A los 93 años, falleció Teresita Cachimuel Cachiguango de Tabango el 3 de octubre de 2025, recordada con cariño como la primera mujer kichwa otavaleña en unirse a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Su vida fue un ejemplo de fe, trabajo y servicio constante, y su legado perdura entre su familia y su comunidad.

Nació el 3 de septiembre de 1932 en Cotama, hija de Isidro Cachimuel y María Juana Cachiguango Muenala. Desde pequeña demostró un espíritu fuerte y trabajador.

Su niñez transcurrió ayudando a su familia: cuidaba a sus hermanos menores, pastoreaba ovejas y vacas, y trabajaba en la hacienda San Vicente sin recibir remuneración. Creció rodeada de los paisajes andinos, entre la sencillez de la vida rural y el esfuerzo diario.

Cuatro generaciones de miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de la familia de Teresita Cachimuel de Tabango. Imagen cortesía de la familia.

A los 20 años, se casó con Rafael Tabango, con quien formó una familia numerosa. De sus 15 hijos, sobrevivieron cuatro, y con el paso de los años llegaron 18 nietos y 15 bisnietos, quienes hoy la recuerdan como el corazón de su hogar.

En su comunidad, mamita Teresita fue un ejemplo de servicio y compromiso. Participó en mingas, trabajos comunitarios tradicionales, para mejorar las condiciones de vida en Cotama. Contribuyó en la construcción de caminos, sistemas de alcantarillado, agua potable y alumbrado eléctrico, incluso cargando postes de cemento y colaborando en la limpieza de tanques. Fue una mujer incansable, dedicada a la agricultura y la ganadería, y siempre compartió lo que tenía con los demás.

Su fe fue la fuerza que la sostuvo durante toda su vida. En 1964, se convirtió en la primera mujer kichwa de Otavalo en aceptar el evangelio de Jesucristo, permaneciendo fiel a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días hasta el final de sus días.

Pioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en el año 1974. Entre ellos se encuentra Teresita Cachimuel. Imagen, Facebook.

Dentro de la Iglesia sirvió en distintos llamamientos, entre ellos consejera de la Sociedad de Socorro, maestra en la Primaria y líder en la organización de las Mujeres Jóvenes. Quienes trabajaron con ella la recuerdan como una mujer humilde, generosa y llena de luz.

“Mamita Tere”, como la llamaban sus vecinos y amigos, se ganó el cariño de todos por su sonrisa, su sencillez y su disposición a ayudar. Su vida fue una manifestación constante de amor al prójimo, de fe inquebrantable y de gratitud hacia Dios.

Teresita Cachimuel deja un legado imborrable en Otavalo y entre los Santos de los Últimos Días en Ecuador. Fue una pionera de fe, una mujer que abrió camino para muchas otras y cuya fortaleza y ejemplo seguirán inspirando a generaciones de su familia y de su pueblo.

En Más Fe oramos por su familia y amigos, esperando que puedan sentirse sostenidos y reconfortados.

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