Los desastres naturales dejan mucho más que daños visibles. Aunque los noticieros se vayan y los voluntarios dejen de llegar, las familias afectadas siguen enfrentando una realidad difícil durante meses, incluso años. Acompañarles de verdad implica entender que el proceso de recuperación es largo y muchas veces silencioso.

Recientemente, un grupo de voluntarios estuvo sirviendo alimentos a familias afectadas por las inundaciones en Texas. La organización Mercy Chefs ha decidido quedarse en la zona durante todo un año para ayudar. Eso nos recuerda que la emergencia no termina cuando pasa la tormenta. A veces, el verdadero reto empieza después.

El impacto no termina con la destrucción

Cuando una familia pierde su hogar, no solo pierde una casa. También pierde estabilidad, recuerdos, rutinas y muchas veces, la sensación de control sobre su vida. En algunos casos, el padre o la madre tienen que buscar trabajos adicionales, o quienes antes cuidaban del hogar deben empezar a generar ingresos. Reconstruir toma tiempo, dinero y mucha energía emocional.

Mientras tanto, hay tareas urgentes como gestionar seguros, pedir permisos, buscar dónde vivir, organizar papeles… todo mientras se sobrevive al día a día.

No olvidemos a los niños

Imagen: Freepick

A menudo se nos pasa por alto lo que viven los más pequeños. Ellos también pierden sus cuadernos, sus juguetes favoritos, premios escolares, dibujos que guardaban con cariño. Algunos sufren pesadillas, o reaccionan con miedo a sonidos fuertes como los truenos. Acompañarles también implica ayudarlos a recuperar un poco de su infancia.

Podemos invitarles a hacer actividades sencillas parecidas a coser almohadas, armar adornos navideños, cocinar para otros o recolectar juguetes para otros niños. Esto no solo les da consuelo, también les ayuda a sentirse útiles.

Cosas concretas que sí ayudan

Aquí algunas ideas prácticas para quienes quieran apoyar después de un desastre:

  • Llevar lo necesario para limpiar: En las zonas afectadas es difícil conseguir insumos. Llevar guantes, lentes protectores, mascarillas N95, agua, bolsas resistentes, toallitas húmedas, repelente, protector solar, snacks o una pequeña bocina con música puede marcar una gran diferencia. Pregunta antes de ir qué se necesita.
  • Cuidar los detalles: Reemplazar útiles escolares, donar libros o ayudar con las tareas diarias (como llevar a los niños a la escuela o hacer compras) aligera la carga de las familias.
  • Ofrecer tiempo, no solo cosas: Escuchar con paciencia puede ser más sanador que cualquier consejo. Cada persona vive el duelo a su manera, y solo quieren saber que alguien está ahí, sin prisa.
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
  • Recuperar memorias: Si una familia perdió fotos o decoraciones especiales, ayuda a buscar entre amigos, familiares o conocidos. Invita a quienes donen fotos a incluir una anécdota. Los objetos se pueden reponer; los recuerdos, no.
  • Regala libertad, no solo ayuda: En lugar de comprar cosas sin preguntar, es mejor dar tarjetas de regalo. Así la familia puede elegir lo que necesita, con dignidad y según sus gustos.
  • Apoyar con organización: Un simple archivador con fundas plásticas puede ayudar a ordenar papeles importantes como facturas, recibos, correos impresos y notas. Es común que no haya electricidad ni internet durante semanas.
  • Pensar en el largo plazo: Después de un tiempo, se puede organizar algo especial para reponer objetos del hogar, o incluso una actividad para celebrar lo que han logrado reconstruir. Recordemos que la recuperación no tiene una fecha fija.

Prepararnos también es estar listos para los demás

prepararse para emergencias y desastres
Imagen: Salud BSW Health

Como miembros de la Iglesia, sabemos que vivimos tiempos desafiantes. Las escrituras y los profetas nos han advertido que los desastres serán más frecuentes e intensos. Prepararse no solo significa guardar alimentos o tener un plan familiar. También significa estar dispuestos a levantar a los que han caído.

De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. — Mateo 25:40

Acompañar después de una tragedia es una forma de mostrar el amor de Cristo de manera concreta. Porque, aunque no podamos cambiar lo que pasó, sí podemos ser parte de la esperanza que viene después.

Fuente: Meridian Magazine

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