de redacción de la Iglesia siguió a la familia Almenar-Gómez hasta su casa a través de las calles cubiertas de barro de Catarrojas para ver los daños en su casa y escuchar su historia.
“A través de la mirilla de la puerta, pude ver el auto estacionado enfrente. Vi cómo subía el agua, primero hasta la mitad de las ruedas, luego cubriéndolas y, a la tercera vez que miré, el auto ya no estaba”.
Usaron baldes para mantener la mayor cantidad de agua posible fuera de su casa, pero el agua llegó demasiado rápido. En una hora, el agua alcanzó los 3 metros. Así que emplearon una escalera para escapar por el muro del patio trasero y subir a la casa de los vecinos en el segundo piso.
Al día siguiente, regresaron a su casa alrededor de las 04:00 a.m. y vieron la destrucción. En la esquina de la calle, había una pila de 4.5 metros de alto de objetos que las embravecidas aguas habían arrastrado hasta allí.
Frente a estos desafíos, la familia Almenar-Gómez es como muchas otras en la comunidad: depende del apoyo del barrio:
“Nuestros líderes, que están aquí desde el principio, han venido cada día desde Valencia a ayudarnos a limpiar, a traer ropa, comida… todo, porque cuando lo pierdes todo, lo necesitas todo”.
La capilla, centro de acopio
El centro de reuniones local de la Iglesia se ha convertido en uno de los muchos lugares comunitarios donde la gente puede acudir para disfrutar de una comida caliente, equipo médico, artículos de primera necesidad y un lugar para pedir ayuda.
Gómez ha visto personalmente a jóvenes liderando la iniciativa para ayudar a los necesitados.
“En medio de esta tragedia, hemos sentido mucho apoyo incluso antes de hoy, con la ayuda tanto de miembros de la Iglesia como de personas que han venido de toda España”.
“He podido comprender mejor lo que nos decía el profeta sobre la nueva generación que ha llegado con mucha fuerza”, agregó.
Al día siguiente, el élder Soares se reunió con los misioneros de la Misión Barcelona, España, y agradeció a quienes están sirviendo en Valencia, en particular a las 4 hermanas misioneras que actualmente prestan servicio en Catarrojas.
Caminaron dos horas desde la zona inundada para asistir a la reunión.
Finalmente, el domingo 10 de noviembre, el élder Soares y su esposa, Rosana, así como el élder Alliuad y su esposa, Fabiana, hablaron en una conferencia nacional. Más de 5,000 Santos de los Últimos Días participaron en la reunión.
El apóstol reforzó la necesidad de que los miembros de la Iglesia fortalezcan su propio fundamento espiritual sobre la roca de Jesucristo como una manera de sobrevivir los días difíciles que preceden a la segunda venida del Salvador.
Fuente: Church Newsroom
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