Con 101 años de vida y varias décadas de servicio al frente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el presidente Russell M. Nelson continúa guiando a 17,5 millones de miembros en todo el mundo con fe y dedicación.

Su longevidad y entrega al servicio son motivo de gratitud para los Santos de los Últimos Días, quienes lo reconocen como un líder ejemplar, lleno de fe y esperanza.

El presidente Nelson ha servido como líder de la Iglesia durante 7 años, desde enero de 2018. Antes de ser llamado como profeta, dedicó más de 30 años de servicio como apóstol y, además de su labor religiosa, fue un reconocido cirujano cardíaco que desarrolló técnicas pioneras que salvaron miles de vidas.

El Dr. Russell M. Nelson explica un procedimiento quirúrgico a una enfermera. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Bajo su liderazgo, la Iglesia de Jesucristo ha experimentado un notable crecimiento en la construcción de templos, el fortalecimiento de los programas de estudio del evangelio y el llamado a los miembros a centrarse más plenamente en Jesucristo.

Su vida dedicada al servicio de Dios y a los demás sigue inspirando a millones de personas en todo el mundo, mostrando que incluso en la edad avanzada, la luz del evangelio sigue brillando con claridad.

Desafíos de salud propios de su edad

Tate Chan, de tres años, abraza al presidente de la Iglesia, Russell M. Nelson, después de un devocional en Singapur el miércoles 20 de noviembre de 2019. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Aunque se mantiene notablemente saludable para alguien de 101 años, el presidente Nelson ha enfrentado en los últimos años algunos retos propios de su avanzada edad.

En mayo de 2023, comenzó a utilizar un andador o silla de ruedas debido a problemas de equilibrio, y meses después sufrió una caída que le provocó una lesión en la espalda, impidiéndole asistir presencialmente a la conferencia general de ese año.

A pesar de ello, continuó compartiendo sus mensajes mediante videos grabados, mostrando su compromiso constante de brindar guía espiritual a los miembros de la Iglesia.

El Presidente Russell M. Nelson y su esposa, Wendy, salen del Templo de Syracuse, Utah, después de la ceremonia de dedicación el domingo 8 de junio de 2025. Créditos: Jeffrey D. Allred, Deseret News

Más recientemente, el presidente Nelson compartió con los apóstoles del Cuórum de los Doce que su vista se ha debilitado.

En una conferencia de estaca en Kentucky, el élder Quentin L. Cook relató que el presidente Nelson les expresó con humildad: “Ya no puedo ver”, y les dio permiso para compartirlo con los miembros.

El élder Cook añadió con aprecio: “Eso es lo único que no puede hacer”, destacando que, a pesar de esta limitación visual, el presidente Nelson mantiene su mente, su fe y su dedicación firmes.

Un portavoz de la Iglesia recordó que el propio presidente Nelson ya había mencionado durante la conferencia general de abril que “sus ojos continúan envejeciendo”.

La participación del profeta en la próxima conferencia general de octubre aún no está confirmada, aunque en reuniones recientes ha asistido a algunas sesiones en el Centro de Conferencias de Salt Lake City y ha compartido sus discursos mediante videos previamente grabados.

Seguir al profeta

Su longevidad y entrega al servicio son motivo de gratitud para los Santos de los Últimos Días, quienes lo reconocen como un líder ejemplar, lleno de fe y esperanza. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Para muchos miembros, el hecho de que el presidente Nelson siga presidiendo a la Iglesia a los 101 años es un motivo de gratitud, algo que también se ve reflejado en las muchas oraciones por su bienestar.

Sus desafíos de salud, como las limitaciones en su visión, son parte natural de la experiencia mortal y al mismo tiempo recuerdan la bendición de seguir contando con su liderazgo y su ejemplo de servicio y devoción.

Como comunidad de fe, los Santos de los Últimos Días están invitados a mantener al profeta presente en sus oraciones, pidiendo por su salud, bienestar y fortaleza.

Reconocer con respeto sus desafíos y acompañarlo con oración es una forma de agradecer el privilegio de recibir su guía espiritual y de fortalecer la esperanza en el evangelio de Jesucristo.

Fuente: The Salt Lake Tribune

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