Muchos se cuestionan si aprender sobre el mundo de los espíritus es sencillo, sin embargo, existe esta pregunta: ¿Es posible retroceder del paraíso espiritual a la prisión espiritual?
Después de la muerte, las personas entran a lo que las Escrituras llaman el mundo de los espíritus, un estado temporal previo a la resurrección y al juicio final.
En la antigüedad, los cristianos se referían a este lugar como el mundo de los espíritus, entendiendo que todos iban allí, justos e injustos, hasta el día en que Dios juzgara a Su pueblo.

El profeta José Smith enseñó que estos términos no describen lugares separados, sino un mismo mundo con estados espirituales diferentes. El Libro de Mormón utiliza dos palabras para describirlos: paraíso y prisión espiritual (Alma 40:13-14).
No se trata de muros, sino de una separación espiritual, un “gran abismo” que simboliza la distancia entre la paz de los justos y la angustia de quienes aún no han aceptado el evangelio ni se han arrepentido.
¿Quién entra al paraíso espiritual?

A veces imaginamos el paraíso espiritual como un lugar reservado solo para miembros de la Iglesia de Jesucristo. Sin embargo, tanto las Escrituras como los profetas enseñan que su entrada depende más de la disposición del corazón que de la pertenencia formal.
Alma explica que quienes eligen lo bueno y buscan arrepentirse son recibidos en un estado de descanso y paz. En cambio, quienes persistieron en el mal, rechazaron la luz o no conocieron el evangelio, se encuentran en un estado de oscuridad, remordimiento y aprendizaje pendiente.
La entrada al paraíso, por lo tanto, refleja el carácter de una persona: su humildad, su deseo de seguir a Dios y su disposición a arrepentirse.
Un punto clave que distingue la doctrina restaurada es que la prisión espiritual no es un castigo eterno, sino una etapa de aprendizaje, reflexión y oportunidad.
Las Escrituras lo describen como un lugar donde los espíritus siguen pensando, escogiendo y recibiendo enseñanzas.
«Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo fueron desobedientes, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, a saber, ocho, fueron salvadas por agua». – (1 Pedro 2:18-20).

Después de Su muerte, Jesucristo organizó una obra extraordinaria: los justos del paraíso fueron llamados a predicar el evangelio a quienes estaban en la prisión espiritual.
“Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos; para que sean juzgados en la carne según los hombres, pero vivan en el espíritu según Dios”. (1 Pedro 4:6)
Allí enseñan principios como la fe en Cristo, el arrepentimiento y la importancia de las ordenanzas salvadoras.
Cuando un espíritu acepta el evangelio, las ordenanzas realizadas por los vivos en los templos permiten que esa persona avance hacia la paz del paraíso.
Es un recordatorio poderoso del amor de Dios: nadie queda sin oportunidad.
Entonces… ¿Es posible retroceder?

Todo lo que enseñan las Escrituras apunta a una dirección: progresión. No existe evidencia doctrinal ni enseñanza revelada que hable de personas que, una vez recibidas en el paraíso espiritual, “regresen” a la prisión espiritual. ¿Por qué?
- Ya vencieron la influencia directa de Satanás.
Brigham Young enseñó:“Cuando vayamos al mundo de los espíritus, si somos fieles a nuestra religión, los espíritus caídos, Lucifer y la tercera parte de las huestes del cielo que se fueron con él y los espíritus de hombres inicuos que moraron sobre la tierra, todos ellos combinados, no tendrán influencia alguna sobre nuestros espíritus. ¿No es acaso una gran ventaja eso? Sí. Todos los otros hijos de los hombres estarán más o menos sujetos a ellos, y estarán sujetos a ellos como lo estuvieron cuando vivían aquí en la carne”.
- El paraíso es un estado de reposo y de paz.
No es simplemente una ubicación, sino el resultado natural de un carácter moldeado por decisiones correctas. Volver a un estado de oscuridad sería contrario al propósito mismo del evangelio: llevarnos “de gracia en gracia”. - La elección ya fue hecha en la mortalidad.
Alma afirmó que “ese mismo espíritu” que gobierna nuestras decisiones en la vida continúa con nosotros en la eternidad. Quienes viven la fe, buscan arrepentirse y siguen a Cristo no pierden repentinamente ese deseo después de morir.

Por estas razones, aunque las Escrituras describen un camino de la prisión hacia el paraíso, no describen un camino de retorno hacia atrás.
A veces pensamos en el mundo de los espíritus con ansiedad o preocupación. Pero la doctrina restaurada nos muestra un panorama lleno de misericordia:
- Todos tendrán una oportunidad justa.
- Nadie será castigado eternamente por ignorancia.
- Cristo envió a Sus siervos a enseñar incluso a los que parecen más perdidos.
- Las ordenanzas vicarias permiten que las bendiciones lleguen a todos.
La gran verdad es esta: el evangelio siempre invita a avanzar, nunca a retroceder. El mundo de los espíritus no rompe ese patrón; lo confirma.
Fuente: Ask Gramps
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Quisiera saber porque aquí dicen esto :(A veces imaginamos el paraíso espiritual como un lugar reservado solo para miembros de la Iglesia de Jesucristo. Sin embargo, tanto las Escrituras como los profetas enseñan que su entrada depende más de la disposición del corazón que de la pertenencia formal.) Y luego dicen que en el paraíso están solo los que aceptan el evangelio y las ordenanzas. Podrían explicarme
Hola Edy. Gracias por tu pregunta. Las enseñanzas sobre el mundo de los espíritus se centran en que Dios mira la disposición del corazón. Aceptar el evangelio y las ordenanzas allí se refiere a recibir el mensaje con sinceridad, incluso si aún no se tuvo esa oportunidad en la vida terrenal. No se contradicen, sino que se complementan. Gracias por escribirnos.