A tan solo 80 kilómetros al este del Monumento de los Cuatro Esquinas, el único punto en Estados Unidos donde se intersectan cuatro estados, se alza ahora un lugar donde el cielo y la tierra se encuentran: el Templo de Farmington, Nuevo México.
El élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, declaró lo siguiente al dedicar el templo el domingo 17 de agosto:
“Esta casa sagrada del Señor da testimonio, más que cualquier otro lugar, de la inmortalidad del alma y que la vida continúa más allá del velo”.
El élder Andersen señaló que el vínculo maravilloso que une a las familias eternamente es Jesucristo.
“Solo a través del incomparable don del Salvador tenemos poder para atar en los cielos lo que se ata en la tierra… Cada ordenanza en esta casa santa dirige nuestro corazón hacia nuestro Salvador, Jesucristo, y Su sacrificio expiatorio, y lo que ese don significa para el matrimonio eterno, nuestra familia y nuestra posteridad”.
Acompañaron al élder Andersen en la dedicación su esposa, hermana Kathy Andersen; el élder José L. Alonso, Setenta Autoridad General y presidente del Área Suroeste de Estados Unidos, con su esposa, hermana Rebeca Alonso; el élder Steven R. Bangerter, Setenta Autoridad General y director ejecutivo del Departamento de Templos, con su esposa, hermana Susan Bangerter; y el Presiding Bishop Gérald Caussé con su esposa, hermana Valérie Caussé.
Al llegar al sitio en una mañana soleada y encantadora, el élder Andersen caminó entre unas 200 personas, estrechando manos y expresando su amor por su asistencia.
“Adoro a estas personas. Se han dedicado y han sido fieles”, dijo sobre los Santos de los Últimos Días de Farmington. “Es una bendición increíble ver que aquí, en la belleza del desierto, se encuentra esta casa sagrada del Señor”.
El élder Andersen expresó que «todos sabemos que el mal está aumentando en el mundo que nos rodea. Los peligros espirituales pueden alejarnos de nuestros anclajes espirituales», sin embargo, “en medio de este mundo en agitación, el Señor ha dicho que preparará un pueblo justo”.
Aquellos que consagren su vida asistiendo a Su casa “recibirán las bendiciones y el poder para convertirse en la persona que desean ser”.
En su oración dedicatoria, el élder Andersen pidió:
“Que esta, Tu casa, sea un santuario de paz, un refugio de las distracciones del mundo. Oramos para que aquí, en este templo santo, el valor incomparable de cada individuo, cada hijo o hija de Dios, se cuente como mayor que todos los tesoros del mundo, permitiendo que la bondad de cada discípulo brille con esplendor más allá de cualquier consideración de identidad cultural, prosperidad personal o notoriedad mundana”.
Finalmente, el élder Andersen testificó que “en esta casa santa nos prepararemos” para el regreso del Señor.
“A medida que tengan fe en Él y den su mayor esfuerzo, Él tomará sus cargas, dificultades y debilidades, y los preparará para Su venida y para la vida eterna que les espera”.
Este nuevo Templo de Farmington, Nuevo México es el templo n.º 208 en funcionamiento de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y es el quinto dedicado por el élder Andersen, siendo el primero en Norteamérica.
Imagen de portada: Scott G Winterton, Deseret News
Fuente: Church News
