Pregunta
Una de las creencias centrales para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene que ver con el matrimonio. A diferencia de los conceptos actuales, los miembros pensamos en el matrimonio como un convenio con Dios que durará para siempre.
Aunque sentimos un gozo profundo por saber que las relaciones amorosas de familia pueden ser eternas, puede que a veces encontremos información que parezca contradecir este pensamiento. Jesucristo enseñó:
“Porque en la resurrección ni se casan ni se dan en casamiento, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo”. (Mateo 22:30)
¿Qué quiso decir el Salvador con esto? ¿Acaso ya no existirá el matrimonio luego de esta vida? Estas dudas pueden llevarnos a malinterpretar la enseñanza del matrimonio eterno. ¡Resolvamos esto juntos!
Respuesta
Para entender a lo que se refería el Salvador, debemos analizar sus palabras en profundidad asimilando sus enseñanzas con lo que nos dice la revelación moderna.
Un buen punto de partida es reconocer que el Señor no dice textualmente que no habrá matrimonio en los cielos, sino que no se casarán, o en otras palabras, que ya no se realizará la ordenanza del matrimonio en los cielos puesto que Dios ha mandado que dicha ordenanza solo se efectúe aquí en la tierra mediante la forma correcta.
Una revelación moderna dada a través de José Smith revela que:
“Si un hombre se casa con una mujer en el mundo, y no se casa con ella ni por mí ni por mi palabra… ninguna validez tendrán su convenio y matrimonio cuando mueran… Por tanto, cuando están fuera del mundo ni se casan ni se dan en casamiento, sino que son nombrados ángeles”. (Doctrina y Convenios 132:15-16)
Esta revelación nos recuerda que para que una unión matrimonial continúe en los cielos, debe sellarse por el poder de aquel que es dueño de ellos, a saber, Dios. Es por eso que en los templos, las parejas son selladas bajo la autoridad del sacerdocio a fin de que su convenio sea válido luego de la muerte.
Jesucristo mismo lo declara:
“Si un hombre se casa con una mujer… por el tiempo y por toda la eternidad, y si ese convenio… les es sellado por el Santo Espíritu de la promesa, por conducto del que es ungido, a quien he otorgado este poder y las llaves de este sacerdocio, [su convenio] estará en pleno vigor cuando ya no estén en el mundo”. (Doctrina y Convenios 132:18-19)
Si Jesucristo no puede contradecirse de sí mismo, podemos entender que el matrimonio eterno no va en contra de Sus enseñanzas en el Nuevo Testamento. Dicho esto, la respuesta final es: El matrimonio solo se efectúa aquí en la tierra y continúa en los cielos para quienes concertaron este convenio bajo el poder del sacerdocio de Dios.
Esta declaración también viene acompañada de un llamado a recordar la necesidad de prepararnos para hacer y guardar este convenio sagrado del matrimonio. Gracias al plan de Dios, los convenios fieles pueden durar por toda la eternidad.
Fuente: AskGramps
