El Tifón Kalmaegi, conocido localmente como Tino, dejó una profunda huella en los Santos de los Últimos Días  Filipinas tras causar inundaciones severas, deslizamientos de tierra y extensos daños a viviendas e infraestructura.

Hasta la noche del miércoles 5 de noviembre, la prensa local y agencias internacionales reportaron al menos 114 fallecidos y 127 personas desaparecidas, según datos de la Associated Press.

Créditos: Jacqueline Hernandez, Associated Press

La mayor parte de las víctimas se registraron en la provincia central de Cebú, donde el tifón descargó en un solo día el equivalente a un mes y medio de lluvias, de acuerdo con el meteorólogo estatal Benison Estareja.

El fenómeno avanzó por la región central del país con vientos que alcanzaron los 166 km/h cuando tocó tierra, y posteriormente continuó hacia Vietnam.

Respuesta inmediata de la Iglesia de Jesucristo

Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Ante la magnitud de los daños, la Iglesia de Jesucristo activó de inmediato sus planes de emergencia junto a los líderes locales. Cerca de 90 centros de reuniones han sido habilitados como refugios temporales, donde actualmente más de 7,300 personas han encontrado resguardo.

En estos espacios se está distribuyendo alimento, agua potable, kits de higiene, baldes con sistemas de filtración y se ha proporcionado acceso a internet satelital Starlink para mantener la comunicación en zonas donde la infraestructura ha quedado dañada o es inestable.

Créditos: Jacqueline Hernandez, Associated Press

La Sala de Prensa de la Iglesia en Filipinas informó que aproximadamente 6,200 miembros de la Iglesia han sido afectados, con daños que incluyen pérdida de viviendas y pertenencias.

Ocho centros de reuniones sufrieron daños estructurales, especialmente filtraciones y anegamientos. El Templo de Cebú registró filtraciones menores, pero se mantiene operativo.

Los misioneros asignados a las áreas más afectadas permanecerán temporalmente en el Centro de Capacitación Misional de Manila mientras se evalúan y preparan nuevamente sus alojamientos.

Un llamado a apoyo continuo

Créditos: Jacqueline Hernandez, Associated Press

La Sala de Prensa en Filipinas señaló que, aunque la ayuda inicial ya está en marcha. Aún existe una necesidad urgente de apoyo adicional, especialmente en alimentos y agua potable para las familias desplazadas, kits de higiene personal, soluciones de refugio transitorio, medicamentos y vitaminas para prevenir brotes de enfermedad en zonas inundadas, así como generadores eléctricos y acceso a internet para restablecer la comunicación en comunidades que permanecen aisladas.

La Presidencia de Área de Filipinas continúa coordinando esfuerzos con líderes locales y autoridades civiles en Cebú y provincias vecinas.

El paso del Tifón Kalmaegi llega poco más de un mes después de un terremoto de magnitud 6.9 que también afectó Cebú y zonas cercanas, y tras la respuesta humanitaria de la Iglesia durante el tifón Co-may en julio.

A pesar de estos desafíos, miles de miembros de la Iglesia, junto a sus comunidades, continúan ofreciendo mano de obra, refugio y esperanza en medio de la recuperación.

Fuente: Church News

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