Una advertencia que no podemos pasa por alto
En una conferencia general, el élder Robert D. Hales dijo algo que nos sigue haciendo pensar:
“En las últimas décadas, la Iglesia ha sido en gran medida preservada de los terribles malentendidos y persecuciones que vivieron los primeros santos. Pero esto no será siempre así.”
¿Estamos preparados para lo que podría venir?
Recordar la historia para no repetirla
Sabemos por los relatos históricos que los primeros miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pasaron momentos muy duros. Fueron expulsados por la fuerza, atacados por multitudes y hasta tratados como enemigos públicos. El asesinato de José y Hyrum Smith en Carthage es un recordatorio claro de la violencia que enfrentaron por sus creencias.
B. H. Roberts escribió que esos ataques muchas veces nacían del miedo y la ignorancia, algo que todavía puede existir hoy. Y aunque hoy vivimos tiempos más pacíficos, eso no significa que las dificultades hayan desaparecido.
La libertad religiosa sigue enfrentando desafíos
En distintos lugares del mundo, las personas de fe siguen siendo cuestionadas por vivir según sus convicciones. Un ejemplo conocido fue el caso de un panadero en Estados Unidos que se enfrentó a acciones legales por negarse a hacer un pastel de bodas para una pareja del mismo sexo. Más allá de las opiniones, ese tipo de situaciones nos lleva a reflexionar sobre cómo se vive y se protege la libertad religiosa.
Las escrituras ya nos advirtieron
El capítulo 24 de Mateo habla de señales antes de la Segunda Venida: guerras, hambres, persecuciones. Doctrina y Convenios también menciona que vendrán calamidades, y que el pueblo del Señor deberá reunirse en lugares santos. El presidente Ezra Taft Benson enseñó que el rechazo de los siervos del Señor trae consecuencias y que la oposición aumentará a medida que el mundo se aleje de Dios.
¿Qué podemos hacer desde hoy?
Los profetas actuales nos han enseñado a fortalecer nuestra fe y prepararnos de forma espiritual y temporal. El presidente Gordon B. Hinckley nos invitó a tener el valor de defender lo correcto y a confiar en el Señor. Tener un testimonio firme nos ayuda a enfrentar lo que venga sin temor.
Además, se nos aconseja ser prudentes con nuestros recursos, tener algo de almacenamiento de alimentos y estar preparados económicamente para tiempos difíciles. Esta preparación no debe ser extrema, sino sabia y equilibrada.
La fuerza del pueblo del convenio
Una de las mayores fortalezas que tenemos es la comunidad de los santos. Los primeros miembros sobrevivieron porque se apoyaron mutuamente, y eso no ha cambiado. Podemos seguir ese ejemplo de estar unidos, ministrarnos, buscar estar cerca de los que también desean seguir a Cristo.
También es importante ser parte de la sociedad con respeto y amabilidad. La Iglesia siempre ha promovido la convivencia pacífica y el respeto por quienes piensan diferente. Eso también es parte de vivir el evangelio y seguir el ejemplo del Salvador.
Fuente: Ask Gramps
