A veces se piensa que vivir el evangelio significa encajar en un molde, actuar de cierta manera o renunciar a lo que nos hace únicos. Pero el erudito Santo de los Últimos Días Terryl Givens propone una idea diferente: vivir el evangelio no es seguir un guion ya escrito, sino aprender a escribir uno propio junto a Dios.

Dios no nos da un guion, nos da un lienzo en blanco
En un episodio del pódcast Out of the Best Books, Terryl Givens comparte una analogía que cambia la perspectiva sobre el uso del albedrío. En lugar de ver la vida como una obra con líneas ya definidas, invita a imaginar que el Padre Celestial nos entrega un lienzo en blanco y nos dice:
“Pinta una vida hermosa”.
Esto no significa ignorar los mandamientos ni vivir sin dirección. Todo lo contrario. Significa que Dios confía en nosotros y desea que, con la guía del Espíritu, aprendamos a tomar decisiones, crecer con nuestras experiencias y convertirnos en personas íntegras y únicas.
¿Qué clase de persona quieres ser?

Terryl hace referencia a un momento en Doctrina y Convenios 98, cuando los santos en Misuri estaban siendo perseguidos. José Smith preguntó al Señor si podían defenderse, y la respuesta fue sorprendente:
“Sufre el primer ataque, y el segundo… Si vuelven a atacar por tercera vez, puedes defenderte. Estás justificado si luchas, pero serás bendecido si decides no hacerlo”.
La respuesta del Señor no fue una orden, sino una invitación:
“¿Qué clase de persona quieres ser?”
Este principio nos enseña que el evangelio no se trata solo de cumplir reglas, sino de formar carácter. El Padre Celestial nos guía, pero también espera que desarrollemos un corazón sabio y compasivo.
Rompe con los estereotipos

Muchos creen que Dios quiere que todos seamos iguales o que hay un “modelo perfecto” al que debemos llegar. Pero esa idea no proviene del evangelio restaurado. De hecho, el presidente Brigham Young dijo una vez con fuerza:
“¡Fuera con los mormones estereotipados!”
La belleza del plan de Dios es que nos permite crecer según nuestras capacidades, talentos y personalidad, sin perder la esencia de lo que somos. Terryl lo resume así:
“El Señor no quiere que abdique mi voluntad, sino que la moldee y alinee con el bien, que crezca y se fortalezca. Él desea que mi albedrío se convierta en una herramienta para construir una vida hermosa y significativa.”
Tu historia importa
En lugar de preguntarnos constantemente si estamos cumpliendo con un modelo ideal, tal vez deberíamos preguntarnos:
“¿Estoy escribiendo una historia que glorifique a Dios y me permita ser quien realmente soy?”
Vivir el evangelio no es fingir ser alguien más. Es ser tú mismo, con el corazón dispuesto, buscando día a día crecer, amar y servir, mientras el Espíritu te ayuda a escribir una vida digna de ser compartida eternamente.
Fuente: LDS Living



