En un rincón de África Occidental, el sol brillaba con fuerza el 19 de junio mientras los pobladores de Morso se reunían para celebrar un acontecimiento que cambiaría su historia: la inauguración de una nueva clínica comunitaria.

Gracias al apoyo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, esta localidad cuenta ahora con un moderno centro de salud que incluye salas de atención, cuartos para el personal, servicios higiénicos, una farmacia y equipos médicos esenciales. Para Morso, esto representa más que una obra física: es una muestra tangible de amor, fe y solidaridad.

La visión de una hija del pueblo

Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

La iniciativa nació del corazón de Yaa Ntiamoa-Baidu, originaria de Morso y profesora jubilada de biología y conservación en la Universidad de Ghana. Conmovida por las limitadas condiciones del antiguo puesto de salud de su comunidad, decidió buscar apoyo.

“No podía aceptar que hombres y mujeres enfermos compartieran una sola habitación sin privacidad ni condiciones adecuadas”.

 Durante años tocó las puertas de diversas organizaciones, sin éxito. Hasta que encontró una respuesta inesperada: La Iglesia de Jesucristo.

Con humildad y convicción, Yaa se acercó a los líderes locales de la Iglesia.

 “No solo me escucharon, sino que actuaron de inmediato”.

Así comenzó un proyecto que avanzó con rapidez y determinación.

Un regalo con propósito

Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

La nueva clínica no solo se construyó desde cero, sino que fue equipada con recursos vitales como camas hospitalarias, ecógrafos, sillas de ruedas, oxígeno, refrigeradores para vacunas y hasta un resucitador infantil. En muchas zonas rurales, estos elementos son casi imposibles de conseguir.

Pero el mayor valor del proyecto no se mide en materiales. Se trata de una expresión clara de que cada vida importa. De que, aunque no haya congregaciones establecidas en Morso, la Iglesia está dispuesta a servir donde se le necesite.

El día de la ceremonia, la alegría era evidente. Líderes tradicionales vestidos con trajes típicos presidieron la actividad. Entre ellos, el jefe de la comunidad vecina, Nana Obeng Poku Tano II, elogió la rapidez de ejecución del proyecto y agradeció profundamente a los miembros de la Iglesia.

Por su parte, la reina madre del pueblo no pudo ocultar su emoción: 

“Oramos mucho por esto, y el Señor ha escuchado nuestras súplicas. Tener acceso a salud es un derecho que ahora se nos ha devuelto”.

Más que salud: un nuevo comienzo

Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Para los habitantes de Morso, esta clínica representa una esperanza renovada. Algunos ya imaginan cómo el acceso a servicios médicos podría atraer visitantes de otras localidades, generando nuevas oportunidades económicas.

Aunque no haya capillas de La Iglesia de Jesucristo en la zona, los principios del Evangelio se han manifestado de forma poderosa. 

Como lo expresó un representante de la Iglesia en la ceremonia, todo esto responde a un deseo sincero de seguir el ejemplo de Jesucristo: amar al prójimo, servir sin esperar nada a cambio y tender la mano al que más lo necesita.

Fuente: Church News

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