A veces, los momentos más breves pueden dejarnos las enseñanzas más profundas. Eso fue lo que pasó con Charlie.
Charles William Percival, a quien todos en su familia llamaban con cariño “Charlie”, nació el 15 de julio. Llegó antes de lo esperado porque los médicos notaron que no se movía dentro del vientre.
Después del nacimiento, descubrieron la razón: Charlie tenía Atrofia Muscular Espinal tipo 0, una condición muy poco común y extremadamente delicada, que afecta la movilidad y la respiración desde el nacimiento.
Los médicos sabían que su diagnóstico no era compatible con una vida prolongada. Pero en medio de todo, la familia de Charlie decidió tener esos 15 días para conocerlo, amarlo y aprender de él.
No fue mucho tiempo, pero fue tiempo suficiente

Durante esas dos semanas, Charlie se convirtió en parte fundamental de su hogar. Cada mirada, cada respiración, cada instante con él fue valioso. Y aunque su movimiento era mínimo y necesitaba ayuda para respirar, logró enseñarles que lo más importante es estar juntos y aprovechar cada momento que tenemos con quienes amamos.
Will y Amy, sus padres, aprovecharon cada minuto. Tomaron fotos, compartieron risas, abrazaron a su hijo con ternura, y crearon recuerdos que ahora se han vuelto sagrados para ellos. El 30 de julio, Charlie partió.
Una despedida con esperanza

Perder a un hijo no es algo que se supera fácilmente, pero la fe ofrece una perspectiva diferente. Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, esta familia cree firmemente que la muerte no es el final. Creen que volverán a estar con Charlie, y que la separación es solo temporal.
Esa esperanza no elimina el dolor, pero sí cambia el enfoque. Porque cuando uno sabe que la familia puede ser eterna, los recuerdos toman otro valor. Y cada momento, por pequeño que sea, se convierte en una promesa.

Gracias a quienes acompañan

Charlie recibió cuidados médicos muy atentos gracias a los equipos de la Universidad de Iowa. Desde la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales hasta el equipo de cuidados paliativos, cada profesional fue parte importante en esos días.
Will, que está haciendo su residencia médica en esa misma universidad, expresó lo agradecido que se siente de formar parte de un equipo tan humano. Amy también fue rodeada de amor y apoyo, y aunque ambos están en una situación financiera estable, han recibido donaciones para cubrir los gastos del entierro y la lápida de su hijo. La generosidad de amigos y conocidos ha sido una muestra del impacto que tuvo Charlie, aún con su vida breve.
El legado de un bebé
Puede parecer que 15 días no son suficientes para dejar huella. Pero Charlie sí lo hizo. Enseñó a su familia y a quienes los rodean sobre la importancia de vivir con intención, de pasar tiempo con quienes amamos, y de valorar cada respiración como un regalo.
No sabemos por qué algunas pruebas llegan tan temprano ni por qué algunas vidas son tan breves. Pero sí sabemos que, con fe en Cristo, la muerte no es el punto final.
Charlie vino al mundo con un propósito. Y aunque no vivió mucho, su historia seguirá tocando corazones por mucho tiempo.
Fuente: @Will Percibal
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Se sin ninguna duda que Dios y Jesucristo Nuestro Salvador viven y que somos familias eternas Que algún día volveré a abrazar a mi Esposo y a mi hijo Ryan.
Lo se sin ninguna duda e sentido el amor de mi Padre Celestial y de mi Salvador se los comparto en el nombre de Jesucristo amén.
¡Qué hermoso testimonio! Las familias son eternas gracias al plan de nuestro Padre Celestial. ❤️