Cada año, el evento Luz de las Naciones reúne a cientos de miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para celebrar la fe, la cultura y la unidad. Pero este año fue especial. Entre música, danza y testimonios, la presentación se convirtió en un recordatorio del poder del Evangelio para unir corazones más allá de fronteras o idiomas.
El presidente Dallin H. Oaks, quien asistió al evento, compartió que fue un momento particularmente significativo, ya que se conmemoró el centenario de la predicación del Evangelio restaurado en Sudamérica. Un siglo de fe, servicio y crecimiento espiritual que hoy se refleja en millones de discípulos de Cristo a lo largo del continente.
Una noche de fe y gratitud

El presidente Oaks compartió que ha participado en este evento durante varios años, y expresó cuánto le inspira ver la devoción y el espíritu de los miembros latinos de la Iglesia.
Este año, la presentación tuvo un significado especial al conmemorar los 100 años desde que el Evangelio restaurado de Jesucristo comenzó a predicarse en Sudamérica.
El presidente Oaks destacó que los artistas se centraron en la paz que se encuentra en el Evangelio de Jesucristo. Este mensaje que tocó el corazón de quienes asistieron. Para él, fue un recordatorio de que, sin importar de dónde venimos, todos formamos parte de la misma familia celestial.
Un mensaje que une corazones

Al reflexionar sobre la experiencia, el presidente Oaks testificó que Dios ama a cada uno de Sus hijos y desea que aprendamos a amarnos unos a otros.
Su presencia en el evento fue un gesto de cercanía y aprecio hacia la comunidad latina, que continúa creciendo y fortaleciendo la Iglesia en todo el mundo.
“Fue un evento especialmente memorable”, escribió el presidente Oaks.
Destacó también cómo el arte, la música y la cultura pueden ser instrumentos para recordar el poder unificador del Evangelio de Jesucristo.
Un llamado a seguir al Salvador

El mensaje final del presidente Oaks resonó con sencillez y esperanza:
“Nuestro Padre Celestial nos ama a cada uno. Sigámosle mientras elegimos amarnos los unos a los otros.”
Ese recordatorio es, en esencia, el propósito de Luz de las Naciones, el celebrar la diversidad, fortalecer la fe y testificar que todos somos parte de una misma familia eterna.
En palabras y en presencia, el presidente Oaks mostró que la verdadera luz no solo se encuentra en el escenario, sino en cada corazón dispuesto a seguir al Salvador y reflejar Su amor al mundo.
Fuente: @dallinhoaks



