Cuando tus hijos adolescentes ya no quieren ir a la Iglesia

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Sus ternos y vestidos yacen empolvados en el ropero. El recorrido hasta la capilla es un sepulcral silencio. Y la banca vacía solo te recuerda más su ausencia. 

Los domingos eran tu día favorito compartiendo con tus hijos las enseñanzas que le dieron sentido a tu vida, pero ahora hasta dibujar una simple sonrisa es doloroso en el día de reposo.

“Las familias pueden ser eternas, cantas en soledad durante la sacramental, recordando con pesar aquella divina promesa que hiciste en la Casa del Señor.

Tus hijos se alejaron de la Iglesia. Y parece que, con ellos, parte de tu corazón también se esfumó. 

No, no estás solo

Aunque creas que ninguna pena es mayor que ver a tus hijos fuera de las sendas de Dios, debes saber que tampoco ninguna pena la tienes que atravesar por tu cuenta.

Jesucristo dio Su vida no solo por nuestros pecados, sino también por nuestras debilidades, enfermedades y pesares. Él no te dejará en el abandono. Ni tampoco a tus hijos. Porque Su sacrificio no fue solo para los justos. Fue —y es— para todos. 

Como el Hermano Mayor de ellos, entiende tu desconsuelo; el mismo que comparte el Padre en los cielos. Porque, literalmente, también son Sus pequeños. No, no estás solo en este proceso. Dios y Jesucristo están de tu lado.

Y nos han regalado enseñanzas valiosas y divinas para afrontar este proceso.

1. El miedo nunca será el camino

El amor perfecto desecha todo el temor. Imagen: Canva

Aunque sabes que el evangelio de Jesucristo es la mejor enseñanza que puedes impartir a tus hijos y que no tendrán ningún conocimiento más valioso en sus vidas que este, también debes recordar que la religión se basa en el amor.

Debido a que tu hijo adolescente aún se encuentra bajo tu tutela, no debes aprovechar tu responsabilidad sagrada de cuidarlo para imponerle el camino que tú escogiste con el corazón. Usar la asistencia a la Iglesia como condición para que goce de tiempo libre u otras actividades recreativas podría tener el efecto totalmente contrario a tus buenas intenciones.

Sobre utilizar el miedo y la coacción para tus intereses (por más altruistas que sean), el élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

“Es cierto que el temor puede tener una poderosa influencia sobre nuestras acciones y comportamientos, pero esa influencia tiende a ser temporal y superficial. El temor rara vez tiene el poder de cambiar nuestro corazón y nunca nos transformará en personas que amen lo que es correcto y quieran obedecer a nuestro Padre Celestial.

 

“Las personas temerosas pueden decir y hacer las cosas correctas, pero no sienten lo que deben. A menudo se sienten impotentes y resentidas, incluso enojadas. Con el tiempo, estos sentimientos conducen a la desconfianza, al desafío e incluso a la rebelión”.

Si realmente amas a tus hijos, recuerda que “en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor (1 Juan 4:18).

2. No dejes de celebrar sus éxitos

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El valor de tus hijos no se limita a su espiritualidad. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

El dolor de ver a tu hijo escoger un camino alejado de la Iglesia puede ser desolador no solo porque sabes que está perdiendo bendiciones eternas, sino también por una sensación de culpa, de creer que no fuiste un buen ejemplo.

Pero recuerda que por más valiosa que sea tu influencia en la vida de tus hijos, ni los esfuerzos más rectos y nobles son una garantía de que permanecerán en el camino correcto. Una verdad que aprendemos desde la antigüedad con el relato del profeta Lehi.

Aunque tuvo en Nefi un hijo valiente y consagrado en el Señor, también sufrió al ver la incredulidad y dureza de corazón de Lamán y Lemuel. Sí, los hijos de un profeta de Dios eran escépticos al poder y los milagros del Señor.

Pero eso no impidió que Lehi deje de esforzarse por instruirlos con el “sentimiento de un tierno padre” (1 Nefi 8:37). Nunca dejó de amarlos y recordarles su estima. Porque el valor de tu hijo no se limita a su desarrollo espiritual. 

Que él o ella temporalmente se hayan perdido del camino del evangelio, no significa que tú deberías perderte de sus otros eventos significativos. Sigue a su lado. Jamás permitas que Dios sea la razón por la cual estés ausente en su vida.

