En medio de la devastación que dejaron las recientes inundaciones en el centro de Texas, los líderes locales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no solo hablan de destrucción. Hablan de consuelo, esperanza, ministración, milagros… y fe en Cristo.

Una de las víctimas fue Sally Graves, miembro de 91 años del Barrio Kerrville, Estaca San Antonio Texas La Cantera. Su fallecimiento, junto con la pérdida de viviendas y bienes de decenas de miembros, ha tocado profundamente a la comunidad local. Pero también ha encendido una ola de amor y servicio.

Los funcionarios recorren las orillas del río Guadalupe después de que una inundación repentina barra la zona el sábado 5 de julio de 2025 en Hunt, Texas. Fotografía: Julio Cortez, Associated Press

Oraciones por consuelo

El presidente de estaca J. Michael Villarreal expresó el sentimiento que ha guiado sus oraciones desde el inicio:

“Han sido oraciones por consuelo — que el Señor consuele a todos, incluso a quienes no fueron directamente afectados, pero sienten profundamente lo que está ocurriendo en sus comunidades”.

A esta plegaria se suman las de miembros en todo el país, quienes han ofrecido ayuda desde donde están. Aunque el acceso a las zonas afectadas está restringido, el deseo de servir ha sido evidente.

“Esto habla del espíritu de nuestros miembros”, dijo el élder Jorge A. Contreras, Setenta de Área. “Quieren ayudar, quieren tender la mano.”

Fotografía: Julio Cortez, Associated Press

“Lloramos y oramos”

El lunes 7 de julio, la presidencia del Área Norteamérica Suroeste — el élder José L. Alonso, el élder Michael A. Dunny el élder Jonathan S. Schmitt — emitió un mensaje de esperanza:

“Lloramos y oramos por quienes perdieron a sus seres queridos… En este tiempo de pérdida inimaginable, creemos que el Señor está extendiendo Su mano para consolar a los corazones que necesitan refugio… Hay esperanza en medio de la oscuridad”.

Sally Graves: una vida de fe y servicio

Fotografía: Julio Cortez, Associated Press

Sally y su difunto esposo, Ghent Graves, fueron conversos a la Iglesia y sirvieron activamente en la comunidad de Kerrville. Él fue obispo del barrio hace más de 25 años. Ambos eran emprendedores y generosos.

El fin de semana de su fallecimiento, miembros del barrio trabajaron en su hogar, ubicado junto al río Guadalupe, para ayudar con la limpieza. Entre ellos, uno de sus hermanos ministrantes.

“Fue una experiencia profundamente conmovedora”, dijo el presidente Villarreal.

Testimonios en medio del dolor

En otras áreas afectadas, como Marble Falls y Cedar Park, se han reportado pérdidas materiales y experiencias milagrosas.

Una familia del Barrio Marble Falls fue arrastrada por la corriente del río, pero logró sobrevivir. El élder Contreras relató:

“Los niños oraban mientras eran llevados por el agua. Sus testimonios tocaron profundamente mi corazón. El Señor sabe quiénes somos y lo que necesitamos en el momento justo”.

Ministrar como Cristo

Durante la reunión sacramental del domingo 6 de julio en Kerrville, los himnos, los mensajes y la unidad espiritual recordaron a todos que, aunque hay dolor, Cristo consuela a quienes acuden a Él.

Fotografía: Julio Cortez, Associated Press

El presidente Villarreal enseñó basado en Doctrina y Convenios 4:

“Aquellos que desean servir, son llamados. Si seguimos los atributos cristianos y pedimos al Señor guía, Él nos mostrará cómo ayudar — como barrio, como estaca y como comunidad”.

La segunda hora se dedicó a coordinar acciones concretas, incluyendo ayuda a familias afectadas, búsqueda de personas desaparecidas y remoción de escombros con maquinaria.

Organización, paciencia y fe

Aunque ningún centro de reuniones fue dañado ni se ha requerido como refugio, la coordinación de los líderes locales ha sido clave. Las comunicaciones se han realizado a través de las presidencias de estaca, organizaciones de barrio y herramientas como JustServe.org y CrisisCleanup.org.

“La primera línea de defensa es saber cómo están nuestros miembros y sus comunidades”, explicó el élder Contreras.

Las autoridades civiles han pedido paciencia, pero los Santos están listos para servir cuando llegue el momento.

Fotografía: Julio Cortez, Associated Press

“El Señor sabe quiénes somos”

“Sí, es una tragedia”, concluyó el élder Contreras, “pero también es testimonio de que el Señor está con nosotros. Él no nos abandona”.

El presidente Villarreal añadió:

“Ha sido profundamente conmovedor ver las oraciones, el ayuno y el amor que vienen desde todas partes del mundo. Este Evangelio no tiene fronteras, ni idiomas. Donde hay discípulos de Cristo, hay servicio, fe y compasión”.

Únete a nosotros en oración por las familias afectadas por las inundaciones en Texas. Y si deseas ayudar, visita JustServe.org para conocer oportunidades en tu zona.

Fuente: Church News