Rompió el protocolo para seguir las impresiones de los cielos.
Lo que parecía una gira ministerial habitual —repleta de reuniones, visitas e interacciones comunes de las autoridades generales— se transformó en una de las experiencias espirituales más significativas desde su llamado apostólico para el élder Ulisses Soares, del Cuórum de los Doce Apóstoles.
El élder Soares en un encuentro interreligioso en Portugal. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Del 6 al 17 de noviembre, el élder Soares, acompañado por su esposa, la hermana Rosana Soares, visitó 4 países y 2 zonas diferentes de la Iglesia en Europa, donde entre sus visitas a amigos de otras religiones, líderes gubernamentales, directores de organizaciones benéficas, y reuniones con miembros y misioneros, también tuvo la oportunidad de ministrar a las víctimas de las inundaciones repentinas de Valencia.
Así, tras presidir y hablar en una reunión nacional de la conferencia multiestaca en Barcelona, el élder Soares despejó su agenda de un día completo para viajar a Valencia y la cercana Catarroja, otras de las áreas más afectadas por los desastres.
Revelación de los cielos
El apóstol del Señor decidió seguir las impresiones del Espíritu. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Tras enterarse de las enormes inundaciones, muertes y daños que se produjeron en Valencia, y de las luchas y sufrimientos de los Santos de los Últimos Días, tomó la inspirada decisión de reprogramar 3 reuniones con organizaciones benéficas locales, donde la Iglesia estaba dispuesta a hacer donaciones sustanciales a cada una de ellas.
“Pensé: ‘Bueno, las donaciones llegarán en los próximos días, pero la oportunidad de ir allí y estar con esas personas en Valencia es única’. Y realmente sentí en mi corazón que el Espíritu me decía: ‘Debes ir allí’”.
De esta manera, el élder y la hermana Soares, acompañados por el élder Rubén V. Alliaud, presidente del Área Europa Central, viajaron en tren durante casi 4 horas desde Barcelona hasta Valencia y luego otra hora más para cruzar el río y atravesar los puestos de control y puestos militares.
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Su grupo, incluso, se apresuró cuando los guardias reconocieron a los visitantes que llevaban las camisetas amarillas de “Manos que Ayudan” que usan los voluntarios Santos de los Últimos Días.
El élder Soares mencionó que estaba impresionado con la organización y los esfuerzos —dirigidos por el presidente de la estaca Valencia, España, José L. Barría Fernández— en el centro de estaca y en el centro de reuniones del barrio Catarroja.
“Convirtió esos dos edificios en centros de distribución de bienes, alimentos, agua y kits de higiene para todas las personas, no solo para los miembros, sino para cualquier persona necesitada en toda la comunidad”.
“Me sentí muy impresionado por su corazón amoroso y su deseo de ayudar a las personas que estaban sufriendo”.
Comenzando en el centro de reuniones de Catarroja, el élder y la hermana Soares y el élder Alliaud pasaron tiempo con los sobrevivientes de las inundaciones, escuchándolos y abrazándolos.
“Pudimos ver cuán emotivas se sentían las personas al ver que los líderes superiores de la Iglesia les prestaban atención en su momento de sufrimiento”, agregó.
“Sentí que el Salvador nos abrazaba”
Personalmente, el apóstol saludó a cada voluntario. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
El élder Soares compartió sus impresiones y la de todos los presentes durante esta inesperada e inspiradora visita:
“Nos saludamos, nos abrazamos, lloramos juntos y compartimos con ellos el amor del Salvador. Pensé que eso era lo más importante que podíamos hacer ese día: todos nos sentíamos más cerca de Jesucristo. Ese día, sentí que el Salvador nos abrazaba a todos”.
Los 3 visitantes también se detuvieron en el centro de estaca y saludaron de manera similar a los aproximadamente 50 voluntarios Santos de los Últimos Días y otras personas que habían trabajado durante días en un área a salvo de las aguas de las inundaciones distribuyendo agua, alimentos y suministros.
El élder Soares y el élder Alliaud continuaron hasta el Hospital La Fe, donde se reunieron y ofrecieron una bendición al hermano Raúl Gámez Fuentes, quien se hallaba internado porque, al intentar cruzar una calle inundada para llevar a sus hijos a salvo a casa, pisó una alcantarilla abierta y se lastimó gravemente una pierna, lo suficiente como para que los médicos temieran más tarde tener que amputarla.
Los líderes ofrecieron una oración especial en el hospital. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Las autoridades compartieron oraciones y expresiones de fe, esperanza y gratitud con Gámez Fuentes, su esposa y el hombre Santo de los Últimos Días que se enteró del accidente y pasó días con Gámez en su habitación del hospital.
“Fue toda una experiencia que me enseñó mucho sobre la importancia de ministrar a cada uno, escuchar a los que sufren, abrazarse cuando uno enfrenta desafíos… Creo que el Salvador se manifiesta en estas acciones y Su influencia permanece con las personas cuando tenemos esa oportunidad”, destacó el apóstol.
Mediante este inspirador relato, el élder Soares nos enseña la necesidad de estar en sintonía con el Espíritu para poder escuchar Sus susurros y cumplir con las revelaciones de los cielos.
Fuente: Church News
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