Así lo enseñó el profeta Joseph F. Smith:

“Si conservan a los [hijos] cerca de su corazón, al alcance de sus brazos, si les hacen sentir que los aman […], y si los mantienen cerca de ustedes, no se apartarán muy lejos”.

3. Respeta el albedrío de Dios

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Tus enseñanzas y ejemplo permanecen. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

En la sección 29 de Doctrina y Convenios, leemos que una tercera parte de los hijos espirituales del Padre Celestial escogieron un camino diferente al maravilloso plan que Él había diseñado a nuestro favor “a causa de su albedrío”.

Dios nos concedió este divino don, porque precisamente es un Padre Amoroso. Quiere que desarrollemos todo nuestro potencial y que tengamos el deseo sincero de buscarle. Aunque seguramente fue desgarrador para Él ver a una gran cantidad de Sus hijos apartarse incluso desde la vida preterrenal, respetó su preciado albedrío.

La capacidad de escoger por nosotros mismos es la cualidad que Dios desea que desarrollemos para volver a Su presencia. Él por supuesto que anhela que todos Sus hijos regresen a Su trono, incluso más que tú como padre terrenal, pero aun con todo el poder que tiene, jamás lo utilizará para imponerse a nosotros.

Una enseñanza que nos recuerda el élder John K. Carmack, quien fue Setena Autoridad General:

“Podemos y debemos esperar mucho de nuestros hijos, pero no podemos obligarlos a que se adapten al modelo del Señor. Nuestros hijos no permanecerán en la Iglesia ni vivirán el Evangelio a menos que lo deseen”.

4. No es el final, hay una promesa

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Las promesas de Dios son eternas. Imagen: Reason to Rejoice

Si bien tenemos la certeza de que esta vida es, tan solo, un pequeño fragmento de toda una eternidad, solemos pensar que el mundo se acabó cuando nuestros hijos muestran resistencia a la Iglesia.

No olvides que la adolescencia es, probablemente, la etapa más desafiante en la vida. Es cuando los jóvenes comienzan a cuestionar. Y que tengan dudas del evangelio significa que, por lo menos, están prestando atención.

Han estado escuchando los mensajes y clases, o leyendo sus Escrituras y el Ven, Sígueme. Existió un interés por aprender que, quizá, después se alejó por algún principio que no terminaron de comprender. O que el mundo les hace pensar que es del pasado.

Tal vez al inicio no te expresen sus dudas, pero mientras mantengas una relación cordial, los ames y celebres sus éxitos, podrán confiar en ti esas dudas. Sé paciente y no dejes de intentarlo. Puede que tome más tiempo del que quisieras, pero cada pequeño minuto será valioso.

Ningún esfuerzo en favor de tu hijo será en vano. Imagen: Shutterstock

Recuerda que no estamos al final de una historia, sino que es apenas un capítulo del medio y tenemos la posibilidad de reescribirla. Que no te desanime la apatía —común— de un adolescente. Es una etapa de su vida que no se compara con las promesas por la eternidad que efectuaste en el templo por él y tu posteridad.

El élder Boyd K. Packer, quien fue miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:

“Cuando los padres cumplen los convenios que han hecho en el altar del templo, sus hijos estarán ligados a ellos para siempre”.

Aunque yo no tengo hijos, mis padres y dos hermanos mayores se han alejado del camino del Señor. Sé que puede ser desalentador llegar solo a la capilla, escuchar a los miembros preguntar por ellos y no saber qué responder. Pero es gracias a Su ejemplo y amor sincero, por el cual yo todavía me esfuerzo por ser fiel a las promesas que hicimos como familia cuando yo apenas tenía apenas 5 cinco años.

No sabemos cuánto durará esta etapa ni por qué tiene que sucederle a nuestros seres más queridos, pero sí tenemos la certeza de que no tenemos que atravesar en soledad este proceso. Un Padre y un Hermano divinos están tan preocupados como tú.

Confía en Ellos. Camina con Ellos. Aférrate a Ellos.

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No demoremos nuestro regreso hacia todo aquello que sabemos que es lo correcto y que con tanto amor nuestros padres nos enseñaron para poder llevar una vida feliz sin remordimientos ni dolor delante de Dios. #niños #misioneros #volver #iglesia #jesus #predicar #musicacristiana #cristianos #sud #arrepentirse #desdepequeños

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