En el devocional de Navidad de la Primera Presidencia, la hermana Tamara W. Runia, primera consejera de la presidencia general de las Mujeres Jóvenes, compartió un mensaje profundo sobre el verdadero significado de la Navidad.
Inspirada por las palabras del himno navideño “Niño santo, niño humilde”, la hermana Runia recordó que “Cristo, el Niño, nació por [nosotros]”.
En sus palabras, reafirmó que Cristo vino al mundo para sanar y elevar a cada uno de nosotros de manera personal y única.
El buen pastor y el cordero
La hermana Runia compartió un conmovedor relato contado originalmente por el élder John R. Lasater. Durante un viaje a África, el élder Lasater fue testigo de un accidente en el que un pequeño cordero resultó herido.
De acuerdo con las leyes locales, el pastor podía reclamar una compensación de 100 veces el valor del cordero, pero el anciano pastor no aceptó el dinero. Su amor por sus ovejas era más importante.
El pastor recogió al cordero herido, lo colocó en el pliegue de su túnica y lo llamó repetidamente por su nombre. Cuando el élder Lasater preguntó por el significado del nombre que repetía, el conductor del vehículo que los llevaba respondió:
“Es el nombre del cordero. Los buenos pastores conocen a cada una de sus ovejas por su nombre”.
La hermana Runia relacionó esta historia con el amor de Cristo por cada uno de nosotros.
“Si recordamos algo esta Navidad, debería ser que somos Suyos. Y si Él le pertenece a alguien, ciertamente nos pertenece. Cristo, el Niño, nació para ustedes”.
La necesidad del Buen Pastor
Citando a Isaías 53:6, la hermana Runia recordó que todos, como ovejas, nos hemos extraviado en algún momento de nuestras vidas.
Comparó esas experiencias de pérdida o dolor con ser un cordero herido que necesita al Buen Pastor para ser consolado y sanado.
“Ser mortal significa tener aspectos de nosotros que se sienten rotos, que necesitan ser reparados”, afirmó.
La hermana Runia invitó a los presentes a imaginar a Cristo llamándolos por su nombre, con los brazos abiertos, recordándoles que Su sacrificio fue precisamente para esos momentos de necesidad.
“Si se sienten abrumados, imaginen que Él los llama por su nombre y acudan a Él. Visualicen a su Salvador con los ojos de la mente, con Sus brazos abiertos y Su rostro radiante extendido hacia ustedes, diciendo: ‘Sabía que te sentirías así. Por eso vine a la tierra y sufrí lo que sufrí’.
Mis amigos, ¿realmente recordamos y recibimos esta doctrina tan asombrosa? […] Él los está levantando del camino polvoriento, colocándolos en los pliegues de Su manto y sosteniéndolos en Sus brazos”.
La gracia del Salvador en nuestra vida diaria
La hermana Runia destacó que no tenemos que esperar hasta que todo sea perfecto en nuestra vida para acudir al Salvador.
Su gracia está disponible ahora mismo, especialmente a través de la ordenanza de la Santa Cena. Este acto semanal no solo nos limpia, sino que nos renueva y fortalece.
“Si hemos estado haciendo el esfuerzo de guardar nuestros convenios con Dios… podrán ser limpios cada día, y a través de la ordenanza de la Santa Cena, podemos sentirnos tan limpios como el día en que fuimos bautizados”, aseguró.
La invitación del ángel en la primera Navidad
Reflexionando sobre la primera noche de Navidad, cuando un ángel anunció el nacimiento del Salvador a los pastores, la hermana Runia imaginó que el mensaje era profundamente personal:
“Su amigo, su mejor amigo y Salvador acaba de nacer. Si supieran cuánto los ha observado, cuánto lo buscaron antes de venir a esta tierra y entendieran cuánto está dispuesto a sacrificar por ustedes, correrían al pesebre para recibirlo”.
Un recordatorio de esperanza
La hermana Runia concluyó su mensaje con un llamado a recordar que, a pesar de nuestras luchas o sentimientos de insuficiencia, Cristo siempre está allí para levantarnos y sostenernos. Esta Navidad, su invitación es clara:
“Recuerda que Cristo, el Niño, nació para ti. Su amor y sacrificio son personales, y Su deseo es ayudarte a regresar a casa con tu Padre Celestial”.
En esta temporada, que cada corazón encuentre paz y esperanza en el amor infinito del Salvador.
Fuente: Church News