Durante el panel en la conferencia FAIR Latter-day Saint en Lehi, Utah, donde líderes y académicas reflexionaron sobre la experiencia vivida de las mujeres en la Iglesia y su papel como compañeras, líderes y discípulas.

La moderadora, Barbara Morgan Gardner, profesora de Historia y Doctrina de la Iglesia en BYU, explicó que la motivación para reunir a estas mujeres surgió al pensar en aquellas que atraviesan dudas sobre su fe.

“Las redes sociales son tan ruidosas que muchas no saben dónde encontrar la verdad ni dónde están las mujeres fuertes y sabias de nuestra historia”.

Créditos: Brittany Menefield, Bella Vita, FAIR

La profesora Jenet Erickson recordó que una vez compartió con una colega atea la doctrina de que somos hijos de un Padre y una Madre Celestial.

“Ella se emocionó hasta las lágrimas y me dijo: ‘Es lo más hermoso que he escuchado’”.

Para Erickson, esta enseñanza es una de las visiones más radicales y esperanzadoras que ofrece el Evangelio: un potencial eterno sin límites.

Brigitte C. Madrian, decana de la Escuela de Negocios Marriott de BYU, contó cómo servir semanalmente en el templo profundizó su comprensión del amor igualitario de Dios hacia hombres y mujeres.

“Hacemos los mismos convenios, recibimos las mismas promesas y participamos en las mismas ordenanzas».

El verdadero papel de la mujer

Créditos: Brittany Menefield, Bella Vita, FAIR

Por su parte, la profesora de derecho Shima Baradaran Baughman relató cómo, en medio de dificultades matrimoniales y preguntas sin resolver sobre el papel de la mujer, decidió asistir al templo semanalmente junto a su esposo. Con el tiempo, no solo fortaleció su matrimonio, sino que comprendió mejor su influencia y poder como mujer en el plan de Dios.

“Ver la valentía de Eva y el significado de nuestras bendiciones me ayudó a resolver esas dudas que tenía en espera”.

Sarah Jane Weaver, editora de Deseret News, narró una experiencia en Fiji en 2016, cuando un ciclón golpeó poco antes de la rededicación del templo de Suva. Allí vio al presidente de estaca organizar la reconstrucción y a un misionero humanitario atender necesidades básicas. Sin embargo, lo que más la impactó fue la líder de la Sociedad de Socorro yendo casa por casa, abrazando a las familias y repartiendo dulces a los niños.

“Ese día pensé que, si el Salvador estuviera en ese lugar, habría estado a su lado, ministrando uno a uno”.

Varios testimonios coincidieron en que la cooperación entre hombres y mujeres es clave para el funcionamiento de la Iglesia. Erickson destacó cómo, en su servicio como presidenta de la Sociedad de Socorro, su obispo y presidente de estaca buscaban activamente su opinión antes de tomar decisiones importantes.

“Sentía que sin la voz de las mujeres, el Señor no podía darles la guía que necesitaban”.

El evangelio rompe barreras

Créditos: Brittany Menefield, Bella Vita, FAIR

Baughman, quien proviene de un contexto cultural donde las mujeres tenían menos derechos, contrastó esa realidad con la igualdad de convenio enseñada en la Iglesia. También recordó experiencias en África, donde las costumbres colocaban al hombre físicamente por delante de la esposa, y cómo el Evangelio rompe esas barreras para formar matrimonios de socios plenos.

Erickson citó el relato de una mujer en Ghana que, tras recibir capacitación sobre igualdad y el plan de salvación, expresó con convicción:

“Esta es la Iglesia de las mujeres”.

Weaver, quien ha viajado por decenas de países, coincidió en que el Evangelio ha elevado la vida de las mujeres en todo el mundo, permitiéndoles desarrollar su potencial divino.

El panel concluyó reafirmando que el plan de Dios contempla a hombres y mujeres como compañeros iguales en la obra de salvación. El servicio, la voz y la fe de las mujeres no son complementos, sino elementos esenciales para que la Iglesia cumpla su misión. En palabras de Weaver, ya sea en Japón tras un tsunami, en un pueblo de Fiji después de un ciclón o en cualquier parte del mundo:

“Cuando la Iglesia está funcionando como debe, eleva y fortalece a cada persona, hombro a hombro, tal como lo haría el Salvador”.

Fuente: Deseret News

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