El 23 de septiembre de 1995, el presidente Gordon B. Hinckley presentó por primera vez “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” durante la reunión general de la Sociedad de Socorro. 

Aquella lectura se convirtió en un momento histórico para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y, treinta años después, sus enseñanzas siguen siendo una guía central sobre la doctrina del matrimonio, el género y la familia.

Detrás de ese día hubo años de preparación, consejos y oración. La proclamación no apareció de la nada, sino que fue el resultado de una preocupación profética constante y del deseo de aclarar la doctrina en un tiempo de cambios sociales.

Un contexto de cambios en el mundo

El presidente Howard W. Hunter llamó a Gordon B. Hinckley y Thomas S. Monson para servir como sus consejeros en la Primera Presidencia en 1994. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

A inicios de los años 90, las Naciones Unidas declararon 1994 como el “Año Internacional de la Familia”. La Primera Presidencia de la Iglesia participó en ese reconocimiento, pero también observó con preocupación algunas políticas globales que empezaban a alejarse de la visión eterna del matrimonio y la familia.

Ese mismo año, la Primera Presidencia emitió una carta reafirmando la importancia de:

“preservar la santidad del matrimonio entre un hombre y una mujer”

Los apóstoles también siguieron de cerca conferencias internacionales donde se debatían definiciones de matrimonio y sexualidad. Elder Boyd K. Packer señaló que, en uno de esos eventos, “la palabra matrimonio ni siquiera fue mencionada”.

Los líderes de la Iglesia entendieron que era el momento de actuar. Elder M. Russell Ballard explicó que, en medio de esas conversaciones globales, se vio la necesidad de “declarar al mundo el papel revelado de la familia en el plan de Dios”.

El trabajo en el consejo de los Doce

La hermana Elaine L. Jack, en el centro, la hermana Chieko N. Okazaki, a la izquierda, y la hermana Aileen H. Clyde, a la derecha, aparecen frente al edificio de la Sociedad de Socorro en septiembre de 1996. | Imagen: Church News. Créditos: Garry Bryant

En 1994, el Quórum de los Doce Apóstoles dedicó largas sesiones en el Templo de Salt Lake a reflexionar sobre los desafíos que enfrentaba la familia. Hablaron de la pornografía, las leyes que debilitaban al hogar y las presiones sociales respecto al matrimonio y el género. 

Elder Russell M. Nelson más tarde recordaría que:

“se podía ver venir un esfuerzo por borrar todos los límites en la conducta sexual y por confundir el significado de los géneros”.

De esas discusiones surgió la decisión de redactar un documento oficial. Un comité formado por los élderes James E. Faust, Russell M. Nelson y Dallin H. Oaks preparó un borrador durante las navidades de 1994. El texto fue revisado y aprobado en marzo de 1995 por la Primera Presidencia.

La participación de la Sociedad de Socorro

El 22 de septiembre de 1995, el día antes de que el presidente Gordon B. Hincklely leyera «La Familia: Una Proclamación para el Mundo», la hermana Elaine L. Jack (centro), la hermana Chiecko N. Okazaki (extremo izquierdo) y la hermana Aileen H. Clyde (extremo derecho) conversan en la Manzana del Templo con Shirley Wade, del Barrio 1 de Gilmer, Texas (centro derecha), y Juliete Sarmiento, del Barrio 10 de Granger, Utah (centro izquierda). Imagen: Church News. Créditos: Carmen Troesser.

Mientras tanto, la presidencia general de la Sociedad de Socorro, dirigida por Elaine L. Jack junto con Chieko N. Okazaki y Aileen H. Clyde, había decidido enfocar su reunión anual en el tema de la familia. 

Tenían ideas, incluso un video en preparación, pero finalmente lo cancelaron confiando en que el Señor guiaría el programa.

Esa decisión abrió espacio para algo más grande. Pocos días antes de la reunión, se reunieron con la Primera Presidencia. En ese consejo, el presidente Hinckley consideró leer la proclamación y, al recibir el apoyo de las líderes de la Sociedad de Socorro, tomó la decisión final.

Según recordó la hermana Clyde, después de esa conversación, el élder Oaks les dijo: 

“Acaban de presenciar un momento histórico”.

El día de la proclamación

Los miembros de la congregación cantan en el Tabernáculo de Salt Lake durante la Reunión General de la Sociedad de Socorro cuando se leyó por primera vez «La Familia: Una Proclamación para el Mundo» el 23 de septiembre de 1995. Imagen: Church News.

El 23 de septiembre de 1995, en el Tabernáculo de Salt Lake, las hermanas de la Sociedad de Socorro compartieron mensajes sobre la fortaleza y los desafíos de la familia. Luego, el presidente Hinckley se dirigió a las mujeres de la Iglesia. En su discurso, advirtió sobre las ideas del mundo y declaró:

“En cumplimiento de esto, nosotros, la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles, emitimos una proclamación relativa a la familia”.

Acto seguido, leyó por primera vez “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”.

Un legado que permanece

La proclamación fue publicada poco después en las revistas de la Iglesia y traducida a más de cien idiomas. Desde entonces ha sido citada en cada conferencia general y compartida con líderes cívicos y religiosos en todo el mundo.

Hoy, sigue siendo un documento profético que nos recuerda que la familia está en el centro del plan de Dios y que el matrimonio entre un hombre y una mujer es ordenado por Él.

Fuente: Church News 

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