La masacre que desató pánico en una capilla de la Iglesia de Jesucristo en Grand Blanc, Michigan, el pasado domingo 28 de septiembre, dejó varios afectados con testimonios sobre la tragedia que aún esperan ser revelados.
Lo que parecía ser un domingo normal de adoración inofensivo concluyó en una horrible escena de terror. En cuestión de minutos, el horrible sonido de las balas, el fuego expandiéndose y los gritos de espanto terminaron con la paz del lugar. ¿Cómo habrías reaccionado de haber estado allí?
@masfe.org Este domingo 28 de septiembre, un sujeto armado atentó contra una capilla de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante los servicios dominicales, ocasionando el fallecimiento de al menos 4 miembros de la congregación e incendiando el edificio de la iglesia en el proceso. Pero lo que más impactó en los presentes fue el amor cristiano que los hermanos de la congregación demostraron al proteger con sus cuerpos a las mujeres y niños, recordando y poniendo en práctica las palabras de Jesucristo: “nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” #masfe #sud #michigan
Quizás algunos hubieran quedado congelados por el shock y otros no lo hubieran pensado y hubieran escapado violentamente para resguardar sus vidas. Pero muy por el contrario, en medio del caos, ocurrieron actos de fe y valentía que demuestran que:
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor”. (1 Juan 14:18)
Escudos humanos de fe

Tan pronto como el tiroteo comenzó, los hermanos varones actuaron casi por instinto y en lo que pareció la obra de una asombrosa sincronía mental colectiva, reunieron a las mujeres y a los niños y los rodearon para protegerlos del peligro. ¡Cuánto valor de verdaderos hombres de fe!
Ellos sabían que al hacer esto, se convertirían en blancos fácilmente expuestos al daño causado por el perpetrador, pero su amor por la vida de sus esposas e hijos fue más grande que el temor a perder la vida. Este gesto nos recuerda las palabras del Salvador cuando declaró:
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”.
En efecto, algunos murieron y otros resultaron heridos, pero así como los pioneros de la época de la restauración, demostraron su compromiso con el mandamiento de amar al prójimo mediante aquel acto heróico.
La fortaleza de una comunidad

A parte de este acto de valor, también hubieron otras historias dignas de ser mencionadas. En medio de la tragedia, hermanos y hermanas mantuvieron la calma y ayudaron a evacuar a niños, jóvenes y adultos por las salidas traseras del centro de reuniones.
El hermano Brian Taylor, uno de los testigos presentes en la congregación, relató que luego de ayudar a evacuar, acudió rápidamente al encuentro de su esposa, quien estaba con algunas hermanas mayores.
Rápidamente las ayudó a subir a su auto para ponerlas a salvo cuando el victimario apareció para impactar el coche con las balas de su arma. Las balas rompieron los vidrios del auto causando que los brazos y el rostro de Brian sangraran, pero aún así, logró salvar a su esposa y a las hermanas.
Actos como estos nos recuerdan las palabras del élder Mark A. Bragg, de los Setenta cuando exclamó:
“Incluso en los tiempos de mayor dificultad y oscuridad, hay luz y bondad a nuestro alrededor”.
Responder al odio con amor

Finalmente el victimario fue muerto pero aquellas escenas brutales y la sensación de miedo y minutos de terror jamás escaparán de los recuerdos de aquellos que fueron víctimas como Brian Taylor.
Aquel atentado fue un ataque contra la fe, pero los actos valientes de esta congregación en Michigan nos recuerdan que la mejor respuesta ante la agresión siempre es el amor, no el odio ni la venganza.
Responder con amor no siempre es fácil, pero podemos encontrar valor en las promesas del Señor en las escrituras.
“Quisiera que fueseis firmes e inmutables, abundando siempre en buenas obras para que Cristo, el Señor Dios Omnipotente, pueda sellaros como suyos, a fin de que seáis llevados al cielo, y tengáis salvación sin fin”. (Mosíah 5:15)
Mientras contemplamos esta tragedia desde una perspectiva esperanzadora, sigamos orando por todas las familias víctimas de este atentado y sigamos su ejemplo al experimentar cualquier tipo de agresión injustificada.
Si nos unimos como comunidad de fe, brindaremos un poderoso testimonio de que aunque el mal ataque, jamás derrotará el amor de Cristo que vive en el corazón de nosotros, Sus discípulos.
Fuente: Deseret News
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