Uno de los objetivos más importantes para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el matrimonio. Muy por el contrario del pensamiento público, para nosotros el matrimonio se trata de un convenio sagrado y eterno que requiere preparación juiciosa.

Es por eso que muchos Santos de los Últimos Días están a la búsqueda de la “persona perfecta” antes de comprometerse. Sin embargo, esa espera puede resultar en una presión innecesaria.

Frente a este pensamiento, autoridades generales como el élder Dieter F. Uchtdorf han compartido advertencias inesperadas. El élder Uchtdorf una vez declaró:

“Ahora diré algo breve a los hermanos solteros que se engañan pensando que deben encontrar a la “mujer perfecta” antes de empezar una relación seria o casarse. Mis queridos hermanos, un recordatorio: en caso de que hubiera una mujer perfecta, ¿creen realmente que se interesaría en ustedes?

La perfección no es un requisito

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El amor eterno solo se construye en la disposición de dos almas imperfectas por acercarse a Cristo. Imagen: Masfe.org

Puede que las palabras del élder Uchtdorf suenen directas y hasta tajantes para algunos, pero no tienen el propósito de ofender sino de llevarnos a la conciencia porque la verdad es que encontrar a la “persona perfecta” te tomará toda la vida.

Primero debemos recordar que no existe la persona perfecta ahora. Es por eso que el amor eterno solo se construye en la disposición de dos almas imperfectas por acercarse a Cristo y ser mejores juntas.

Si bien el Salvador enseñó:

“Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.

Esto no quiere decir que la perfección sea una condición para amar, sino más bien un llamado a trabajar en nuestras debilidades para eventualmente llegar a ser perfectos. Así que no pongas a la “perfección” como un requisito para el matrimonio.

¿Si mi relación es plana?

El matrimonio a la manera de Cristo se construye poco a poco. Imagen: Canva

En la sociedad actual, vemos cómo el amor se ha degradado. Se tiene el pensamiento de que si la relación “no funciona” o “ya no se siente lo mismo”, entonces hasta ahí quedó el amor. Pero el mismo élder Uchtdorf afirmó una perspectiva distinta del amor bajo el conocimiento eterno:

“Hermanos, quienes salvan su matrimonio entienden que este trayecto requiere… caridad, el amor puro de Cristo. No importa cuán plana sea su relación en el presente, si siguen añadiendo piedritas de bondad, compasión, atención, sacrificio, comprensión y abnegación, con el tiempo una gran pirámide comenzará a elevarse”.

El matrimonio a la manera de Cristo se construye poco a poco y, aunque no todo sea perfecto en la relación conyugal, elegir comprometerse cada día trae las bendiciones de Dios en el matrimonio.

“No os canséis de hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran obra”. (D&C 64:33)

El matrimonio también es una gran obra que, con paciencia, podrá sobrevivir a los desafíos que vengan. Para esto, nuevamente no necesitamos a una “persona perfecta” sino a alguien que nos eleve hacia Cristo.

El antídoto para el divorcio

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Aún cuando se intenta salvar el matrimonio, algunos pasan por periodos de crisis. Imagen: Canva

Aún cuando se hacen todos los esfuerzos por salvar el matrimonio, algunos pasan por grandes periodos de crisis, lo que les lleva a considerar la decisión difícil del divorcio. Para ellos, el élder Uchtdorf aclaró:

“Corro el riesgo de mencionar algo obvio, pero el divorcio raras veces ocurre cuando el esposo y la esposa son felices. Así que, ¡sean felices!”

A esto le siguió un consejo especial del élder Uchtdorf para los esposos:

“Y hermanos, sorprendan a su esposa al hacer cosas que la hagan feliz”.

Si el Señor está incluido en nuestra relación, el matrimonio triunfará. Imagen: Canva

Si buscamos que nuestro cónyuge sea perfecto o perfecta, nuestros altos estándares afectarán el ambiente armonioso, lo que eventualmente resultará en un matrimonio infeliz. Por otro lado, si vemos lo bueno en nuestro cónyuge y hacemos los esfuerzos por mejorar, nunca faltará la felicidad.

Tal vez no exista la mujer o el hombre perfecto, pero sí existe un amor perfecto: el amor a la manera de Cristo. Si Él está incluido en nuestra relación, el matrimonio triunfará.

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