Hay momentos en los que, incluso con un testimonio firme, las preguntas comienzan a surgir. No es que hayamos perdido la fe, sino que estamos intentando entenderla mejor. A veces las dudas aparecen sin buscarlas, y otras veces llegan después de escuchar algo que nos desconcierta o luego de pasar por una prueba difícil.
Lo importante es recordar que dudar no nos convierte en personas menos creyentes, sino en buscadores sinceros de verdad. En el camino del Evangelio, las preguntas no son un obstáculo: son una invitación de Dios a profundizar, a aprender y a fortalecer lo que ya creemos.
Dudar no te hace menos creyente

Durante años se ha pensado que tener dudas significa tener poca fe. Pero no es así. Las dudas son parte del proceso de crecimiento espiritual.
El élder Dieter F. Uchtdorf enseñó:
“Antes de dudar de tu fe, duda de tus dudas.”
(Conferencia General, octubre de 2013)
Cada uno de nosotros está en una etapa diferente del camino. Tener preguntas no te hace débil; te hace humano. Significa que estás pensando, reflexionando y queriendo entender mejor.
La fe no es ausencia de preguntas

La fe no es ciega ni pasiva. Creer no significa tener todas las respuestas, sino confiar en Dios mientras las buscamos.
El élder Jeffrey R. Holland dijo una vez:
“Sostén la luz que ya tienes, hasta que llegue más luz.”
(Conferencia General, abril de 2013)
Esa es la esencia de la fe: avanzar aun cuando no vemos todo el camino. Las preguntas no son enemigas de la fe; son compañeras de viaje cuando aprendemos a enfrentarlas con humildad.
Qué hacer cuando surgen dudas

Cuando las dudas lleguen, porque tenlo poor seguro que llegarán, recuerda estas tres cosas:
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Busca en las fuentes correctas.
No todas las respuestas que circulan en internet provienen de lugares confiables. Consulta fuentes confiables sobre la Iglesia, discursos de líderes, o personas de confianza con un testimonio firme. -
Ora y estudia con intención.
Dios no teme nuestras preguntas. Él nos invita a preguntar, buscar y llamar. La oración sincera y el estudio del Evangelio abren puertas de comprensión que ningún buscador casual puede alcanzar. -
No te aísles.
Hablar con otros creyentes, líderes o amigos de fe puede darte perspectiva. La comunidad y el Espíritu Santo pueden traer paz cuando la mente se llena de ruido.
Las dudas pueden fortalecer tu fe

Tener dudas no te aleja de Dios si decides enfrentarlas junto a Él. Las preguntas sinceras te empujan a aprender, a profundizar y a fortalecer tu testimonio.
La clave está en no dejar que la duda se convierta en desánimo.
Como enseñó el presidente Russell M. Nelson:
“El Señor ama el esfuerzo, porque el esfuerzo trae crecimiento.”
(Conferencia General, abril de 2020)
Tener dudas no significa que hayas perdido tu testimonio; significa que estás listo para hacerlo crecer. No temas preguntar, pero hazlo desde la fe, no desde la incredulidad. Busca respuestas en el lugar correcto, mantente cerca del Espíritu y recuerda: Dios no se ofende por tus preguntas; se alegra de que sigas buscándolo.



