Pregunta

Una de las dudas más comunes del Libro de Mormón tiene que ver con sus locaciones. Al leer atentamente, podemos quedar cautivados con ciudades como Zarahemla y Abundancia. Pero, ¿dónde se encuentran esos lugares actualmente?
Esta pregunta ha estado presente en la mente de muchos líderes y miembros de la Iglesia de Jesucristo desde los tiempos de la restauración. Con cada hallazgo arqueológico, se han producido teorías para encontrarlos. Sin embargo, nada ha dado una respuesta completa.
En medio de esta interrogante constante, muchos se preguntan: ¿Necesito saber dónde están las ciudades antiguas del Libro de Mormón para creer en sus enseñanzas?
Respuesta

Aunque las escrituras describen lugares como los ya mencionados, el Señor aún no ha revelado su posición exacta. Siendo honestos, no hay evidencia concreta sobre dónde estuvieron lugares como Zarahemla o Abundancia.
Lo único que sabemos es que los hechos narrados en el Libro de Mormón sucedieron en algún lugar de las antiguas Américas y que sus habitantes se ubican entre los antepasados de los indios americanos.
Sin embargo, esto no es un impedimento para creer. Debemos recordar que el propósito central del Libro de Mormón es acercarnos a Cristo, no a civilizaciones antiguas. Tal como enseñó el Salvador:
“Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. (Juan 5:39)
Un interés antiguo

A pesar de que la Iglesia de Jesucristo no ha indagado a fondo sobre estas ciudades antiguas, el interés por ubicarlas despertó la curiosidad de muchos a lo largo del tiempo, como George Q. Cannon, periodista y religioso estadounidense, quien supuso que aquellas ciudades se ubicaban en el oeste de Estados Unidos.
Entre otras suposiciones, se mencionaron lugares como el sur de México y Guatemala, países de Sudamérica, e incluso el mismo istmo de Tehuantepec. ¿Alguien dio con el lugar exacto? Lamentablemente, nadie.
¿Por qué no hay respuestas definitivas? Porque nuevamente, el Libro de Mormón no es un manual geográfico sino una guía espiritual. Quizás la razón de que el Señor no haya revelado las ubicaciones exactas es porque no lo necesitamos para recibir su mensaje central.
“Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados”. (2 Nefi 25:26)
El verdadero mensaje

Al final, no importa si Zarahemla estuvo en Guatemala o si Abundancia estuvo en México o en otro lugar. Lo que importa es que las enseñanzas, los convenios y los milagros que se relatan allí siguen cambiando vidas hoy.
Puede que las investigaciones avancen y se mencionen nuevos lugares, pero si tenemos una verdadera perspectiva espiritual, comprenderemos que saberlo o no saberlo no afecta para nada nuestra fe.
El Señor declaró:
“Ni os preocupéis tampoco de antemano por lo que habéis de decir; mas atesorad constantemente en vuestras mentes las palabras de vida, y os será dado en la hora precisa la porción que le será medida a cada hombre”.
Del mismo modo, no hay que preocuparnos por los detalles que Dios no ha revelado. Lo que sí sabemos, y eso es suficiente, es que el Libro de Mormón es otro testamento de Jesucristo y sus enseñanzas son verdaderas.
Fuente: AskGramps




Antes pensaba mucho en donde se ubican varias ciudades, pero lo sabremos en el tiempo del Señor, puede que sea en esta vida o quizá en el milenio, donde todo será revelado, lo importante para mí es que este libro me acerca más a Jesucristo a través de la lectura que realizó.
En un tiempo escribí cada ciudad que menciona el Libro de Mormón, lo volver hacer solo para tener una historia y divertirme.
El libro de Mormón realmente ha cambiado mi vida y cuando más desafíos tengo más lo leo, y me llena mucho mi espíritu y mi mente.
Amo las enseñanzas del libro y sé que habla de Cristo mi Salvador y mi Redentor, no solo mío de la humanidad desde Adán hasta que nazca la última persona que tenga que venir a esta tierra, el expio los pecados de toda la humanidad.
Pero para llegar a el tenemos que hacer de nuestra parte todo lo que podamos, luego será por su gracia, pero antes debemos esforzarnos siempre por cumplir sus mandamientos.
Qué hermoso testimonio, Elmer. Es maravilloso cómo el Libro de Mormón puede acercarnos más a Jesucristo y fortalecer nuestro espíritu en los desafíos de la vida.